Transiciones: En la recta final

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Profesor e investigador de El Colef de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 25 de mayo de 2016

En la recta final
Víctor Alejandro Espinoza

Estamos a pocos días que concluyan las campañas electorales y de que tengan lugar los comicios el próximo domingo 5 de junio. En el caso de Baja California hay una percepción generalizada de que no ha habido correspondencia entre la cantidad inédita de candidatos y el escaso interés despertado entre la ciudadanía y su posible comportamiento electoral. Peor aún, muchos piensan que la afluencia a las urnas será, una vez más, escasa.

A partir de la reforma electoral de mayo de 2014, hubo cambios sustantivos en varios ámbitos, uno de ellos sin duda fue el de la organización del proceso electoral. Ello se tradujo en una mayor complejidad de la aplicación de las nuevas normas producto de la actuación de los dos órganos electorales. El proceso electoral es inédito justamente porque no sólo tuvieron que actuar los dos institutos electorales, sino incluso los tribunales estatales y federales. En anteriores ocasiones la organización de la elección recaía sólo en el Instituto Estatal Electoral y en el Tribunal de Justicia Electoral del Estado de Baja California, institución encargada de resolver las controversias legales.

Hoy, además del INE, las últimas instancias para dirimir los conflictos legales son la sala regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el pleno del mismo. Esto ha llevado a que a estas alturas del proceso los partidos políticos se encuentran litigando asuntos e interponiendo recursos legales ante las diferentes instancia estatales y federales. Optamos por la sobrerregulación ante la desconfianza que caracteriza a nuestra cultura política. No es un problema de los órganos electorales sino de las complejidades de la normatividad y de la duplicidad en la actuación de las instituciones encargadas del proceso.

Otra de las novedades de la elección en turno ha sido la cantidad de partidos y candidatos disputando los escasos cargos. Por ejemplo, en la contienda por la alcaldía de Tijuana son 12 los candidatos, 10 por partidos políticos y 2 independientes. Esto ha generado opiniones en torno a si la normatividad sobre partidos políticos está incentivando su crecimiento y si el multipartidismo es consustancial a la democracia; o si es preferible un sistema de pluralismo limitado donde 3 o 5 partidos políticos fuertes e institucionalizados se disputen el poder. Lo cierto es que la oferta tan amplia de opciones ha generado una suerte de confusión entre los ciudadanos acerca de lo que son y representan.

Una de las preocupaciones cíclicas de los analistas y clase política en la entidad es el fenómeno abstencionista. Como ya dije, a esta elección se suma la complejidad normativa y la proliferación de candidatos que puede llevar a que la participación ciudadana se deprima. Ya de por si los datos de las anteriores elecciones dan cuenta de una tendencia abstencionista que se ha venido acentuando en elecciones locales y en intermedias federales.

En la elección comparable a la actual, la intermedia local de 2010, apenas 31.72% de los ciudadanos inscritos en la lista nominal acudieron a las urnas, esto es, se registró un abstencionismo del 68.28%. Mientras que en 2013, cuando estuvo en disputa el cargo de gobernador, aumentó la participación a un 39.16%, es decir, se registró un 60.84% de abstención. En las elecciones intermedias federales de 2009 tuvimos el registro más alto de abstención en la entidad con un 69.31%, apenas un 30.79% de los ciudadanos decidieron votar, para ocupar el último lugar de participación a nivel nacional.

Hemos llegado a una situación en la que nos conformamos y nos damos por bien servidos si la participación electoral alcanza el 40%. El sector más reacio a votar es el de los jóvenes. Sin embargo en la elección presidencial de 2012 el movimiento #Yosoy132 llamó a votar y tanto ellos como sus opositores se pronunciaron por diversas opciones políticas, pero sobre todo coincidieron en el llamado a acudir a las urnas. El resultado fue que en la entidad tuvimos una alta participación del 53.77%, superior a la de 2006 que fue del 46.97%. Hasta hoy no observo un involucramiento de los jóvenes en el proceso electoral, pero tampoco una actitud explícita de rechazo al voto. Esperemos que pese a todo tengamos una buena afluencia a las urnas este domingo 5 de junio. Es un buen deseo.