Transiciones: Medios para la democracia

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 22 de abril de 2015

El pasado lunes 20 de abril como parte del evento de lanzamiento de La Jornada Baja California, tuve la oportunidad de presentar un magnífico libro coordinado por Pedro Miguel, México en WikiLeaks. WikiLeaks en La Jornada. Memoria de una aventura periodística, publicado por La Jornada Ediciones. El libro incluye varias historias paralelas; desde la creación del portal WikiLeaks por el ciudadano australiano Julián Assange en 2006, que se especializó en la publicación de documentos confidenciales; hasta las vicisitudes de su refugio en la embajada de Ecuador en Londres desde el 19 de junio de 2012, tratando de evitar un juicio amañado en Suecia, a partir de una acusación de delitos sexuales, con el objetivo de ser extraditado hacia Estados Unidos, donde sería juzgado por espionaje y alta traición.

La otra historia es la que involucra a La Jornada, como uno de los seis medios que a nivel mundial recibieron la información sustraída al Departamento de Estado de Estados Unidos para su difusión. Pedro Miguel en la Presentación del libro escribe; “La noche del martes 18 de enero de 2011, en una localidad del este de Inglaterra, un enviado del diario (La Jornada) recibió de manos de Julián Assange un archivo encriptado que contenía dos mil 995 cables enviados al Departamento de Estado en años y meses anteriores por la embajada y los consulados de Estados Unidos en México. Desde el 28 de noviembre de 2010 WikiLeaks había entregado las filtraciones a cinco medios impresos: The Guardian, The New York Times, Le Monde, El País y el semanario Der Spiegel. El sexto fue La Jornada. El jueves 10 de febrero (2011) éste último empezó a publicar información basada en esos documentos”.

Uno de los asuntos que deja ver el libro es el papel de los medios de comunicación mexicanos y su sometimiento a los intereses de los gobiernos en turno. De esto hemos sido testigos en el reciente episodio de censura al espacio informativo de la periodista Carmen Aristegui, cuya justificación procedió de la adhesión de la periodista a la nueva plataforma independiente: Mexicoleks. Dice Pedro Miguel: “Un aspecto particularmente desconcertante de las reacciones ante lo publicado por La Jornada sobre el material de WikiLeaks fue el silencio generalizado (aunque no total) del resto de los medios (…) En el caso de México había en ellos mucho más combustible para el escrutinio público que en el episodio de Watergate, cuya investigación, detonada por The Washington Post, terminó siendo tarea compartida por muchos diarios y canales periodísticos de Estados Unidos. El simple hecho de confirmar que la embajada del país vecino había desempeñado una función clave en la conformación del gobierno de Felipe Calderón habría debido llevar, en un marco de plena normalidad democrática, a un cuestionamiento político severísimo de la autoridad y a la exigencia generalizada de una rendición de cuentas al respecto (…) Los medios mexicanos optaron por dar la espalda a los hechos contenidos en los cables diplomáticos”.

En uno de los testimonios incluidos en la obra, el propio Assange sentencia: “Las sociedades democráticas necesitan medios fuertes, y WikiLeaks es parte de los medios”. La prensa independiente es clave tanto en el proceso de transición de regímenes autoritarios, como para la construcción de una democracia de calidad. No hay democracias consolidadas sin alternativas de información para la ciudadanía. El problema, como lo relata Pedro Miguel, es que la mayoría de los medios mexicanos, salvo honrosas excepciones, se han convertido al menos en voceros del poder, cuando no en cómplices de la corrupción, al encubrir la información o manipularla en beneficio del mejor postor. Sin prensa libre e independiente es imposible hablar de consolidación democrática.

-Dr. Victor Alejandro Espinoza Valle, profesor-investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública.