Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 15 de agosto de 2012

El pasado lunes 6 de agosto tuve la oportunidad de realizar un recorrido por una deprimida y conflictiva colonia de la ciudad de Tijuana: Camino Verde, antes conocida como Grupo México, que surgió a partir de asentamientos irregulares a finales de los años setenta. En aquél tiempo se situaba en la periferia, pero con el paso de los años ha quedado prácticamente en el centro de la ciudad.

Esta colonia es una de las que reporta mayor incidencia delictiva; una de las líderes del lugar nos decía que de ahí han salido algunos de los delincuentes más violentos. Al observar las laderas y la pobreza, uno entiende perfectamente lo que está sucediendo en términos de violencia urbana y criminalidad. No parece haber un hueco para la esperanza.

Sin embargo, hay esfuerzos loables por contribuir a paliar la adversidad. El recorrido al que asistimos fue convocado por Carlos Torres Torres, el entusiasta y perseverante delegado de la Secretaría de Desarrollo Social. Acudimos un grupo de lo más variado: académicos, empresarios, funcionarios públicos, miembros de organizaciones sociales. Realmente sorprende lo que se ha hecho.

La primera parada fue en el Club de Niños y Niñas de México, AC. Se trata de una organización no lucrativa que pretende evitar que los niños entre 6 y 14 años se pierdan en la delincuencia. El capítulo Tijuana nació en 2007 gracias a su principal impulsor, un empresario y pintor tijuanense, don Enrique Gamboa, que ha logrado sembrar la semilla de un futuro mejor para muchos niños y niñas que viven en condiciones adversas. En una antigua casona de seguridad confiscada por la PGR y entregada en comodato, se realizan una serie de talleres (cómputo, artes plásticas, música, danza, etc.) en la que participan hasta el momento 130 niños y cuya aspiración es llegar a los 300. Una efervescencia y una actividad frenética se vive en esa que hoy es una casa alegre y juvenil.

La segunda parada fue en otro espacio ganado al cauce del pluvial: ahí se construyeron dos canchas: una de futbol rápido (donde hay más de 130 equipos inscritos) y una de usos múltiples. Al lado, levantaron una zona de juegos infantiles y un área para practicar la patineta.

Luego acudimos a observar el avance en la construcción de un centro comunitario, que entre otras cosas incluye el concepto de techos verdes, en los que se cultivarán hortalizas y otros productos y en la que un grupo amplio de arquitectos ha contribuido con una parte del diseño. El objetivo es desarrollar proyectos educativos y talleres para la formación de liderazgos comunitarios.

Por último, acudimos a lo que será una biblioteca virtual y que contará con un anexo para actividades artísticas: obras de teatro y conciertos y que todo indica estará bajo la tutela del CECUT. Han agregado una zona de juegos de mesa, ajedrez de manera primordial. Enseguida se encuentra la zona donde se ubicará la llamada Granja Transfronteriza, quizá uno de los proyectos más trascendentes; los miembros del grupo impulsor en el que destaca Raúl Cárdenas Osuna, así lo definen: “es un proyecto integrador que genera capacidades, ideas y proyectos, a través de los cuales las personas pueden desarrollar arraigo y anhelo hacia su comunidad(…) con nuevos esquemas de trabajo, cooperación y capacitación que combaten la pobreza patrimonial, alimentaria y de capacidades”; entre otras actividades productivas desarrollarán cultivos que permitirán la elaboración de productos comestibles de alta calidad nutritiva. Ello generará empleo para muchos vecinos y vecinas de manera preferente. Este proyecto es posible gracias al apoyo de un consorcio de instituciones internacionales de educación.

El entusiasmo de quienes encabezan todos y cada uno de los proyectos no tiene límite. Percibo en esos proyectos de intervención una especie de apostolado cívico. Duele pensar que el tiempo medido en sexenios o trienios es su más serio limitante. Sé que los problemas sociales lamentablemente no se resolverán a través de estos ejemplos de compromiso y trabajo solidario, pero esta visita me revela que mucho se pudiera hacer si hubiera una verdadera política de Estado que trascendiera el interés por ganar elecciones. Hoy son esfuerzos individuales que debemos aplaudir.

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