La Jornada Baja California: Mr. Donald Trump quiere un muro con México

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Opinión de Guillermo Alonso Meneses Profesor - Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 30 de enero de 2017

El entonces presidente electo de los Estados Unidos, Mr. Donald Trump, en su primera gran rueda de prensa antes de asumir el mandato, aprovechó la ocasión para censurar abiertamente a la CNN por publicar información molesta –falsa según él-. Además, volvió a chantajear a las grandes multinacionales del automóvil estadunidense como Ford o Fiat-Chrysler y amenazó a México con construir un muro que deberá pagar el ya endeudado pueblo mexicano. Es decir, el republicano Trump no quiere saber nada de la libertad de expresión, del libre comercio ni de la dignidad de los Estados Unidos Mexicanos a los que les dio un trato de país “problemático” o, hablando claramente, de vecino molesto y pedigüeño.

Si alguien tenía dudas sobre la mala calaña de este personaje fanfarrón y ponzoñoso, es de esperar que ya haya cambiado de opinión. El problema es que este hombre de negocios sin escrúpulos, de elaborado tupé y pelo rubio teñido de peluquería, ya es el Presidente de los Estados Unidos de América. La mayor potencia mundial de los últimos dos siglos y principal socio de México. Es decir, puede hacerle gran daño a México, sobre todo a sus más de 50 millones de pobres y población económicamente vulnerable.

Estamos, por tanto, ante un abusador, un vulgar matón. Y, por si fuera poco, como si de una maldición bíblica se tratara, la coyuntura económica y política ha hecho que el dólar haya llegado a los 22.50 pesos [terrible récord histórico] o que la gasolina “roja”, la Premium, sobrepase los 17 pesos el litro. La inflación nacional para el 2016 seguramente rondará el 4% y Tijuana volverá a ser la ciudad con la mayor inflación de México como en el 2015 cuando alcanzó el 6%. Evidencias de una crisis, pero también del duro golpe a las frágiles economías familiares mexicanas.

Y porque estamos amolados, sorprende que nos amenace con construir un inservible y costoso muro y con deportar a millones de inmigrantes mexicanos. Evidentemente alguien debió de explicarle a Mr. Trump, tras ganar las surrealistas elecciones made in USA, que construir un muro fronterizo allí donde todavía no lo hay costaría muy caro, México no lo va a pagar y, una vez construido, la experiencia de los últimos 22 años -desde 1994- le ha demostrado a la Patrulla Fronteriza estadunidense que un solo muro no sirve para nada.

Bueno, construir un muro sí sirve para algo: para engañar al electorado reaccionario de derechas estadunidense haciéndoles creer que sí se hacen cosas en la frontera y que sí se combate la migración indocumentada. Un muro en la frontera es darle atole con el dedo a los votantes “estúpidos”. Entre otras cosas, porque las actuales cifras de mexicanos detenidos en la frontera son las más bajas de los últimos 40 años o porque las drogas se pasan por debajo de los muros.

Dicho de otra manera, ya sabemos que la política de Mr. Trump es para “apantallar a los pendejos”. Lástima por los estadunidenses demócratas y responsables. Ellos van a saber por propia experiencia que lo peor que le puede pasar a un país es poner a gobernar a un pendejo con iniciativas. Dentro de unos meses, en Washington sabrán que apostarle a Trump es lo más parecido a soltar a una chiva con hambre en una cristalería.

El problema es que esa cristalería pertenece a la comunidad internacional, es el Mundo, y en medio de ella se encuentra México. Y los primeros jarrones costosos que se han caído hecho añicos contra el suelo han sido las inversiones abortadas que la Ford o Fiat-Chrysler tenían previstas realizar en México. El estar tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos no explica tamaña mala suerte. Pero lo cierto es que México está obligado a reinventarse, más que nunca necesita ser gobernado y planificado por gente inteligente, eficiente, con un auténtico sentido del servicio público. Y para eso los votantes deberían comenzar a votar inteligentemente.

Ojalá que el mandato de Donald Trump sea breve y leve. Porque todo apunta a que si sigue por el mismo camino, en lugar de un muro fronterizo, lo que va a tener es más de un 5 de mayo. Todo apunta a que los Estados Unidos de Trump están condenados a cosechar un conflicto tras otro; una derrota tras otra. Sabíamos que los procesos electorales corrompidos que ponen a presidentes espurios suelen acabar en tragedia. Pero jamás nos imaginamos que Washington DC sería la capital de una República Bananera que a partir de este 20 de enero tiene por presidente a un fantoche que quiere un muro.

Guillermo Alonso Meneses
Investigador de El Colegio de la Frontera Norte