El estallido de la pandemia COVID-19 ha impactado profundamente a las comunidades urbanas y las ciudades de todo el mundo y ha planteado cuestiones fundamentales sobre el desarrollo urbano. Con más de la mitad de la población mundial viviendo en asentamientos urbanos formales e informales, la crisis actual ha demostrado la capacidad de las ciudades para abordar estos desafíos, pero también ha puesto al descubierto cuestiones fundamentales de igualdad, acceso y participación, entre otros. El impacto multidimensional de la contingencia, por ejemplo, resultó en medidas de bloqueo, el cierre de escuelas, espacios públicos e instituciones culturales, y el aumento del desempleo, así como el colapso del turismo y los ingresos relacionados en las ciudades, en particular. Agravó las desigualdades sociales y económicas profundamente arraigadas que provocaron un aumento del racismo y la xenofobia y la proliferación de la violencia doméstica. Las repercusiones están afectando de manera desigual a las poblaciones vulnerables, que a menudo viven en zonas densamente pobladas o informales, tienen un empleo precario y poca capacidad de recuperación financiera, junto con las dificultades para acceder a la educación a distancia, la atención médica y otros servicios esenciales. Las ciudades nos han llevado a repensar el desarrollo de las mismas en diferentes dimensiones: social, cultural, económica y ambiental. Las ciudades fueron de las primeras afectadas, pero también las primeras en responder. Un gran número de personas que viven juntas, combinado con una vibrante vida económica y cultural, hacen que las ciudades sean particularmente vulnerables a los desastres. Es por eso también que las ciudades son el lugar donde se idean numerosas soluciones creativas. Al dar respuestas locales inmediatas, así como repensar y reinventar las estructuras y tejidos urbanos para ser más sostenibles, las ciudades han demostrado su capacidad de adaptación a la cambiante situación global. Por ejemplo, las ciudades mexicanas, como en el resto del mundo, están compuestas por barrios diversos, el desarrollo urbano es multifacético y abarca diferentes aspectos y dimensiones de desarrollo para atender las diversas necesidades de las ciudades como oportunidades y empleo post Covid-19 (https://d.elhorizonte.mx/finanzas/era-post-coronavirus/2852754).
Quedó clara la necesidad de que las ciudades y otros asentamientos urbanos estén preparados para responder a las contingencias es fundamental para enfrentar dinámicas únicas que afectan dicha preparación. Las ciudades sirven como puertos de entrada importantes de los viajeros, tienen un mayor riesgo de propagación de enfermedades debido a las altas densidades de población y muchos tienen amplias redes de transporte público. Las diversas subpoblaciones tienen diferentes necesidades socioculturales y contienen grupos vulnerables. Algunos viven en viviendas hacinadas y deficientes, carecen de acceso a agua potable, saneamiento e instalaciones de higiene, y los que viven en asentamientos informales también suelen estar desempleados o dependen de las economías informales. Las ciudades también tienen centros de atención médica avanzada y son fundamentales para sistemas de salud más amplios. Sin embargo, la respuesta al COVID-19 ha demostrado que esto es a menudo una fortaleza, que marca la agilidad con la que las ciudades han podido actuar y diseñar soluciones relevantes a nivel local.
Durante los últimos meses, en todo el mundo, las ciudades han ideado medidas innovadoras para implementar bloqueos, promover el distanciamiento social y fomentar mayores medidas de higiene, con soluciones creativas para crear “una nueva normalidad”. Actualmente hay varias iniciativas cuyo objetivo principal es construir sobre las experiencias tangibles adquiridas por las ciudades en los últimos meses, como parte de una mayor reflexión sobre el futuro de las ciudades (https://en.unesco.org/news/unesco-cities-platform-brings-urban-stakeholders-together-discuss-future-cities?page=5). Ese futuro no se puede asegurar sin abordar los desequilibrios estructurales y las desigualdades de las que la pandemia nos ha hecho a todos, una vez más, conscientes. El COVID-19 ha trastocado todas nuestras vidas, no solo durante unos meses, sino de una manera mucho más profunda; sin embargo, la contingencia ofrece una oportunidad para concebir y trabajar activamente hacia un mejor futuro para las ciudades y sus habitantes. En estos momentos, es importante construir espacios en donde compartir experiencias e ideas, para acciones urbanas efectivas que pueden ayudar a las ciudades a cambiar su visión de futuro, por la realidad. Uno de esos espacios se encuentra en: https://www.colef.mx/evento/knowledge-cities-world-summit-2020-the-anthropocene-and-the-cities-preparedness-for-climate-change/
Dra. Blanca C. García.
El Colegio de la Frontera Norte.
