Tijuana, B.C., a 8 de febrero de 2018.- Frederich Nietzche escribió a un amigo que “la vida sin la música es sencillamente un error, una fatiga, un exilio”, pero, ahora imaginemos que no posees el sentido de la audición, que todo sonido y música nos fuera privado.
En esta edición de El Correo Fronterizo entrevistamos al Dr. Miguel Olmos, Doctor en antropología social y etnología por la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales e Investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colef, quien nos habló acerca de la música, el sonido y de la importancia de preservar la memoria auditiva a través del proyecto de fonoteca de El Colef.
Correo Fronterizo (C.F.): Buen día Dr. Olmos, para comenzar a adentrarnos en el tema de Cultural musical y sonora de la frontera ¿cuál es la diferencia entre sonido y música?
Dr. Miguel Olmos: Establecer esa diferencia es muy importante para dar a entender lo que nosotros hacemos en fonoteca. Un sonido es aquello que encontramos en nuestra cotidianidad, como lo sería abrir una puerta, caminar, hablar con alguien, el viento, todo lo que cabe, en lo que los estudiosos han llamado universo o contexto sonoro. La música, es algo diferente, es la organización de los sonidos de tal manera que tienen una voluntad estética para ser apreciados en colectivo, como lo sería una canción, sinfonía, verso melódico, etcétera.
Sin embargo, respecto al sonido y a la música existen diferencias entre sí, pero hay gente que ha tomado los sonidos y ruidos para hacer música, como lo sería la música industrial. Pero esto depende de la voluntad de creación de la persona.
C.F.: Los sonidos del campo son sonoridades diferentes a las de una ciudad, pero ¿entre ciudades estos sonidos también cambian?
Dr. Miguel Olmos: Por supuesto que existen las diferencias; entre la Ciudad de México y Tijuana hay similitudes, pero no hay que olvidar que nosotros resonamos de acuerdo al lugar en donde estamos y lo que estamos percibiendo.
Por ejemplo, como etnomusicólogo y otros amigos músicos, nos hemos dado cuenta que hay grupos indígenas que cantan de manera distinta por el entorno. Los Seris de Sonora tienen una voz más aguda por la humedad que hay por la cercanía que tienen con el mar, mientras que los Yaquis que están un poco más adentro tienen una voz un poco más pastosa. Esto refleja lo que comento acerca de resonar de acuerdo al sitio donde nos encontremos.
Lo anterior también se aplica a las ciudades. La Ciudad de México, como ciudad cosmopolita, tiene muchas culturas, escenarios, población de diferentes edades, tradiciones, es un mundo. La sonoridad que te vas a encontrar en un mercado de Tepito no es lo mismo que te vas a encontrar en un Swap Meet de aquí. El mercadeo se hace a gritos allá, mientras que aquí en Tijuana también se grita pero menos.
Hay un caso muy particular y es el de la India. Toda la gente en ese país se relaciona a través de los sonidos, cada persona tiene un sonido, un instrumento o algo en su vestimenta o en su cuerpo con lo que va haciendo un ruido, por ello todos se relacionan mediante los sonidos.
C.F.: ¿Qué papel social ha jugado la música entre regiones transfronterizas en la contemporaneidad?
Dr. Miguel Olmos: La música, como otras partes intangibles de la cultura, tiene muchas formas de intervenir en la vida de las personas. Aquí en la frontera, la música ha tenido un papel importante como cliché, Tijuana se ha dado a conocer no solamente en México sino en todo el mundo por ciertos clichés, es decir la droga, la prostitución, la violencia todo este tipo de cosas que sí existen pero que son un cliché visto desde el extranjero.
La música, además de estos elementos, es un ingrediente legítimo y enraizado, sobre todo la música popular. Tenemos el caso de la música popular de la frontera que ha crecido como ícono en el resto del país. Desde acá del norte, hemos colonizado toda América Latina y México. Los corridos suenan en Colombia, Perú, Argentina, Centroamérica y con la población migrante, que es bastante, éstos han sido resonadores de la cultura música fronteriza.
Podemos decir que la música ha sido un catalizador tanto para la identidad como para la forma de vida de las personas que han estado en contacto con la frontera.
C.F.: Hablando de los clichés, la conocida canción de Manu Chau de “Welcome to Tijuana” habla sobre lo que usted comentó anteriormente pero entonces ¿cuál es el papel o el rol de los y las cantantes respecto a la música?
Dr. Miguel Olmos: Hay muchos cantantes o artistas que aprovechan los clichés, porque éstos, manejados de manera muy talentosa pueden servir para crear un discurso. Pero el cantante también debería ser más franco, honesto y crítico, no solamente irse por lo que vende. Si yo cantara la canción de Manu Chao antes -de cantarla- diría “es que la realidad de Tijuana es tal pero yo estoy cantando otra, que es distinta. Pero como lo otro vende, ya no les importa quitar una idea que la gente va a consumir. Por eso muchas veces a los cantantes les resulta favorable, para sus bolsillos, estar vendiendo estos estereotipos o clichés.
Un estereotipo es aquella representación en la que una persona no necesita hacer mucho esfuerzo mental para representarse una realidad ajena con la primera referencia que tienen, sin involucrarse más allá.
C.F.: En la ciudad de Tijuana y San Diego se unen músicos en ambos de la frontera para realizar un encuentro llamado Fandango Fronterizo ¿podría hablarnos acerca de este de evento?
Dr. Miguel Olmos: Fandango Fronterizo es un encuentro que tiene unos 7 u 8 años que surgió de una iniciativa de algunos colegas de aquí de El Colef. En aquel entonces estaba trabajando sobre las músicas jarochas y conozco la proyección de esta música.
El son jarocho entra aquí a la frontera pero al mismo tiempo está en muchas partes del mundo. Te puedes encontrar fandangos en España, Francia, Berlín, Londres, Estados Unidos; ha sido una música que ha brincado fronteras con la cual los migrantes mexicanos, donde se encuentren, se identifican.
Como género el son jarocho no es propiamente fronterizo, pero se le ha hecho fronterizo gracias a la difusión cosmopolita que ha tenido.
Existen otras músicas que son fronterizas, porque se tocan en ambos lados de la frontera: el corrido, la música de banda. Y lo mismo ocurre en Andalucía y Barcelona con gente que ha migrado del norte de África.
Todo lugar donde vayan los migrantes es un lugar de música fronteriza o de música de diásporas.
C.F.: Sobre el proyecto actual de la fonoteca ¿Por qué es importante mantener una memoria mediante una fonoteca?
Dr. Miguel Olmos: Porque es un espacio para la recuperación de la memoria auditiva. Nos interesa ver cómo se transforma la sonoridad de la ciudad a través de las décadas y no solo las formas de hablar sino las herramientas sonoras.
No hay que pensar a la ciudad de Tijuana con una sonoridad generalizada, sino que hay entornos sonoros que resuenan de manera diferente, la playa, la carretera, el mercado, son sitios que tienen un contexto sonoro diferente. Lo que tratamos de hacer en la fonoteca es ver cómo se ha transformado la sonoridad a través del tiempo, salvaguardando los sonidos de la región fronteriza
C.F: Un comentario final para cerrar con la entrevista que quisiera agregar
Dr. Miguel Olmos: Invitarlos a escuchar, poner más atención en la escucha, qué tanto grita su vecino, qué tan fuerte escucha la música, por qué gritamos, por qué hay gente que grita menos, por qué gente en otras culturas tiene un tono de voz, mientras que otras gritan.
Ese tipo de cosas, ser conscientes nuestra cultura sonora. Escuchar música, saberla apreciar, reconocer instrumentos. Tratar de involucrarse en los discursos sonoros, es una experiencia muy recomendable que si la pueden realizar encontrarán grandes sorpresas.
Esta entrevista termina con el Dr. Miguel Olmos invitando a colaborar con la fonoteca de El Colef trayendo sus grabaciones para sumarlas al archivo sonoro que se está construyendo para preservar la memoria sonora de la región fronteriza.
Para conocer más acerca de este proyecto y cómo colaborar, puede consultar la convocatoria en: https://www.colef.mx/convocatoria/recuperacion-de-la-memoria-sonora-de-la-frontera/