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Las intensas ondas de calor que aún prevalecen en lo que resta del presente verano aunadas a la escasa precipitación, mantienen un clima de incertidumbre en torno a las perspectivas inmediatas de disponibilidad de agua para la región noreste del país. De acuerdo a datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), las principales presas que abastecen a la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) –La Boca, Cerro Prieto y El Cuchillo- presentaban al 8 de septiembre pasado un nivel de almacenamiento del 12, 9 y 43% respectivamente.
El estado de Nuevo León y en particular la ZMM enfrentan este año una serie de retos en torno a la disponibilidad de agua que se suman a lo vivido en 2022 y que no se limitan al sector doméstico. La intensa promoción del gobierno estatal para atraer inversión industrial ha implicado el compromiso de realizar inversiones en paralelo de infraestructura urbana y de servicios, pero sobretodo un aumento en la demanda de agua cuyo impacto no debe desestimarse.
Ante el panorama anterior, las expectativas del gobierno del estado para enfrentar la demanda de agua en el corto y mediano plazos han estado basadas fundamentalmente en la entrada en operación del acueducto conocido como El Cuchillo II, así como en el avance de la construcción de la presa La Libertad en la región citrícola. Otra opción que se ha manejado pero cuyos avances no son claros, es la propuesta de un proyecto similar al malogrado Monterrey VI, que plantea básicamente el suministro de agua para Tamaulipas a través de un acueducto desde la cuenca del río Pánuco, pero que se prevé traería beneficios indirectos a Nuevo León a través de trasvases posteriores desde las presas de aquel estado.
La construcción de El Cuchillo II se inició en el mes de septiembre de 2022 como parte de la búsqueda de soluciones a la crisis vivida en el verano de ese año, y su entrada en operación este septiembre es considerada por el gobierno del estado el puntal fundamental para enfrentar el desabasto de agua a la ZMM. La presa Libertad es un proyecto cuya construcción viene desde la administración estatal anterior, y que se ha retomado para afrontar la demanda de agua futura de la ZMM con el apoyo financiero del gobierno Federal. En la actualidad presenta un avance aproximado del 75% incluyendo el cierre hidráulico de la presa, con lo que se busca que el embalse comience a captar agua proveniente de las escasas precipitaciones de la zona. Su conclusión total está prevista para fines del presente año.
Una característica de los proyectos anteriores es la priorización de la búsqueda de fuentes externas para satisfacer las demandas de la ZMM a través de costosas obras de infraestructura y sujetas a las condiciones climáticas de la región. Un modelo tradicional que por sí solo no garantiza los objetivos de disponibilidad que puedan plantearse a más largo plazo, y que llama a la necesidad de llevar a cabo una planeación más integral del recurso con medidas que prioricen el lado de la demanda. Por ejemplo, Nuevo León es un estado líder en el tratamiento de aguas residuales, con una historia de reúso centrada principalmente en la entrega de agua tratada a Tamaulipas -como parte de un acuerdo que data de 1996-, pero cuyo potencial de atención a las demandas de parte de sectores como el industrial especialmente es considerable, lo que lo convierte en un recurso invaluable ante los desafíos mencionados. La crisis del agua en 2022 indudablemente dejó preocupaciones legítimas por el abasto inmediato, pero estas lecciones deberán formar parte de una planeación más integral donde otras medidas complementen una perspectiva de más largo plazo.
José Luis Castro Ruiz.
El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Monterrey.