Existe una opinión relativamente extendida acerca de que el sufragio extraterritorial pudiera definir la elección presidencial del próximo 1 de julio. Es decir, el voto de la diáspora inclinaría la balanza hacia alguno de los candidatos, sobre todo en el escenario de una elección muy cerrada o competida. Es el caso del analista político Fernando Díaz Naranjo quien en su artículo “El voto de los mexicanos en el extranjero puede definir la elección” (El Universal, 22 de febrero de 2018), sostiene que: “De acuerdo con datos dados a conocer en el Primer Foro Cívico: credencialización y voto de los mexicanos en el extranjero, llevado a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México, Los Ángeles, a principios de este mes de febrero, se alcanzaba un registro de más de 500 mil solicitudes de credencial de elector en el extranjero, de donde más de 400 mil habrían sido entregadas ya, y alrededor de 40 mil ciudadanos se habrían registrado ya para votar hasta ese momento. Este universo, aún preliminar, lleva sin duda a mirar el avance que, eventualmente, se tenga por parte del INE sobre las personas que se vayan registrando para votar, ya que uno de los posibles escenarios podría ser que, por primera vez, la elección presidencial, ante la contienda que se presume reñida, pudiera definirse con el voto de los mexicanos en el extranjero”.
Si en 2006, la primera ocasión que se votó desde el exterior, el sufragio alcanzó 32 mil 621 y seis años después se incrementó a 40 mil 714, de un universo potencial de votantes de 4.2 millones (cálculo de aquellos que contaban con la credencial electoral); hoy las proyecciones más optimistas se basan en que por primera vez se permitió la credencialización en el exterior.
En 2006 los paisanos de fuera decidieron que su voto mayoritario fuera por el candidato panista Felipe Calderón, en segundo lugar prefirieron a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y en tercero el priista Roberto Madrazo. Seis años después de nuevo se inclinaron por la candidata panista, Josefina Vázquez Mota, en segundo lugar prefirieron a AMLO y en tercero al ganador interno, Enrique Peña Nieto. Lo que hemos observado es que más que un voto opositor desde el exterior, lo que encontramos es un voto anti PRI. Esto no creo que vaya a cambiar en esta elección
Considero que las probabilidades de que se triplique la votación de 2012 son escasas. Sería un éxito que duplicáramos los sufragios anteriores. Una votación de 90 a 100 mil boletas sería un éxito; algunos consejeros del INE calculan una cifra cercana a los 200 mil. ¿Esto es suficiente como para sostener que los paisanos definirán la elección? Creo que no.
¿Cuál debería ser el escenario para que los votos de fuera inclinaran la balanza hacia alguno de los candidatos? En primer lugar, que hubiera una alta abstención en México, que hiciera que una competida contienda como en el 2006 (diferencia menor a 1 por ciento entre los punteros) se tradujera en pocos votos absolutos. En segundo lugar, que el comportamiento del voto fuera muy homogéneo y alineado con el voto interior, es decir, que sufragaran mayoritariamente por el mismo candidato mejor votado al interior. Mucho me temo que esto será imposible, pues en esta ocasión habrá 6 candidatos a la presidencia y no únicamente 3. El voto se dispersará, como ha sucedido en la mayoría de los procesos electorales.
Desde luego que habrá que observar lo que suceda en las 7 entidades donde habrá elecciones concurrentes para elegir gobernadores (Chiapas, Ciudad de México, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla y Yucatán). De todos modos, la comparación de los 12 gobernadores elegidos desde el exterior desde 2007, muestra que se vota más en elecciones federales que en locales. Difícilmente este patrón cambiará. De tal manera que prácticamente no existen evidencias en las 16 experiencias de sufragio extraterritorial (12 de gobernador, dos de diputados federales en Chiapas y las dos presidenciales) para pensar que los paisanos pudieran definir la elección presidencial del 1 de julio.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza
El Colegio de la Frontera Norte