Transiciones: Nacer en la línea

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Profesor-investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 26 de noviembre de 2015

El pasado miércoles 18 de noviembre de 2015 una mujer que hacía fila en la entrada peatonal a Estados Unidos en la garita de San Ysidro (frontera con Tijuana) “dio a luz” frente a los oficiales de aduanas. La nota de Armando José Mercado publicada en La Jornada Baja California (http://jornadabc.mx/tijuana/18-11-2015/), describe el momento del parto: “La bebé, hija de madre estadunidense, llegó al mundo justo un paso antes del mostrador de inspección a las 5:40 de la mañana, informó la oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Un oficial de inspección sanitaria y con preparación paramédica auxilió en el parto. La ambulancia tardó entre 20 y 25 minutos en llegar y recogió a la madre de unos 28 años de edad y a la bebé”.

            La frontera, el límite entre dos países; punto de encuentro y separación; porosa cuando conviene; muro donde se estrellan sueños y se separan familias. La frontera más grande entre dos países del mundo occidental es contradictoria y colorida; deprimente y festiva. En el caso de Baja California y California, uno de los límites más contrastantes entre dos realidades: por un lado el estado más rico de la Unión Americana y por el otro la entrada a un país pobre. Claro, depende la óptica con la que se observe: Baja California es una de las entidades mexicanas con mejores indicadores de crecimiento. Es cuestión de enfoques. Según la mire el optimista irredento o el pesimista realista.

            De los misterios de vivir en frontera: una ciudadana estadounidense decide pasar a su país desde Tijuana a las 5:40 am a punto de dar a luz. ¿Qué hacía en México? ¿Vive en Tijuana? ¿Quería que su hija naciera en Estados Unidos? ¿Andaba de juerga con un embarazo tan avanzado? A veces se nos olvida que así como hay mexicanos que cruzan diariamente a trabajar, estudiar o de compras al “lado americano”, en el “lado mexicano” también viven estadounidenses que cruzan diariamente a su país a hacer exactamente lo mismo que los mexicanos.

            La frontera la cruzan de norte a sur y viceversa miles de personas diariamente; se trata de cruces legales. “Se calcula que cuando menos 40,000 residentes de Tijuana, tanto mexicanos como estadounidenses, se desplazan a diario para trabajar en aquel país” (Catalina Amuedo-Dorantes y Kusum Mundra, “Perfil de los trabajadores transfronterizos de México”; otros autores hablan de 50,000 cruces diarios en las garitas de San Ysidro y Otay, en Tijuana.  (http://revistas.bancomext.gob.mx).  Insisto, a esa cantidad deberá de sumarse aquellos que cruzan a diferentes tipos de actividades y no sólo a trabajar.

            El cruce fronterizo es uno de los más importantes referentes culturales de los fronterizos de ambos lados. Sobre todo para los sectores medios y altos que cuentan con los papeles necesarios para el cruce legal, es una constante en su vida diaria. Los sectores pobres urbanos no participan directamente de la dinámica del cruce fronterizo. Quien cuenta con documentos para pasar de un lado a otro, comparte los códigos del cruce: las filas, las opciones, los horarios: por la derecha, por la izquierda, por el puente: según el día y la hora.

            Ready line, tarjeta Sentri, visado, pasaporte, ciudadanía, residencia legal, etc. son palabras clave en la cotidianidad de los fronterizos. Son los documentos necesarios para aprovechar la vida binacional. Es una vía para poder participar en los ámbitos económico, social y cultural de la amplia region que integran los dos países. Sin ellos, la frontera se  cierra, se transforma en un límite impasable; en punto de desencuentro, de alejamiento cultural, social y económico. Se convierte en distancia, grieta, desconocimiento y falta de oportunidades. La frontera se vive según predomine la vision legal o indocumentada.

            La nueva ciudadana estadounidense que nació en el límite este 18 de noviembre representa un símbolo de la vida fronteriza. Los fronterizos sabemos de filas, de esperas, de las sorpresas que nos esperan en ese tiempo donde todo transcurre en cámara lenta; tan lento que es capaz de arrojar un nuevo nacimiento, que no sabía de tiempos de cruce, de revision de papeles, de tiempos prenavideños. Sólo nacer y pertenecer a esta frontera sorprendente.

Correo electrónico: victorae@colef.mx. Twitter: @victorespinoza_