Transiciones: Complicada celebración

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 13 de agosto de 2014

En aproximadamente un mes se conmemorará la fundación del Partido Acción Nacional hace ya 75 años. Efectivamente, la asamblea constitutiva convocada por Manuel Gómez Morín tuvo lugar entre el 14 y el 16 de septiembre de 1939, justo durante el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas del Río.
El PAN, un partido liberal-conservador desde su nacimiento, se oponía al proyecto ‘estatizador’ del presidente Cárdenas. Sus fundadores, a diferencia de la dirigencia actual, eran intelectuales que sostenían ideas fundamentales acerca del papel del Estado y de los ciudadanos en la construcción de la democracia. Eran los padres doctrinarios cuyos últimos exponentes fueron sin duda Carlos Castillo Peraza y Salvador Rosas Magallón.
La historia oposicionista de Acción Nacional dio un vuelco en 1989 con el triunfo de Ernesto Ruffo Appel a la gubernatura de Baja California. Se convirtió en gobierno y los tiempos heróicos quedaron atrás. Fueron los intereses y la lucha por el poder los que definieron las estrategias de grupo. La onda grupera, así bautizada por Ruffo Appel, fue el signo de los nuevos tiempos.
Como todos los partidos políticos, el PAN perdió su identidad ideológica para correrse hacia el centro y estar en posibilidades de obtener victorias electorales. De ahí las alianzas con partidos considerados antagónicos como el PRD. Se trataba de derrotar al PRI a como diera lugar. Así, se transformó en una agencia de colocación de empleos. Los principales cuadros se convirtieron en funcionarios. Inició la colonización de la Administración Pública. El partido se quedó vacío. No se hizo realidad la frase de Felipe Calderón que en 1996 al convertirse en su presidente nacional, dijo: “Hay que ganar el gobierno sin perder el partido”.
La estrategia fue funcional y en 2000 el PAN ganó el principal cargo bajo un sistema político presidencialista: la Presidencia de la República. Más bien la ganó un excelente candidato que utilizó la franquicia panista y que pronto se convirtió en un desastre como presidente. Aún así, en 2006, mediante accidentada ceremonia le pasó la banda tricolor a un Felipe Calderón que era visto como un auténtico militante. El PAN se reconocía como gobierno. Fueron doce años que sumieron al país en la violencia y la polarización social y que permitieron el regreso del PRI al poder.
Hoy el PAN conserva la segunda fuerza política con 6 gubernaturas (por 20 del PRI, 5 del PRD y 1 de PVEM); gobierna en 391 municipios de un total de 2445, por arriba del PRD que lo hace en 254 (el PRI en 1538). Además cuenta con 114 diputados federales y 38 senadores.
A 75 años de distancia, el PAN tiene el enorme reto de enfrentar un nuevo proceso electoral donde estarán en disputa la renovación de la Cámara de Diputados, 9 gubernaturas, 16 delegaciones en el DF, 798 alcaldías y 546 diputaciones locales. Ya veremos cuál será el costo de una oposición leal como lo es la panista que afirma que las reformas estructurales recientes tienen su ADN. Por lo pronto los video escándalos difundidos por Reporte Índigo este martes 11 y que muestran a diputados panistas, incluyendo al coordinador de la bancada en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreal García, en plena francachela en Puerto Vallarta el pasado mes de enero, nos revelan que el proceso electoral dio inició y que no será nada sencillo para el blanquiazul.