En días pasados, una comitiva del gabinete estatal encabezada por la gobernadora, Lic. Marina del Pilar Ávila Olmeda, realizó una gira de promoción económica por países europeos, de la cual se generarían 142 MDD de inversión para Baja California. Entre los temas de la agenda, se incluyó el del agua, pero éste con un enfoque mas bien de intercambio de experiencias y enseñanzas sobre lo que el modelo de gestión del agua en los países europeos en general y el de Francia en particular, pudieran representar para su posible implementación en el estado, considerando las similitudes en cuanto a las causas de los problemas de la crisis de agua que se refieren a los impactos del cambio climático, la consecuente disminución en cantidad y calidad de los flujos de agua y el incremento sostenido de la demanda.
Las enseñanzas de Francia en el tema hídrico pudieran ser interesantes, sin embargo, para que su modelo funcione en México, se tendrían que analizar muy bien las especificidades locales y los diferentes contextos prevalecientes en cada lugar, esto para efecto de tener una valoración razonada sobre lo que es posible o no implementar y lo que es factible o no adoptar desde Francia y adaptar para Baja California. Menciono de inicio un aspecto distintivo notorio: la gestión de aguas superficiales, subterráneas y de desecho en los 27 países integrantes, se circunscribe a los objetivos, agenda, calendario y métodos de trabajo comunes estipulados por la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea (WFD, por sus siglas en Inglés), la cual rige la política del agua a una escala multinacional tomando en cuenta la homogeneidad entre tales naciones y cuya premisa fundamental es que “el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”.
A partir de lo anterior, subrayo que la gestión del agua en Baja California se rige por una política nacional centralizada que contrasta con el enfoque descentralizado de Francia. Además, al localizarnos en la región fronteriza, el agua se comparte con los Estados Unidos, que también tiene un sistema descentralizado, a través de un marco de gestión binacional entre dos países con marcadas asimetrías. Las aguas superficiales compartidas con el vecino país del norte representan la principal fuente de abastecimiento del estado, pues dos terceras partes de la disponibilidad total provienen del río Colorado. En Francia, se adoptó el modelo de Gestión Integrada de Recursos Hídricos, que se refleja en el manejo del agua por cuencas hidrográficas, mismas que son demarcaciones físicas, no administrativas como en México, lo cual deriva en la operatividad a partir de unidades básicas de agua, por ejemplo, ríos, lagos y acuíferos, algo que no ocurre en México, ni en Baja California.
En el ámbito de los servicios de agua potable, drenaje y saneamiento, se señala otra diferencia importante entre Francia y Baja California: dichos servicios públicos son responsabilidad de cada uno de los 36,783 municipios que componen el país europeo. Además, estos tienen la facultad de decidir si la gestión la realizan directamente o si la delegan parcial o totalmente a un ente privado vigilado por la autoridad municipal; actualmente el 60% del servicio se realiza bajo esta modalidad. En contraste, aquí, estos servicios los administra el estado y la privatización es un modo de gestión que es ampliamente rechazado por la sociedad local. Así mismo, en Francia, los 101 Departamentos, que hacen las veces de los gobiernos estatales en México, enfatizan su papel de equipamiento para los municipios rurales a través de aportaciones y ayudas financieras directas, algo que valdría mucho la pena impulsar en Baja California para el caso de poblados vulnerables del Valle de Mexicali, del Valle de Guadalupe y de la Zona Costa.
La experiencia francesa y sus resultados positivos allá, sin duda pueden inspirar a los tomadores de decisiones en Baja California, sin embargo, el proceso de adaptación a un contexto local tan distinto al de Francia exige un esfuerzo extraordinario de adecuación institucional, una gran coordinación interinstitucional, importantes recursos financieros y una participación social amplia y democrática para realizar vigilancia ciudadana efectiva. Lo anterior además se complementa con rigurosos mecanismos de consulta pública para el seguimiento de los procesos de planeación e implementación de las políticas del agua así como para la eficaz y transparente aplicación de los recursos públicos. Esto ha sido la clave del éxito de la gestión del agua en Francia, lo que les ha permitido sortear adecuadamente su crisis climática e hídrica; en este sentido, la promoción e impulso de este tipo de acciones participativas, tanto en instancias formales establecidas como en las informales que emergen desde la sociedad civil, podrían incidir de manera determinante en el cambio de rumbo hacia la gestión efectiva del agua en Baja California.
Dr. Alfonso Andrés Cortez Lara
El Colegio de la Frontera Norte