Transiciones: entre el face y la credencial de elector

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Profesor e investigador de El Colef de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 13 de abril de 2016

Víctor Alejandro Espinoza

Este martes 12 de abril arrancaron las campañas electorales en Baja California. Durante 51 días (hasta el 1 de junio) viviremos la intensidad del proceso electoral. Serán los tiempos cuando los mercadólogos harán su agosto. Todos quieren salir en la propaganda como en la foto de su facebook, pero no como en la de su credencial de elector. Habrá que hacer trabajo de intenso photoshop para que algunos logren el ansiado triunfo.

Como sabemos están en juego 30 cargos, pero la cifra de candidatos pudiera llegar a 226 en la entidad: 170 candidatos a diputados (no incluyo a los candidatos independientes al Congreso) y 56 a las alcaldías: muy pocos cargos para tanto pretendiente (aunque al momento de escribir este artículo se menciona que pudieran ser “solo” 42 candidatos a los ayuntamientos). La operación es simple: habrá 13 partidos participantes y solo una alianza compuesta por 4 de ellos (PRI/PVEM, NA y PT), lo que arroja 10 candidatos por cada uno de los 17 distritos, a ello sumamos los 56 candidatos a alcaldes (desde luego estas cifras serán corroboradas una vez concluyan las impugnaciones que sometieron aquellos que se les negó el registro).

Serán tiempos complejos, con miles de spots, de mensajes, de bardas pintadas, de espectaculares y de intense actividad en las redes sociales. Debo mencionar al menos dos novedades: un órgano electoral fruto de la reforma política de 2013-2014, nombrado directamente por el el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, es decir, designado de manera externa a la entidad y, dos, la participación de candidatos independientes por primera ocasión en la historia política local, pues en 2015 no hubo candidatos sin partido en la contienda federal.

Las campañas en buena medida se desarrollarán en las redes sociales; desde la elección presidencial de 2012 ha ido creciendo la exposición de los candidatos en las mismas. Un segmento cada vez más grande de la población se ha venido sumando a las redes, por lo que todos los candidatos saben de la importancia de participar y de hacer campaña para este sector social, sobre todo para los jóvenes que son sumamente activos. Además, no debe olvidarse que se trata del único medio que no se encuentra regulado en las normas electorales; lo que significa que se ha convertido en el espacio privilegiado para desarrollar “campañas negativas”. La guerra sucia se libra en las redes sociales; así ha sido y dada la naturaleza y normatividad, difícilmente va a ser de otra manera.

Al respecto llama la atención la forma en como se presentan las prohibiciones de los contenidos propagandísticos en el caso de Baja California: “Se prohiben las expresiones verbales o alusiones ofensivas a las personas, candidatos y partidos políticos y aquellas contrarias a la moral, a las buenas costumbres y las que inciten al desorden, así como las que injurien a las autoridades o a los candidatos de los diversos partidos o coaliciones, que contiendan en la elección” (Artículo 160, II, Ley Electoral del Estado de Baja California). Mientras que en el plano federal la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales estipula la prohibición de “calumniar a las personas” (Artículo 247, 2). Estas diferencias habré de abordarlas en otro artículo.

Serán campañas que pondrán a prueba la separación que existe entre ciudadanos y clase política, brecha que ha venido creciendo en años recientes. Por desgracia la proliferación de candidatos, la “guerra sucia” que pudiera desatarse, insisto sobre todo en redes sociales, y el derroche de recursos, podrían ahondar la distancia entre los partidos políticos y la ciudadanía. Sobre todo en una entidad que se ha distinguido por el abstencionismo, conduciría a que los partidos de nueva creación o aquellos profundamente divididos no alcanzaran el porcentaje establecido en la ley para conservar su registro (3% de la votación válida emitida).

No será fácil para los partidos políticos ni para los candidatos independientes hacerse de los votos que tradicionalmente escasean. En un escenario abstencionista y con tal proliferación de candidatos, la fragmentación del voto favorece a los partidos mayoritarios y con mayor cantidad de “voto duro”. Serán 51 días de campañas muy intensas. Es el tiempo de los mercadólogos.