Transiciones: Retos electorales

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 11 de agosto de 2014

La reforma constitucional en materia política introdujo cambios importantes en el sistema electoral mexicano. Entre otros, la creación del Instituto Nacional Electoral, que vino a sustituir al Instituto Federal Electoral.  No se trata de un simple cambio de nomenclatura. Por ejemplo, en el renovado artículo 41 constitucional, quedó plasmado que “A petición de los partidos políticos y con cargo a sus prerrogativas, en los términos que establezca la ley, podrá organizar las elecciones de sus dirigentes”. En la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, la disposición constitucional anterior fue incorporada como una atribución del INE (artículo 32).

Sabemos que uno de los momentos más críticos para un partido político es la renovación de sus dirigencias; el otro, sin duda, es el de la designación de candidatos. Mucho depende de la forma en que las organizaciones políticas resuelvan estos dos temas, para su estabilidad, y sobre todo para los resultados en las elecciones inmediatas. Un ejemplo de lo primero fue la crisis generada por la apertura de la elección –universal- de la dirigencia nacional del PRD en 1999, cuando resultó electa Amalia García; y del segundo caso, la designación de Roberto Madrazo Pintado como candidato a la presidencia de la República por parte del PRI en el año 2006. En ambos casos, la elección inmediata fue un fracaso estrepitoso.

EL PRD ha solicitado al INE la organización del proceso de renovación de dirigencia. Será la primera experiencia de este tipo en la historia política mexicana. El INE, tal como lo marca la ley, ha anunciado que el costo total del proceso será asumido por el partido. La fecha establecida en el convenio para la elección es el domingo 7 de septiembre. En un primer momento se estimó un costo de 80 millones de pesos, sin embargo en virtud del padrón de votantes potenciales, pudiera incrementarse. Antes del proceso de verificación se anunció que el padrón era de 5 millones 432 mil 84 militantes. Este dato es fundamental para definir el número de casillas que habrán de instalarse a lo largo de la geografía nacional.

Resulta interesante que al dar inicio a la revisión del padrón, el INE ha encontrado situaciones irregulares (por ejemplo, falta de credencial electoral, domicilios incorrectos o falta de actualización, o ciudadanos registrados en más de un partido). El caso más llamativo es sin duda el del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien ha quedado fuera temporalmente de la posibilidad de elegir o de ser electo. Sabemos que un grupo importante lo apoya para convertirse en nuevo presidente nacional; sin embargo él ha sostenido que solo lo haría si fuera candidato único (de unidad, lo llaman). Hasta el día de hoy, por cuestiones domiciliarias y por no estar actualizado su registro, no cumple los requisitos y tendrá que ser revisada su situación.

No será una elección fácil. El PRD se enfrenta a una profunda división, derivada, entre otras circunstancias, de una errática y cuestionada dirección del grupo conocido como los “Chuchos”. Su candidato es Carlos Navarrete. Sin embargo, personajes como Marcelo Ebrard o Alejandro Encinas pueden meterle presión al control corporativo que ejerce la corriente Nueva Izquierda (que encabezan los “Chuchos”). El reto para el INE también es enorme.