El Corredor Fronterizo: La juventud y los celulares. ¿Ya checaste el feis?

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Opinión de Jesús Frausto Ortega Profesor e Investigador de El Colef de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 9 de mayo de 2016

Jesús Frausto Ortega

El uso de los aparatos celulares por la juventud de ahora es demasiado común. Sean los llamados teléfonos inteligentes o los “tamagochi” –escrito de manera literal como alguien me lo dijo- (pero debe ser Tamagotchi). Aunque en general se trata de los primeros. En el contexto universitario, esa no es la excepción. Prácticamente todo alumno o alumna tiene al menos un aparato. Eso lo he podido observar en las clases universitarias que imparto.

Además, es relativamente muy fácil darse cuenta de la tenencia de un aparato por parte de una persona, pues este instrumento es ahora parte de la indumentaria -no sólo de la juventud- del ser humano de hoy: cuando no se carga en el bolsillo de los “jeans”, se hace en el bolso de uso diario o en la bolsa de la camisa; también se lleva en la cintura en su respectiva funda o simplemente permanece gran parte del día “pegado” -es un decir- a la palma de la mano. Un paréntesis. Por cierto, no ha observado, usted amable lector o lectora, cuando va uno o una -por ejemplo- a hacer ejercicio a algún parque público o a un centro deportivo, cómo la gente alternativamente camina o trota y también -literalmente- va “pegada” al su aparato “checando el feis”; así, desde que inicia su ejercicio hasta que termina (¡hará el mismo efecto el ejercicio, habría que ver!).

Regresando a la idea sobre su uso. En alguna ocasión preguntando a algunos de mis alumnos y alumnas sobre el tiempo de uso de sus celulares, pude darme cuenta que hay quienes los usan hasta 9 horas al día, incluso uno de ellos mencionaba que “todo el día”. Y en eso del para qué lo usan, algunos comentarios se referían que para entretenimiento (en las redes sociales, para jugar o mandar fotos) y para comunicarse.

En el terreno de los efectos de ese uso cotidiano de los aparatos electrónicos como el celular, uno de los resultados es la generación de desperdicios electrónicos una vez que termina la función para la que fueron adquiridos los aparatos, ya sea porque se descompusieron o porque ya no tienen las nuevas aplicaciones requeridas y se han hecho obsoletos. Y en ese contexto, lo más probable es que esos desperdicios vayan a dar a los basureros o se almacenen en los hogares, y en este caso tarde o temprano irán a dar a esos vertederos. Y es que, algunos estudios como del Instituto Nacional de Ecología nos sitúan en ese contexto: de la basura electrónica generada en el país, sólo el 10 por ciento se recicla, el resto o está en los basureros o almacenados en los hogares. El problema se agrava con esta forma de manejo inadecuado: adicional a la basura generada, con ello se producen problemas ambientales -al aire, al agua, al suelo- por las sustancias peligrosas que contienen ese tipo de aparatos.

En ese hurgar, volviendo a las preguntas con mis alumnos y alumnas, cuando les consultaba sobre los aspectos referidos en el párrafo anterior, en general se observaba que sí estaba en ellos ese tipo de prácticas de almacenar en sus casas o disponer -entre otros lugares- en el sistema de recolección municipal, los celulares que en un momento dado ya no utilizaban. En ese contexto, ante la falta de infraestructura y/o de programas de manejo y reciclaje de ese tipo de residuos, los problemas ambientales asociados al uso y manejo cotidiano de los celulares por parte de la juventud -en este caso-, seguirán impactando en el diario vivir de la población. Toca que la juventud también reflexione sobre esas problemáticas, más allá del disfrute de esa herramienta tecnológica como es el celular.

Fuente El Mañana:
http://elmanana.com.mx/opinion/101344/La-juventud-y-los-celulares-Ya-checaste-el-feis.html