Transiciones: Opciones

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 9 de agosto de 2017

Un momento crucial para todos los partidos políticos es el de la designación de sus candidatos. Ese proceso ha iniciado rumbo a la elección presidencial de 2018. Desde luego que esa circunstancia también se vive a nivel estatal y municipal, pero es incomparable a la designación de candidatos presidenciales. Hoy, las coordenadas de la discusión se ubican entre tres candidatos presidenciales.

Nadie parece dudar que el PRI y el PVEM (eventualmente Nueva Alianza y el PES) formarán una coalición. No se ve claro quién fungirá como el abanderado de esta alianza, pero sin duda, como ha venido sucediendo históricamente, será el Presidente de la República quien impulsará a su candidato. Desde luego sin desconocer que hay un movimiento que pugna porque se permitan nuevas reglas que posibiliten una mayor participación de la militancia en el proceso de designación. Es muy difícil que cambien las prácticas históricas del Revolucionario Institucional y partidos que se sumen.

El segundo polo no admite discusión: salvo un grave contratiempo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será el abanderado de la alianza entre MORENA y el PT. Al tabasqueño no hay quien le haga sombra en su partido. Además que según todas las encuestas y sondeos de opinión, aventaja a quienes se mencionan como sus adversarios en los diferentes partidos. Será el candidato a vencer por quienes surjan de las diferentes opciones políticas.

Lo que resulta muy llamativo y por ello mismo, mediático, es la propuesta del Frente Amplio Democrático (FAD). Se trata de una propuesta para tratar de derrotar al candidato de la alianza priista, pero sobre todo a AMLO.

La propuesta del FAD surgió al interior del PRD, sobre todo del grupo hegemónico de los “Chuchos” que controlan la dirigencia. Aunque en un acto que sorprendió a muchos donde participaron la dirigente nacional perredista, Alejandra Barrales y el líder del PAN, Ricardo Anaya, se anunció la propuesta electoral. Casi de inmediato surgieron las dudas en torno a una alianza entre dos fuerzas que postulan programas y principios opuestos. Sobre todo porque en 2006 (y 2012) el PRD, que llevó como candidato a AMLO, denunció que el proceso de donde surgió como presidente Felipe Calderón, había sido fraudulento. Eso parece cosa de un pasado lejano, lo cierto es que hoy el PRD es el principal impulsor de la coalición con el PAN.

Al paso de las semanas, la propuesta del FAD parece avanzar de una alianza electoral a una de gobierno de coalición, es decir, a la posibilidad de generar un programa de gobierno, pasando por la repartición de cargos. Pero el Grupo Galileo, apéndice del “chuchismo”, propone que la parte medular de los acuerdos sea el cambio de régimen político. Lo que en los hechos pudiera escucharse bien, pero que no parece ser una prioridad para el panismo.

En el PAN parece inadmisible que se aceptara ir más allá de la alianza electoral, y en ese tenor, permitir que no sea algún panista el candidato del FAD. No veo cómo el PAN apoye a Miguel Ángel Mancera o a algún independiente como lo ha propuesto Jorge G. Castañeda. Sí el candidato no es del PAN no habrá alianza electoral. Y de gobierno de coalición ni hablemos. Salvo algunos personajes como Javier Corral, no veo a más panistas sumados a una alianza encabezada por el “chuchismo”.

Para muchos analistas el verdadero objetivo del FAD es evitar que AMLO gane las elecciones. Incluso éste ha denunciado que el único motivo de los frentistas es hacerle el trabajo sucio al PRI para derrotarlo. Ya veremos muy pronto en que termina la propuesta del FAD y quienes se suman (eventualmente el Movimiento Ciudadano). Si el PAN no lo integra, entonces tendremos 4 candidatos que estarían disputándose el triunfo el año que entra; con todo respeto para el resto de los suspirantes.

Víctor A. Espinoza Valle
El Colegio de la Frontera Norte