Hay en la historia reciente de nuestro país dos presencias inevitables en cada uno de los acontecimientos críticos o “puntos de quiebre” politico. Sus nombres siempre han de salir a la superficie cuando se trata de explicar o comprender lo que sucedió. Además, la mayoría de las ocasiones suelen ir acompañados: han sido socios a lo largo de las últimas décadas. Se pensaba que era una exageración cuando se hablaba de su protagonismo en diversos asuntos fundamentales para explicar la historia política reciente de nuestro país. Al parecer la realidad superó a la ficción.
Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos son “dos tipos de cuidado”. Tanto la quema prematura de las boletas de las elecciones de 1988; la “caída del sistema” en ese mismo año; los videoescándalos de René Bejarano y Carlos Ahumada en 2004; o el desafuero de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en 2005; han tenido de protagonistas a los dos personajes. Las acusaciones de AMLO sobre la “mafia del poder” y los distintos “complots” a lo largo de estas décadas siempre incluyen a ambos.
De Carlos Salinas de Gortari se han escrito ríos de tinta. De Fernández de Cevallos, menos. Hay sin embargo cuatro episodios que lo pintan de cuerpo entero: su extraño secuestro en 2010; sus litigios millonarios exitosos contra el Estado siendo a la vez funcionario publico; su “desaparición” de la escena pública luego de que se alzara como el vencedor del primer debate presidencial en 1994 y que lo catapultó al primer lugar de las preferencias como candidato panista, para luego desaparecer un par de meses y cederle su lugar a Enresto Zedillo Ponce de León. El otro episodio ha salido con toda nitidez en las semanas recientes al darse a conocer la propuesta de AMLO para nombrar como director general de la Comisión Federal de Electricidad al actual senador Manuel Bartlett.
En efecto, una vez que se hizo el anuncio, los detractores de AMLO lanzaron una ofensiva mayúscula en redes sociales cuestionando dicha propuesta. A Manuel Bartlett se le responsabiliza por el fraude electoral de 1988 contra el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas. La historia del fraude de Estado para favorecer, de nuevo, al candidato presidencial priista, Carlos Salinas de Gortari, se sintetiza en la ya famosa frase “Se cayó el sistema”, atribuída a Bartlett.
Como sabemos, producto de aquellas turbulentas elecciones, se creó en 1990 un organismo autónomo encargado de organizar los procesos electorales: el Instituto Federal Electoral. Pero hasta ese año quien organizaba y calificaba las elecciones era el mismo gobierno. Ello a través de la Comisión Federal Electoral, presidida por el secretario de Gobernación, en ese entonces, el mismo Bartlett. Lo que se cuenta es que por la noche de la jornada electoral, ante los resultados negativos para el candidato oficial, Bartlett habría ordenado detener la captura de la información.
Independientemente de que una orden de esa naturaleza sólo la pudo haber dado el presidente Miguel de la Madrid, Manuel Bartlett ha cargado con el estigma de la responsabilidad. Parecería absurdo que una decision de esa magnitud pudiera ser atribuída a un funcionario que no fuera el presidente. Hoy gracias a la polémica, hemos podido comprobar que la noche del 6 de julio de 1988 quien se pronunció al respecto fue Diego Fernández de Cevallos. Solicitó la palabra en la sesión de la CFE y dijo: “Se nos informa, en el Comité Técnico de Vigilancia del Registro Nacional de Electores, que se calló la computadora. Afortunadamente no del verbo caerse sino del verbo callarse o sea del verbo callar y ojalá que se pudieran hacer las mejores gestiones para que vuelva a trabajar, porque de lo contrario sí se está afectando gravemente la información y ojalá se haga el máximo esfuerzo al respecto”.
Diego Fernández de Cevallos, el “jefe Diego”, ha sido protagonista de algunos de los eventos más relevantes y polémicos de la historia reciente. Junto con Carlos Salinas de Gortari han sabido mover los hilos más oscuros de la corrupción y los negocios al amparo del Estado. Es miembro indiscutible de la “mafia del poder”, protagonista del sistema corrupto y violento que se resiste a partir.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza
El Colegio de la Frontera Norte