Transiciones | El día cero en Monterrey: una historia de planeación y desabasto

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Opinión de José Luis Castro Ruiz Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 21 de abril de 2022

La sequía que vive en estos momentos el noreste del país, y que ha llevado a las autoridades responsables de la gestión del agua en Nuevo León a tomar medidas de emergencia, ahora bajo la perspectiva del apocalíptico día cero, parece marcar el último episodio de una larga trayectoria de búsqueda de soluciones no resueltas que ha vivido el estado en torno a la demanda proveniente del Área Metropolitana de Monterrey (AMM), donde se concentra más del 80% de la población estatal, y se asienta un sector importante de la industria en el país, en una región con una historia de sequías recurrentes, estrés hídrico, y fenómenos meteorológicos catastróficos. 

Desde fines del siglo diecinueve, con el asentamiento de las primeras industrias en Monterrey, la búsqueda de fuentes de agua ha sido una tarea incesante de los responsables en turno para satisfacer la creciente demanda, paralelamente a la expansión de lo que hoy es el AMM. La responsabilidad del servicio, primero en manos privadas hasta la primera mitad del siglo pasado, y posteriormente con la participación de los gobiernos estatales en la década de 1950, estuvo marcada igualmente por una búsqueda de nuevas fuentes en zonas periféricas del AMM y de las obras de infraestructura correspondientes, intentando cerrar la brecha entre oferta y demanda. En esta línea surge el organismo Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM) en 1956, para atender primero en forma exclusiva a todos los municipios del AMM, ampliando sus funciones a todo el estado en la década de 1990. 

Las últimas décadas marcaron igualmente una tendencia de los gobiernos en turno al desarrollo de grandes obras de infraestructura, combinada ahora con el planteamiento de políticas enfocadas a la demanda, como el programa permanente de cultura del agua a cargo de SADM en 1986, que sentó las bases para este tipo de acciones en gobiernos posteriores. Los proyectos Monterrey I a V, emblemáticos de este período, incluyeron la construcción de las presas Cerro Prieto y El Cuchillo, así como la ampliación de la presa La Boca. A estos siguió el controvertido Proyecto Monterrey VI, que proponía un trasvase de 19 metros cúbicos de agua por segundo de la cuenca del río Pánuco, distante 372 kilómetros, y que fue cancelado posteriormente por la administración de Jaime Rodríguez Calderón. Finalmente, durante la gestión de este gobernador tuvieron lugar la elaboración del Plan Hídrico 2050, un proyecto coordinado por el Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey (FAMM) con la asistencia de diversas instituciones académicas y de consultoría privada, y que propone diferentes alternativas estructurales/no estructurales de abasto para el estado y el AMM, y el Plan Hídrico 2030, que incluye entre sus ejes principales la construcción de la presa La Libertad, la cual no pudo ser concluida en el período correspondiente.  

El breve recuento presentado aquí da idea de un proceso que ha privilegiado el desarrollo de infraestructura combinado en menor medida con acciones orientadas a la demanda. Un proceso cuyo producto ha sido puesto duramente a prueba por las actuales condiciones climáticas, pero que sin duda cuenta con una base sólida con miras a futuro, a partir del conocimiento acumulado a través del mismo, y de las opciones de acción que abre esta última experiencia en particular. En esta ruta se puede decir que sobresalen dos valiosas enseñanzas: la necesidad de dar más peso a la aplicación de políticas enfocadas a la demanda a la par de los proyectos de infraestructura, y la importancia de que SADM mantenga una autonomía bien ganada en sus procesos de administración, planeación y financiamiento, a través de los gobiernos estatales siguientes, incluyendo la designación de los mandos alto y medios en base a méritos de conocimientos en las funciones a realizar.

Dr. José Luis Castro Ruiz

El Colegio de la Frontera Norte