Opinión de Arturo Zárate investigador del Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte, sede Matamoros de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 5 de julio de 2012

A un día de las elecciones prefiero hablar no de quién será elegido Presidente, sino de algunas tareas suyas, de los legisladores triunfantes y, en fin, de todos los mexicanos, las cuales considero de caracter impostergable.

1. Asegurar la rendición de cuentas. Es más que transparentar el manejo de los recursos públicos. Es además asegurar castigos ejemplares contra quienes dispongan de esos recursos de manera ilícita. Incluye la posibilidad de que cualquier ciudadano fiscalice a los funcionarios, desde el Presidente hasta el trabajador municipal de limpieza, y a cualquier beneficiario de privilegios públicos, como los sindicatos, los contratistas, los concesionarios y las universidades públicas. Incluye la posibilidad de revisar las cuentas bancarias y cualquier otra inversión o propiedad de las personas que participen en el manejo de recursos públicos, y aun parientes y prestanombres. Incluye transparentar las plazas laborales y la asignación y ejecución de contratos. Incluye mecanismos para obligar a esa transparencia a todo gobierno, sea Federal, Estatal o Municipal, y someterlos a duros y seguros castigos de no cumplir.

2. Acabar con la impunidad. Hay corrupción, hay delito, hay inseguridad pública en México porque no se castiga con eficacia a los delincuentes. Estudios efectuados por distintos centros de investigación llegan a establecer que casi el 99% de los delitos en nuestro país no son castigados. Con tantos fracasos en la persecución de los delincuentes, el infractor puede apostar a que es rentable cometer delitos por la poca probabilidad de finalmente ir a parar a la cárcel. Para acabar con esta impunidad, la prescripción correcta es la que dio César Beccaria hace más de dos siglos. Para disuadir a los delincuentes, lo que funciona no es lo duro, sino lo seguro de la pena. No asusta al que se estaciona en lugares prohibidos que lo multen con un millón de pesos. Basta que lo multen con 200 pesos, pero siempre que cometa la infracción, sin posibilidad alguna de escapar al castigo. Para lograr el castigo seguro necesitamos fortalecer lo que tal vez ha sido hasta ahora el eslabón más débil en la impartición de justicia: la averiguación previa. Requerimos que quienes investigan y persiguen a los delincuentes crezcan en eficacia y rapidez. Sin esto último la justicia no podrá ser nunca expedita. México será un país sin impunidad no sólo cuando veamos a los gobernadores ladrones y asesinos en la cárcel, sino hasta cuando veamos inclusive a los comerciantes informales pagando impuestos, a los vándalos que se escudan en un pretexto político en prisión, y a los ciudadanos que tiran basura pagando siempre multas que les duelan mucho en el bolsillo.

3. Lograr una óptima educación. Sin ella no hay ningún progreso económico, político o social. Debe ser una educación que nos permita ser más productivos y punteros en la economía; una que asegure la formación ciudadana para que, por la virtud misma de los mexicanos, aseguremos la democracia, la libertad y la justicia; una que nos haga virtuosos en todos los sentidos porque sólo así, como bien supieron los filósofos antiguos, podemos llegar a ser felices.

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