Transiciones | La guerra en Ucrania. Viejos factores, nuevos actores.

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Opinión de Guillermo Alonso Meneses Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 24 de marzo de 2022

“De aquellos polvos vienen estos lodos”. Este viejo refrán remarca que detrás de cualquier evento subyacen unas causas y una historia. Y no siempre podremos conocerlas. Hoy ignoramos por qué Vladimir Putin inició esta guerra contra Ucrania, cuando el caos mundial por la pandemia del Covid-19 aún no se disipa. ¿Ucrania en la OTAN realmente era una amenaza para Rusia? ¿Por qué amenazó con utilizar armas nucleares? ¿Qué necesidad había de una Guerra Mundial híbrida y de baja intensidad en el corazón de Europa? ¿Putin se volvió loco o cometió un error de cálculo que lo lanzó de cabeza al estercolero de la historia donde están Hitler o Stalin? 

No hay respuestas claras. 

La historia de la humanidad es la historia del impredecible factor humano. Pero son legión los alérgicos a la memoria y la historia. Sin embargo, algunos factores que explican esta guerra están en el derrumbe de la extinta URSS y su proyecto comunista-socialista, simbolizado en la caída del muro de Berlín en 1989. En aquel contexto, Ucrania se independizó de la URSS en 1991 y aquel mismo año nació la actual Federación de Rusia. Rusia, potencia nuclear, es el mayor país del planeta y su población ronda los 146 millones de habitantes [México tiene 130 sin contar los residentes y descendientes en Estados Unidos]. Ucrania tiene 45 millones de habitantes y es el tercer país más grande de Europa tras Rusia y Francia y por encima de España, y limita con varios países de la Unión Europea [UE] como Polonia, Eslovaquia, Hungría, Rumanía, así como con Bielorrusia, Moldavia y ese territorio-zombi prorruso de nombre Transnistria. 

¿Todo esto no les huele ya a rancia geopolítica?

Putin es un gobernante mañoso que cambió las leyes para perpetuarse en el poder, inició guerras y asesinó opositores. Con todo, la revista estadounidense Time lo nombró hombre del año en 2007, Trump le reía las gracias y la Alemania de Angela Merkel o la UE lo empoderaron y adularon a cambio del gas ruso de la empresa estatal Gazprom. Es decir, los Estados Unidos y la UE alimentaron la prepotencia de Putin. Biden, ahora, lo tacha de criminal de guerra.

La historia reciente de Ucrania es la de un país acosado por Rusia, que impuso gobiernos títeres y atentó contra candidatos a la presidencia ucraniana. Cuando en el 2014 fue removido el presidente prorruso Yanukóvich, Rusia invadió la península de Crimea e instigó que en la región ucraniana de Dombás, limítrofe con Rusia, surgieran las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Esa guerra ha provocado más de 10 mil muertos. Cuando el 24 de febrero Putin invadió Ucrania pensaba repetir la historia del 2014 y que el mundo miraría a otro lado.

Sin embargo, un comediante ucraniano metido a político, Volodímir Zelenski, de familia judía y ruso-parlante, y el pueblo ucraniano, le plantaron cara al ejército ruso. Esta Guerra Mundial híbrida y encubierta, porque decenas de países están apoyando a Ucrania, se hace con Kalashnikovs [cuernos de chivo] y con drones de bajo costo, con los países occidentales estrangulando la economía rusa y Anonymous hackeando Webs estratégicas, con Rusia lanzando misiles hipersónicos o usando robots autónomos asesinos, mientras el barro y las heladas detienen su ejército.

La imbecilidad humana y la guerra son viejos ingredientes, como los 3.5 millones de refugiados, la mayoría mujeres y menores. Nuevo es que la guerra nos la cuenten en Instagram o que Zelenski le haya hablado telemáticamente a parlamentarios británicos, alemanes, estadounidenses. Mientras tanto, Putin desinforma. 

Ucrania necesita luchar para poder negociar la paz sin humillaciones. Maquiavelo nos aconsejó que: a enemigo que huye, puente de plata. ¿Soñará Putin con puentes de plata?, ¿Occidente tiene la pesadilla de una guerra nuclear? Sepa. 

Quienes crean que la guerra no afecta a México, que chequen el precio de la gasolina o ese impuesto dañino llamado inflación.

Dr. Guillermo Alonso Meneses

El Colegio de la Frontera Norte