El 16 de octubre pasado tuvo lugar la sesión del Subcomité Especial de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento del Coplade-BC, para la presentación del Programa Estatal Hídrico 2022-2027 (PEH); pero en esta ocasión no profundizare en ello porque, al recibir una fuerte crítica por parte de todos los que ahí participamos provenientes del sector social y académico, el documento se encuentra aún en proceso para su eventual posterior validación definitiva. Lo que abordaré hoy, serán algunos ejemplos de episodios hidrosociales que han vivido los bajacalifornianos, lo anterior motivado por la mención groseramente superficial que los actores gubernamentales hicieron en dicha sesión, sobre conceptos profundos tales como gobernanza, justicia hídrica y sustentabilidad.
El primer episodio hidrosocial surgió en los años del inicio del desarrollo modernizador del Valle de Mexicali, conocido como “el Asalto a las Tierras de 1937”, evento en el que con el apoyo comprometido del Presidente Lázaro Cárdenas, se entregaban las tierras y aguas a los productores mexicanos, con ello, se acabó con la hegemonía de las grandes compañías extranjeras que controlaban el emporio algodonero de ese entonces, He aquí la primera muestra de una gobernanza transformativa donde sociedad civil y gobierno se alinearon de manera horizontal para lograr un gran cambio con miras a alcanzar la justicia hídrica y territorial del sector social del campo.
El segundo proceso hidrosocial profundo, tuvo lugar durante las décadas de los años sesenta y principios de los setenta. El “Problema Internacional de la Salinidad del río Colorado” indujo la configuración de la famosa “ruta de la sal” del Valle de Mexicali, una franja del orden de 60,000 hectáreas con suelos de baja productividad. Este episodio fue conocido también a nivel global por la manera en que los gobiernos y la sociedad civil regional nuevamente se tomaron de la mano para enfrentar a la potencia económica vecina del norte y detener la contaminación salina que afectaba suelos y aguas del Valle de Mexicali y, con ello, lograr mejores condiciones en las entregas de agua, con ello, reponer la productividad y mejorar las condiciones económicas de los habitantes de la región. Esto expresó una verdadera gobernanza adaptativa que impulsó una nueva era de justicia y sostenibilidad hídricas.
Es necesario mencionar otro episodio hidrosocial en el que como sociedad local sufrimos un revés, precisamente por no llevar cabo un proceso adecuado de gobernanza en la toma de decisiones y desde luego por no enfatizar el enfoque de sustentabilidad fuerte donde se protegiera de manera determinante a una de las fuentes de agua principales de la región, por ello se perdieron cerca de 80 millones de metros cúbicos anuales que alimentaban al acuífero del Valle de Mexicali. Me refiero a la diferencia internacional del “Proyecto de Revestimiento del Canal Todo Americano”, mismo que tuvo lugar durante las décadas de los noventa y dos mil. Esto nos dejó enseñanzas colectivas sobre lo que no se debe hacer cuando se trata de defender el agua.
Finalmente, menciono un proceso hidrosocial reciente donde dos temas se presentan paralelamente: el intento privatizador de los servicios de agua potable en el estado de Baja California en 2016 y el megaproyecto cervecero Constellation Brands que inicio desde 2015 y que consumiría 20 millones de metros cúbicos anuales, equivalente a una quinta parte del consumo total del Mexicali urbano. Aquí, una participación social amplia en el primer caso y una vigilancia social organizada, aunada a la decisión gubernamental federal en el segundo, se alinearon bajo un contexto de gobernanza ambiental democrática para presionar la derogación de una ley privatizadora, en enero de 2017, y para cancelar el megaproyecto cervecero en marzo de 2020, aunque el proceso de desmantelamiento de la cervecera continúa.
Cierro aquí subrayando que se debe tener mayor respeto y cuidado por parte de los entes y agentes gubernamentales cuando se mencionen los siguientes conceptos profundos: “hidrosocial”, esto no se refiere a un club de amigos del agua, sino al pueblo comprometido que defiende el agua y el territorio; “gobernanza”, no se refiere a la buena coordinación entre organismos gubernamentales, sino a la real toma de decisiones horizontales, incorporando cabalmente a la sociedad, considerando además los diferentes tipos de gobernanza que menciono arriba; la verdadera “justicia hídrica” significa igualdad en el acceso en cantidad, calidad, oportunidad, costo e infraestructura en ciudad y campo; finalmente, la “sustentabilidad”, un término frecuentemente abusado, requiere ser precisado y hablar de “sustentabilidad fuerte” para dejar claro que realmente se busca proteger el agua, para las actuales y futuras generaciones por encima de intereses de grupo y/o con poder económico.
Alfonso Andrés Cortez Lara
El Colegio de la Frontera Norte