Transiciones: Nos debe caer el veinte

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Opinión de Victor Alejandro Espinoza Valle Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

martes 10 de enero de 2017

En agosto de 2008 tuve la oportunidad de asistir a una reunión de trabajo con el entonces candidato presidencial demócrata Barack Obama. Fue uno de los privilegios de una estancia de investigación en el Instituto México del Woodrow Wilson International Center for Scholars, en la ciudad de Washington, D.C. Faltaban pocos meses para la elección presidencial de noviembre de aquél año y el objetivo era escuchar las propuestas acerca de lo que sería su gobierno.

Me sorprendió la cordialidad y apertura del diálogo, además de la sencillez del candidato. No vi una guardia de seguridad ostensible, ni excesos en las medidas adoptadas para ingresar al edificio Ronald Reagan, sede del Wilson Center. Por más que me esforcé nunca vi gente armada, seguramente el servicio secreto hacía bien su chamba y de verdad era secreto, y no como los típicos guarros mexicanos.

Eran tiempos de esperanza, por la posibilidad de que llegara a la Casa Blanca el primer presidente afroamericano, con ideas progresistas en un país sumido en la frustración después de la larga administración republicana encabezada por George W. Bush. Había un ambiente optimista y para México parecían abrirse nuevos tiempos, sobre todo en el tema migratorio.

Hoy a punto de concluir el mandato de Barack Obama, el panorama resulta radicalmente diferente. El 20 de enero asume la presidencia de Estados y Unidos el magnate republicano Donald Trump. Producto de una elección sumamente competida y en la que ganó quien menor voto popular obtuvo, pero la mayoría en el Colegio Electoral; sin embargo, esas son las reglas del sistema de sufragio indirecto. Tarea pendiente será revisar dicho sistema que confiere mayor valor a un electorado y castiga a otro. No aplica la máxima democrática de un ciudadano un voto.

Se ha escrito mucho acerca de las dificultades que se avecinan para los mexicanos de origen que viven en Estados Unidos y para el futuro de la migración internacional con la nueva administración de Trump. Pero en otros rubros también existen evidencias de que sus promesas de campaña van en serio y que su traducción en políticas gubernamentales será altamente dañino para nuestro país. Creo que su visión anacrónica de crecimiento endógeno, será un duro retroceso para la economía de Estados Unidos y del resto de los países en general.

La vuelta a una economía y a una sociedad proteccionista choca frontalmente con lo que había sido el crecimiento de Estados Unidos desde la postguerra. El desarrollo y prosperidad de los vecinos se logró en gran medida con la entrada masiva de inmigrantes a los que poco se le invirtió en educación puesto que muchos ya contaban con una formación y una capacitación para el trabajo que los estadunidenses no querían realizar y que les resultaba sumamente económico pues los salarios de los inmigrantes eran más bajos y a veces hasta menor que el mínimo. La prosperidad de la Nación se hizo a costa del sacrificio de millones de extranjeros.

Además, los migrantes siempre cumplieron el papel de chivos expiatorios para las crisis o problemas recurrentes de la economía. Se les endilgaron todo tipo de estereotipos a partir de su aspecto físico; fueron los destinatarios de las prácticas racistas de una sociedad que no entiende que sin migrantes no habría desarrollo. Hoy, después de las esperanzas de un gobierno como el de Barack Obama que quedó a deber en el plano de la reforma migratoria, la vuelta al racismo y al gobierno proteccionista pone en riesgo incluso el futuro de México.

Lo que debe entender Donald Trump y los republicanos más conservadores, es que el ahondamiento de la crisis en su frontera sur generará un cambio en el patrón migratorio; es decir, la tasa neta de migración mexicana que había llegado a 0, cambiaría pues la crisis impulsará a los mexicanos a salir y saltar cualquier muro, independientemente de sus costos. Además, porque el crecimiento del mercado interno norteamericano requeriría fuerza de trabajo inmigrante. Ni modo, así se comporta el mercado. Las posiciones antimexicanas serán contradictorias con la realidad al paso del tiempo necesariamente; mientras habremos de padecer la virulencia de un discurso que finalmente no se puede sostener en los hechos. Vienen tiempos difíciles; espero que nos caiga el veinte.

Victor Alejandro Espinoza Valle
El Colegio de la Frontera Norte