Habitat, Urbe y Orbe

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Opinión de Blanca Cecilia García Quiroz de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 26 de octubre de 2016

La proverbial frase que usamos en México de «Mi casa es su casa» para dar la bienvenida a los visitantes a nuestro espacio vital cobra nueva importancia en el contexto de Hábitat III, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible, que se desarrolló esta semana en Quito, Ecuador del 17 al 20 de octubre. En realidad, la pregunta esencial fue: ¿en qué estado se encuentra nuestra casa?

Los resultados y decisiones tomadas en dicha conferencia se estarán intercambiando a largo plazo, como la esencia de la conferencia misma: cada 20 años se ha convocado a la comunidad internacional (antes, en Vancouver, 1976 y en Estambul, 1996), para evaluar colectivamente el progreso del desarrollo y la planeación urbana en el mundo y su impacto en los sistemas sociales a nivel global: el desarrollo humano, el bienestar ambiental, así como los sistemas cívicos, de participación, gobernanza y gobierno en ciudades y estados-nación (http://citiscope.org/habitatIII/explainer/what-habitat-iii). Esto enfatiza una prospectiva incluyente en la agenda de desarrollo urbano en México y Latinoamérica. Pero, ¿cómo podrían estas nuevas propuestas beneficiar los espacios rurales y urbanos en nuestra región?

Ciudades Sostenibles

Si bien cometido principal de Habitat III es el de revigorizar y poner en marcha una «Nueva Agenda Urbana», (http://blogs.iadb.org/urbeyorbe/2016/01/21/habitat-iii-el-camino-hacia-la-nueva-agenda-urbana/,) hacia 2036, se ha afirmado que una de las estrategias esenciales en el camino hacia ciudades sostenibles es el aprendizaje social. Es necesario encontrar formas de sensibilizar a la ciudadanía y educarles en la importancia del desarrollo urbano sostenible, creando empatía con diferentes problemáticas y generando conciencia para lograr soluciones. Varias de estas iniciativas implican el uso de tecnología, con viejas y nuevas propuestas. Por ejemplo, el Programa de Ciudades Emergentes y Sostenibles del BID, propone una herramienta generadora de experiencias en Realidad Virtual, que recrea, en un entorno digital, escenas y situaciones de apariencia real en formato 360 grados. Por medio de esta herramienta, el participante puede visualizar videos a través de dispositivos especiales, historias de cambios climáticos que lo ponen en el medio de la acción, y estimulan al máximo su empatía y sus sentidos. Se percibe como un aprendizaje práctico y de efecto inmediato. Un ejemplo es la video-narrativa realizada por el BID en alianza con la Alcaldía de Panamá, que muestra la problemática urbana, social y ambiental que sufren comunidades en la cuenca del Río Juan Díaz generada a partir de procesos de desarrollo urbano acelerado y los efectos del cambio climático. El video 4K impacta a los usuarios, ya que muestra una realidad palpable, en la que el participante se identifica de manera personal, porque el fenómeno afecta a muchas de nuestras ciudades en América Latina y el Caribe. (http://blogs.iadb.org/ciudadessostenibles/2016/10/13/realidad-virtual-2/). Las posibilidades de aprendizaje con estas herramientas son exponenciales, pero no necesariamente accesibles. Sin embargo, queda como una de las múltiples propuestas presentadas en Habitat III, junto con otras presentadas en este espacio como las Ciudades de Código Abierto o las Ciudades Visualizables. Todo lo cual nos hace preguntarnos: ¿qué apuestas de aprendizaje social son viables? Y la más importante: ¿de verdad queremos seguir aprendiendo?

Blanca Cecilia García Quiroz.
Profesora Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte.