Transiciones. Participar y debatir

Regresar a Columnas de opinión

Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

martes 28 de mayo de 2013

En diferentes lugares ciudadanos de a pie y periodistas me preguntan con insistencia: ¿cómo van las campañas? ¿qué opinión me merecen? Debo confesar que son preguntas tan generales qué es difícil dar una respuesta que no remita al sentido común.

Echo de menos la publicación de encuestas para conocer la fotografía de las preferencias electorales. Me dicen los que saben que muy probablemente se debe a una bien calculada decisión: quien va abajo en las simpatías de los ciudadanos, no le conviene difundirlas por el efecto depresivo entre sus simpatizantes. Lo paradójico resulta de la decisión de quien va punteando en las preferencias: decide no hacerlas públicas para evitar que sus militantes se echen a dormir y bajen la guardia; que no se confíen y sigan trabajando para incrementar la ventaja.

Lo cierto es que a diferencia por ejemplo de la elección federal del año pasado, cuando diariamente un medio de comunicación difundía los resultados de su encuesta, ahora en Baja California los sondeos brillan por su ausencia o están muy bien resguardados en los “cuartos de guerra” de los candidatos. Y todo queda a la imaginación y a las percepciones.

Para muchos otros las “campañas no prenden”. Es muy difícil explicar esa frase; ¿A qué se refieren? ¿A que no se están golpeando entre los candidatos? ¿A que a diferencia del pasado las calles no lucen tapizadas de propaganda? ¿A que la guerra sucia en gran medida se ha recluido al mundo de las redes sociales por la prohibición constitucional de sacarlas a la superficie?

Salvo en países muy polarizados políticamente,  como lo atestiguamos en el caso de Venezuela, los procesos electorales son bastante planos y en algunos casos, aburridos para la mayor parte de la sociedad. Por el contrario en aquellas sociedades mejor informadas y con pluralidad  en los medios de comunicación, las contiendas electorales suelen ser más interesantes. En México, los medios electrónicos se encuentran sumamente concentrados y evitan la exposición y discusión de ideas. La cultura cívica suele ser de baja intensidad.

Ello ayuda a explicar la amplia franja de ciudadanos apáticos que se abstienen una y otra vez de participar. Estamos hablando de casi 7 de cada 10 ciudadanos que no acuden a las urnas en nuestra entidad. Eso hace que por muchos eventos y propuestas que difundan los candidatos, sólo algunos se enteran. Más bien, son pocos los que “deciden” enterarse. Ya veremos qué pasa en las urnas el próximo 7 de julio. Espero que podamos revertir ese ominoso 69% de abstención de la elección local pasada.             Debate

Este martes 21 tuvo lugar un segundo debate convocado por nuestro periódico Frontera; ahora fue entre los candidatos a la alcaldía de Tijuana: Jorge Astiazarán, de la coalición Compromiso por Baja California; Alejandro Monraz Sustaita, de la alianza Unidos por Baja California y Ricardo González Cruz, de Movimiento Ciudadano. Ante campañas tan breves y con pocos espacios para difundir propuestas más acabadas que los simples spots, los debates representan una gran oportunidad para que los candidatos den a conocer sus proyectos de gobierno. Los debates pueden ser trascendentes porque podrían establecer un rumbo en las preferencias electorales de los ciudadanos.

En el debate entre los candidatos a la alcaldía, hubo oportunidad además de apreciar la participación en tribuna de los aspirantes. También la firmeza en las respuestas y la capacidad de réplica ante ciertos señalamientos. Estas conductas son imposibles de observar en las actividades cotidianas de las campañas. A lo mejor lo que tendríamos que revisar serían los formatos y establecer un número suficiente de debates entre todos los candidatos a cada uno de los cargos. Es mejor muchos debates y menos spots. Creo que todos ganaríamos. Hay que entenderlo como parte de un proceso de educación cívica.