Transiciones | Entregas de agua al rio Bravo: sequías y planeación

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Opinión de José Luis Castro Ruiz Castro Ruiz Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 22 de septiembre de 2022

El próximo mes de octubre se cumplirán dos años desde el cierre del último ciclo de entregas de agua de México al río Bravo, como parte de sus obligaciones en el marco del Tratado de Aguas Internacionales de 1944 con Estados Unidos. En aquella ocasión nuestro país pudo cumplir con la deuda que tenía aún pendiente, gracias a la firma del Acta 325, un arreglo por el cual México contó con agua estadounidense para cubrir las necesidades de sus municipios fronterizos aguas abajo de la presa internacional de La Amistad, en la frontera entre Coahuila y Texas.

El compromiso que tiene México en relación al presente ciclo puede parecer lejano en estos momentos, pero la persistencia de las sequias que han afectado la cuenca binacional del rio Bravo y sus afluentes debe ser un motivo de reflexión.  De acuerdo a datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), al 3 de septiembre del presente año nuestro país había entregado un volumen aproximado de 152 millones de metros cúbicos de agua, apenas el 19% de la entrega correspondiente a estos dos años, y 8% de la cuota total que se deberá cubrir al final del ciclo en 2025.

Las condiciones que llevaron a la firma del Acta 325 fueron una llamada de atención para ambos gobiernos, pero principalmente para México, y la interrogante surge sobre qué lecciones se aprendieron y que se está haciendo para contar con esquemas programáticos que permitan cumplir con las obligaciones internacionales sin dejar de atender las necesidades internas de los estados adyacentes a la cuenca del río Bravo.

La problemática hídrica de esta región es compleja por su importancia en el contexto  nacional. En el caso de la cuenca del río Conchos el crecimiento de sus principales ciudades es otro elemento de presencia creciente en la competencia por el agua. Si bien existe investigación académica cubriendo diferentes aspectos como son el modelamiento hidrológico y de manejo, la calidad del agua y la variabilidad climática entre otros, es fundamental desarrollar trabajos y acciones que tomen en consideración la opinión misma de los diferentes usuarios a partir de sus experiencias cotidianas, su relación con la Comisión Nacional del agua (CONAGUA) y su conocimiento incluso de la situaciones vividas en los períodos críticos de entregas de agua al río Bravo. 

En este sentido es digno de mencionarse el trabajo del Consejo de Cuenca Rio Bravo (CCRB), que llevó a cabo una serie de seminarios y foros públicos durante el año de 2021, los que sirvieron de base para el Programa Hídrico Regional (PHR) 2021-2024 de la región hidrológica correspondiente (VI), y el cual incluye acciones específicas y consensadas en áreas estratégicas. Tal es el caso del apartado sobre el cumplimiento del Tratado de 1944, que plantea acciones con la participación de la sociedad usuaria como son la reglamentación y limitación del recurso y la cancelación de extracciones irregulares. Las autoridades del CCRB prevén iniciar la instrumentación del PHR en los próximos meses.      

Las lluvias de los últimos días parecen haber dado un respiro a la región. Los últimos reportes de la CILA identifican a dos de las principales presas en la cuenca del Conchos -El Granero y Francisco I. Madero- al 100% de su capacidad. Este nuevo escenario permitirá a CONAGUA atender las necesidades mas urgentes e inmediatas. Sin embargo la perspectiva de nuevas sequias sigue presente y los programas y acciones a más largo plazo deberán entrar a su fase operativa. Es imprescindible que México cuente con una base de conocimiento y esquemas de planeación más sólidos y realistas que le permitan hacer frente a sus responsabilidades tanto internas como internacionales con una mejor organización, y haciendo valer su soberanía sobre el recurso.

Dr. José Luis Castro Ruiz

El Colegio de la Frontera Norte