Transiciones: Encuestas y adelantados

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle profesor-investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 3 de septiembre de 2014

El día jueves 28 de agosto se difundieron las declaraciones del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, en las que afirma que el presidente Enrique Peña Nieto “no trabaja con encuestas en mano, ni toma decisiones basado en índices de popularidad”. Estas declaraciones admiten distintas lecturas. Como en política la forma es fondo, una posible explicación es que ante la difusión de encuestas que muestran que entre los mexicanos ha crecido la valoración negativa del gobierno de Peña Nieto, las declaraciones serían una forma de subestimar los resultados y el papel de los sondeos de opinión. Pero también, puede ser que existe verdadera preocupación por la creciente actitud de rechazo y que se trata de una vía de control de daños.
Además, hay de encuestas a encuestas; generalmente las realizadas por centros de investigación o casas encuestadoras internacionales tienen mayor impacto sobre el gobierno mexicano. Todo indica que las palabras del secretario Osorio Chong tienen que ver con la difusión de una encuesta del prestigiado centro, con sede en Washington, DC, Pew Research Center. Apenas el martes 26, se difundió un estudio poco común desde el nombre y que abarca importantes temas sobre el gobierno y la vida pública de México.
La encuesta se llama: “Calificaciones del presidente mexicano, Peña Nieto, caen con la reforma económica”. Se entrevistó “cara a cara” a mil ciudadanos en México. En el último año, la valoración negativa de su gobierno aumentó en 9 puntos porcentuales, pasando del 38 al 47 por ciento; no habría tanto problema si la valoración positiva se hubiera mantenido en 57 por ciento; sin embargo cayó en 6 puntos y se situó en 51 por ciento. Pero en términos concretos, ante la pregunta del manejo de la economía, la desaprobación aumentó en 14 puntos, pasando del 46 al 60 por ciento.
Comparativamente, no todo son malas noticias para Peña Nieto. El Congreso y otros líderes políticos salieron peor librados. La llamada Buena Influencia del Congreso cayó del 45 al 33 por ciento en el último año; pero la “mala” subió 9 puntos, al pasar del 47 al 56 por ciento. Si Peña Nieto tiene una valoración desfavorable del 48 por ciento y favorable del 51 por ciento; AMLO tiene 61 por ciento desfavorable y 36 por ciento favorable; en los mismos rubros Marcelo Ebrard anda en 57 y 23 por ciento, respectivamente; mientras que Josefina Vázquez Mota obtuvo 68 por ciento desfavorable contra un 21 por ciento favorable.
Lo cierto es que mientras las reformas estructurales no se traduzcan en bienestar cotidiano para la población, no habrá forma de que no caiga la popularidad de Peña Nieto. Estamos en un sistema presidencialista en el cual la responsabilidad de lo bueno y lo malo que le pase a los mexicanos se le atribuye al Jefe del Ejecutivo. El problema es que la elección del 2015 está a la vuelta de la esquina y los comicios presidenciales, un poco más allá; pero el 2018 ya se vislumbra.
Nota final: El 2015 ya inició. Como anticipo de mi siguiente colaboración: este lunes 1 de septiembre un prominente político panista me confió su intención de contender como candidato a gobernador de Michoacán. Dice que dejará la comodidad de la senaduría por la adrenalina de su entidad.

*Dr. Víctor Alejandro Espinoza Valle, investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública.

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