Transiciones: Entre azul y buenas noches…

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 22 de octubre de 2014

Es el nombre del V Coloquio Internacional de Estudios Mexicanos y que lleva como subtítulo: “Auge y decadencia del PAN”, al que hemos sido convocados por el Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y que arranca el día de hoy. Me han pedido que hable sobre la experiencia de los gobiernos panistas en Baja California. Extraigo algunas de las reflexiones que incluyo en mi presentación:

La historia de Acción Nacional da un vuelco a partir de que se convierte en un partido ganador en las urnas. Deja de ser una oposición crítica y se convierte en gobierno. El caso de Baja California es quizás el más ilustrativo en esa dirección. En 1989 gana la gubernatura, las alcaldías de Tijuana y Ensenada (para el PRI fueron Mexicali y Tecate) y 9 de los 19 diputados locales (obtuvo la mayoría relativa). Si tomamos este último dato, podemos ver que en Baja California tuvo lugar la primera alternancia estatal, pero también la conformación del primer gobierno dividido en el país.

Ernesto Ruffo Appel creía que con administración honesta se resolverían los problemas sociales; se trataba además de dar cauce a la participación ciudadana y atender de manera individual a los ciudadanos considerados como clientes del gobierno. Esta visión dejaba de lado un diagnóstico estructural de los problemas que enfrentan las entidades. Desde esa óptica lo que fallaban eran los gobernantes, no las instituciones. No había necesidad de un nuevo diseño institucional. Esta visión se extendió a otros gobiernos, incluyendo a los dos federales encabezados por Vicente Fox y Felipe Calderón.

En términos de su accionar, los gobiernos panistas se dieron cuenta de que se requería un sistema de representación para poder encarar a los peticionarios que se reproducían. La idea de una administración de puertas abiertas y donde un día a la semana los funcionarios sacaban sus escritorios al patio de los edificios gubernamentales se reveló como inviable y no resolvía las crecientes demandas. El gobierno de Ruffo Appel y los que le siguieron, adoptaron una estrategia de generación de mecanismos corporativos alternos. Si el PRI había sobrevivido en gran parte debido a un engranaje corporativo bien afinado, en el que en la base se encontraban las organizaciones y los sindicatos, el PAN alentó la formación de nuevos sindicatos auspiciados por el gobierno. A esto lo llamamos “corporativismo blando” o “azul”.

Pero quizás el fenómeno más identificado con la suerte del PAN ha sido lo que se ha llamado la “colonización de la administración pública”, según la caracterización de Soledad Loaeza. En una primera fase, los cuadros mejor preparados del partido fueron designados como funcionarios de la administración estatal y municipal, pero también del Congreso. Un partido tan cerrado como Acción Nacional donde es muy complicado el proceso de renovación de liderazgos, se fue “vaciando” de sus mejores cuadros.

Al pasar de los años, un cuarto de siglo después del triunfo de Ruffo Appel, los nombres y apellidos de los funcionarios prácticamente son los mismos. A tal grado que actualmente los alcaldes de Playas de Rosarito y Mexicali repiten en esa posición. El partido se ha quedado prácticamente sin cuadros pues todos buscaron una candidatura o un cargo dentro de la administración pública. Es un precio alto que pasa factura.

-Dr. Víctor Espinoza Valle, investigador del Departamento en Estudios de Administración Pública.