A cada desplazamiento, viaje y traslado de personas a un lugar de atracción natural, cultural, deportiva o social podemos llamarle turismo; basta con nombrar algunas modalidades para saber lo variada que es esta actividad en términos temáticos, por señalar algunos: turismo de sol y playa, turismo alternativo, turismo cultural, hasta el turismo académico y turismo político tan criticados por el Presidente de la Republica en las últimas semanas. Y es que no es una simple actividad que genera ingresos a las localidades, a mi muy particular punto de vista es una actividad económica que puede sensibilizar en su valor social, cultural, político y económico de las localidades.
En la Estrategia Nacional de Turismo de la Cuarta Transformación se planea “posicionar a México como una potencia turística competitiva, de vanguardia, que sea un pilar para el desarrollo justo y equilibrado entre comunidades y regiones, así como una herramienta de reconciliación social”. ¡Vaya!, hasta que se considera además del potencial de la actividad, el desarrollo justo y equilibrado de las comunidades, lo que no veíamos por lo menos en papel los últimos dos sexenios federales.
Sin embargo, la visión en esta administración solo está puesta en el Tren Maya, expresado en el Plan Nacional de Desarrollo como el “más importante proyecto de infraestructura, desarrollo socioeconómico y turismo”, que conectará las ciudades y sitios turísticos de 5 estados del sureste mexicano. Es cierto que este proyecto está orientado a impulsar el desarrollo sustentable, el progreso de las comunidades y demás beneficios, (con sus asegunes, porque hasta dónde me quedé no se han planteado los estudios de impacto ambiental correspondientes); el estímulo dado a otras regiones del país es mínimo y similar a los sexenios pasados, por ejemplo ¿y el turismo pal’ norte?
Ni en la Estrategia Nacional de Turismo, y menos en el Plan Nacional de Desarrollo se establece el impulso que se le dará al sector en la región norte del país, habiendo un potencial tan importante en los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Y no me refiero al turismo de espectáculos ni conciertos tan asiduos en la capital de Nuevo León, en uno de los sitios declarados por el INAH como Museo de Sitio de Arqueología Industrial, sino al basto patrimonio natural y cultural tangible e intangible así como el social de las entidades.
Más allá de fortalecer los destinos mediante una regionalización (descrita en el punto 2 de la Estrategia y que para nada es novedosa), se deben impulsar, valorar y rescatar los recursos turísticos naturales y culturales que generen atracción por lo menos nacional, urge una planeación y promoción continua de los destinos al interior del país y lograr una diversificación territorial del turismo. Gobierno, gestores, investigadores, prestadores de servicios, empresarios y sociedad civil tenemos que trabajar en nuevas opciones novedosas al turista, delinear un perfil del visitante para cada sitio y gestionar nuevos espacios alternativos para un viajero consiente, amigable con la naturaleza y responsable con las comunidades.
Por lo menos en Nuevo León existe una diversidad natural y cultural inmensa, ríos, lagos, bosques, vegetación semidesértica, y sus imponentes montañas que permiten el desarrollo de diversas actividades como el montañismo y senderismo, aunado al legado cultural que guarda la región en gastronomía por ejemplo: un guisado con carne seca, pan de elote, frijoles con veneno, cabrito asado o una deliciosa cerveza artesanal; o la arquitectura de las diferentes casonas de adobe y sillar del centro de la ciudad y alrededores; ni que decir de un pasado fabril enmarcado por diversas estructuras que puede sostenerse en un turismo industrial.
Además se pueden desarrollar modalidades en torno al turismo fronterizo, turismo deportivo, turismo de negocios, turismo médico, turismo de montaña solo por mencionar algunos, el reto está en activar nuevas ofertas de destinos, actividades al turista, preservar la seguridad en los estados, pero sobre todo el impulso económico de los pueblos mediante el desarrollo de dichas prácticas.
Es un hecho que el turismo en todo el país no es un tema prioritario para la administración federal. En su intento por impulsar la actividad, el titular de la Sectur, Miguel Torruco ha expresado diversas acciones, recientemente en la primera Cumbre de Alcaldes de América del Norte indicó lo que ya mencionamos en líneas atrás, que el turismo debe instalarse como una fuente generadora de inversión, divisas, empleo y como herramienta de reconciliación social, aunque como en otros sectores y temas prioritarios no han dicho el cómo. Espero que el sector turístico en México no se quede como el perro de las dos tortas, sin Tren Maya, porque no ha cumplido con las normas ambientales y sin turismo pal’ norte.
Gustavo Adolfo Vázquez Martínez
El Colegio de la Frontera Norte