Transiciones: No basta

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 11 de octubre de 2017

La crisis del Partido Acción Nacional emerge con la renuncia de Margarita Zavala; pero fue incubando hace tiempo cuando declinó la estrella de Felipe Calderón y decidió continuar con el poder del partido y proyectar a su esposa Margarita, primero como la presidente del blanquiazul y posteriormente como su candidata presidencial. La oposición resultó más fuerte y el grupo encabezado por Ricardo Anaya se hizo con el poder. Los dos grupos, que persiguen lo mismo (la candidatura presidencial), no cabían ya en Acción Nacional. El hilo se rompió por lo más delgado.
Margarita Zavala (hoy ya no quiere que le digan de Calderón, aunque durante los años que su marido detentó el poder no le molestaba su papel subordinado como primera dama), decidió salirse de su partido tras 33 años de militancia porque no le garantizaron que sería la candidata presidencial. Poco le importó que hubiera fechas establecidas para que el Frente Ciudadano por México, que al menos a nivel declarativo ella apoyó, se convirtiera en coalición electoral y estableciera el método y los plazos para llegar a una candidatura. Margarita decidió que era la mejor opción y que en tal virtud, y lo que decían las dudosas encuestas, el Frente debería garantizarle que sería ungida. El tiempo se le agotaba pues existía la posibilidad de que se quedara como “el perro de las dos tortas”: sin la candidatura panista, ni con la independiente. El primer plazo establecido por el INE para el registro de aspirantes a una candidatura independiente era el 9 de octubre (tras un fallo del TEPJF se amplió seis días). Era muy urgente para Margarita y su grupo obtener la certeza de la candidatura en el PAN o registrarse como independiente. El riesgo era quedarse fuera de las boletas.
Margarita Zavala difícilmente ha logrado deslindarse políticamente de su marido. No ha podido pero tampoco ha querido. Lo curioso es que sería lo único que le permitiría convertirse en una candidata competitiva. Lo que sabemos es que no se deslindará porque estuvo de acuerdo y avaló las acciones y programas de Calderón como presidente. Me parece que algunos políticos subestiman a los mexicanos y están convencidos que la memoria histórica no existe. Felipe Calderón concluyó su gobierno apenas hace 5 años. Si el objetivo era hacer presidenta a su esposa, debieron esperar cuando menos un sexenio, para que se disiparan las brumas de un periodo sombrío caracterizado por miles de muertos y desaparecidos como producto de la “guerra al narco” que Calderón desató.
Zavala no cuenta con una trayectoria política sólida, aparte de ser primera dama y presidenta del DIF nacional, ha ocupado una diputación local (Asamblea del DF 1994-1997) y otra federal (2003-2006), ambas por la vía de la representación proporcional. No se le conocen mayores méritos administrativos o académicos; tampoco liderazgo en alguna organización social o en la empresa privada. Hace un par de años que emprendió el proyecto de ser candidata y para ello inició su relación con los medios de comunicación. Hay que decirlo: es muy empática con cierto segmento de la población, sobre todo con el conservador.
Sus posiblidades como candidata independiente son mucho menores que a través de su partido. Se calcula que aproximadamente podría restarle al PAN un 10% de votos. Pudieran ser suficientes para que perdiera el Frente. Con la crisis del PAN ninguno de los dos grupos gana. A partir de que los calderonistas se asuman como víctimas, Ricardo Anaya aparecerá como el ogro, quien se aprovechó de la situación para quererse quedar con la candidatura azul. Es posible entonces que tenga que surgir un tercero en discordia como candidato frentista. Ahí se apunta Miguel Ángel Mancera, que hasta antes de la renuncia de Margarita aparecía sin ninguna posibilidad de figurar en las boletas.
Lo dicho, Margarita y el calderonismo pensaron que bastaba con una buena estrategia de comunicación, con una “presencia cálida y sensible’ (aunque proviniera de un “gobierno de talante castrense”) (Jesús Silva-Herzog Márquez, “Chantaje sonriente”, Reforma, 30/11/2015), para gobernar a nuestro país. Por fortuna eso no basta.

Dr. Víctor Alejandro Espinoza

El Colegio de la Frontera Norte