El pasado domingo 1 de septiembre fue un día histórico. Fuimos testigos del primer informe de un presidente que no llegó al cargo como candidato del PRI o del PAN. O si se quiere, del primer presidente de izquierda en la historia de nuestro país, si excluimos al Gral. Lázaro Cárdenas. De ahí las expectativas del acto.
Otra de las grandes novedades fue sin duda que por primera ocasión no se transmitió por cadena nacional en radio o television. Desde luego que algunas televisoras decidieron subir la señal, pero básicamente la difusión fue vía redes sociales.
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha desarrollado un estilo personal de gobernar que rompe con los viejos protocolos del presidencialismo mexicano. Para este informe, por ejemplo, tuvo una ceremonia muy sencilla, sin la parafernalia de las viejas ceremonias. No fue en el Campo Marte, ni con el gabinete en pleno custodíandolo. Al inicio una silla, y posteriormente desde el atril leyó el documento. Pero a lo largo de casi dos horas, se permitió algunos comentarios al margen del escrito.
He leído comentarios en el sentido que se trató de “una vuelta al pasado presidencialista ya desterrado”. Que yo sepa, el protocolo del informe/mensaje nunca ha desaparecido. Considero que fue el acto más sencillo que recuerdo. Y por supuesto, nada que ver con aquellas fastuosidades de los tiempos de José López Portillo o de Carlos Salinas de Gortari.
El presidente decidió también romper con lo establecido al anunciar que se trataba del “tercer informe de gobierno al pueblo de México”. El anuncio en el estrado causó confusion, luego se aclararía que se trataba del tercer informe al pueblo mexicano y no al Congreso. El primero fue a los cien días de gobierno y el segundo en el primer aniversario del triunfo electoral. Por eso se trataba del tercer informe; sin duda una decisión para ganar la atención y el foco de la discusión nacional.
He escuchado críticas de quienes consideran que debieron haberse abordado todos los temas de la agenda nacional. Incluso la COPARMEX distribuyó un comunicado donde señalaba que no se “habían dado cifras”. Creo que las cifras, en comparación con otros informes, abundaron. Fue muy puntual en los temas que quiso destacar. Desde luego, aquello que es un verdadero galimatías fue obviado. ¿Alguien cree que en el pasado la autocrítica privó sobre lo que se consideraban los logros de la administración? ¿Alguien en su sano juicio considera que en una reunion de esta índole donde están controladas todas las variables se van a incluir los temas donde no ha habido avances? ¿Tiene sentido darse un “tiro en el pie”?
Desde luego que los temas que sí abordó son aquellos en los que se han logrado avances importantes tomando en cuenta que apenas lleva 9 meses su gobierno. En general aquellas políticas que propician el desarrollo de la población fueron las resaltadas: programa de apoyo a jóvenes y a adultos mayores, por ejemplo. Además, de asuntos centrales como el combate a la corrupción y al huachicoleo. Los programas de apoyo al campo o las menciones a la defensa de los connacionales en el extranjero en virtud de sus grandes apoyos a la economía vía remesas. Los temas ausentes o marginales fueron los del combate a la inseguridad y el crecimiento económico.
En este mensaje al pueblo de México hubo un guiño a ciertos grupos empresariales (como el de Carlos Slim) y a las fuerzas armadas. No a la COPARMEX que se a convertido en la principal oposición, ni tampoco al resto de sus detractores. Y dijo uno de sus frases más contundentes: “la oposición se encuentra moralmente derrotada”. Vimos atisbos solo de lo que puede ser una transformación estructural, sobre todo en los ámbitos económico y social. Urge que también se incluya un cambio de régimen politico. Discutamos cuál puede ser la forma de gobierno del futuro: yo apuesto por el semipresidencialismo.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza
El Colegio de la Frontera Norte