Transiciones: Y sin embargo… a votar

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Profesor e investigador de El Colef de El Colegio de la Frontera Norte

viernes 3 de junio de 2016

Víctor Alejandro Espinoza

Casi la mitad de los ciudadanos mexicanos inscritos en la Lista Nominal podrán votar este domingo 5 de junio. En las 14 entidades donde habrá elecciones vive el 44.3 % del total de ciudadanos de este país. Estarán en disputa 1 mil 009 cargos, destacando que en 12 de los estados habrán de elegirse gobernadores (Suplemento Los Políticos 305, El Economista, 31 de mayo, 2016).

En Baja California, como en la Ciudad de México, no habrá renovación de gubernatura. En el caso bajacaliforniano se trata de elecciones intermedias para elegir a 5 alcaldes y 25 diputados. Un total de 2 millones, 564 mil 720 ciudadanos integran la Lista Nominal, es decir, son los votantes potenciales. De ese universo, el 50.12% (1 millón, 285 mil, 545) son hombres y el 49.88% (1 millón, 279 mil, 175) mujeres. Casi el 30% de dicha lista (28.62%) son jóvenes de 18 a 29 años; pero si ampliamos el rango hasta los 44 años, observamos que se trata de una Lista Nominal integrada mayoritariamente por población joven: 62.57%, es decir, 1 millón, 604 mil, 697 ciudadanos. (http://listanominal.ife.org.mx/ubicamodulo/PHP/index.php; corte al 27 de mayo).

Estamos ante una coyuntura política de primer orden, la mitad del territorio prácticamente se encuentra en la víspera de la jornada electoral. Por desgracia, no es el mejor escenario para propiciar una amplia participación ciudadana en las urnas. Pese a que las autoridades del INE han declarado que no hay focos rojos, lo cierto es que hay situaciones de riesgo que no contribuyen a abatir el marcado abstencionismo que caracteriza a algunas de las entidades. Para muestra un botón: el lamentable secuestro del futbolista Alan Pulido en Ciudad Victoria, Tamaulipas el pasado fin de semana, donde las versiones acerca de su liberación son contradictorias y acaso inverosímiles. Una entidad sumida en la violencia donde la población de manera recurrente decide no acudir a las urnas.

El uso creciente de las redes sociales las convierte en un medio fundamental para la comunicación en tiempos electorales. Cada vez toman un papel más importante en la difusión y propaganda de información política e ideológica. Ya no hay elecciones que no pasen por el tamiz de las redes sociales. Sin embargo, por el tipo de comunicación que permiten, se han convertido en el espacio de crítica a la clase política en general y partidos políticos y candidatos en lo particular. Hay una correlación entre población joven y uso de redes sociales. Ello fue particularmente importante en la elección presidencial de 2012, cuando simpatizantes y detractores del movimiento YoSoy132, llamaron a votar. La participación electoral se incrementó notablemente. Al parecer hoy los jóvenes no se han sumado al llamado a acudir a las urnas.

Tengo la impresión que el clima nacional es más propicio para el abstencionismo que para la participación en esta coyuntura electoral. Todavía más, percibo un hartazgo muy preocupante hacia todo lo que tenga que ver con la vida pública y la responsabilidad directa que se le atribuye a los partidos políticos. El sistema de representación política tradicional enfrenta una grave crisis en nuestro país. Para una franja considerable de la población los partidos políticos son prescindibles; consideran que “todos son lo mismo”. Esa simplificación extrema conduce a salidas o propuestas autoritarias, y en muchos casos, al abstencionismo.

Y sin embargo, votar es la única vía democrática para elegir a quien habrá de representarnos. La vía electoral fue la que seguimos para llevar a cabo nuestra peculiar transición política. El cambio político nacional no puede explicarse sin las constantes reformas electorales; antes que pactos para la transformación del régimen autoritario, tuvimos elecciones. El déficit democrático es evidente; por eso seguimos lidiando con una forma de gobierno presidencialista agotada. Pero la centralidad de los procesos electorales ha permitido los tímidos cambios en el ámbito político. No podemos perder uno de los escasos mecanismos de transformación política con el que contamos; el voto es el instrumento para preservar la representación política democrática. Pese al escenario adverso, debemos llamar y salir a votar este próximo domingo 5 de junio. Representa una respuesta democrática.