No recuerdo otro episodio en la historia política mexicana en el que dos ex presidentes emprendieran campañas contra el presidente de la República en turno como las que han venido llevando a cabo Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa. Con especial virulencia Fox ha llevado a cabo una dura ofensiva contra Andrés Manuel López Obrador, a quien llama de manera despectiva “Lopitos”.
El odio del “Alto vacío”, así bautizado por Porfirio Muñoz Ledo, data desde que fue presidente y emprendió una lucha por desaforar a AMLO para impedirle que fuera candidato presidencial en 2006. Al no lograrlo, hizo todo lo posible por impedir el triunfo de AMLO. Efectivamente y tal y como reconociera el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación “la intromision de Fox fue la mayor irregularidad del proceso electoral”, sin embargo a la vez decidió que no había determinado los resultados, en medio de esa esquizofrenía que manifestaban los órganos electorales.
En lo que va de la administración lopezobradorista las promesas de campaña de cancelarles las pensiones a los expresidentes, enfureció a Fox, quien no ha dejado de denostar a AMLO. Pero este fin de semana, su campaña contra “Lopitos” tuvo un giro inesperado. Desde las Vegas, donde se le vio deambular en pijamas por el hotel donde se hospedaba, denunció en redes sociales que un ‘comando armado” había irrumpido en su propiedad, el rancho San Cristobal en San Francisco del Rincón, Guanajuato y que hacía responsable por su seguridad y la de su familia a AMLO.
En una rápida respuesta que sorprendió a todos, incluyendo a colaboradores cercanos, AMLO sostuvo que había dado instrucciones al secretario de la Defensa Nacional, General Luis Cresencio Sandoval González, para que se le asignara una guardia militar a Fox. Precisó que se trataba de 8 militares, el 10% de los que anteriormente tenia asignados (80). Desde luego que dicho anunció causó indignación, inlcuso entre gente muy cercana, como Tatiana Clouthier, quien sostuvo en redes sociales que luego seguirían Calderón y Peña Nieto.
Tenía razón la diputada Clouthier, AMLO declaró que hacía semanas había hecho lo mismo con Calderón: ya le había asignado a sus 8 “guarros”. Lo que terminó por arreciar las críticas. Pero la cosa no paró ahí; el domingo 7 de abril trascendió que nunca hubo tal comando que irrumpiera en el rancho de Fox, se trató de una pareja de guardasespaldas que iban a cuidar a unos novios que estaban hospedados en el hotel boutique de los Fox y que iban a celebrar su boda en las instalaciones. El comando solo existía en la mente de Vicente Fox, el ‘Alto vacío”.
Una vez analizada con más calma la decisión, resulta sorprendente que fue como una jugada de carambola de billar. Utilizó esa vía para terminar con la perorata foxiana. Vicente Fox, ni nadie, esperaba la decisión de que le reestablecerle la guardia. Lo dejó sin ningún tipo de argumentación. Conociéndolo, no dudo que se le ocurra alguna tontería, pero por el momento lo ha dejado sin habla. ¿Con qué argumentos va a atacar ahora a AMLO? Fue una jugada de alta política que deja muy mal parados a Fox y a Calderón.
Me parece que debería haber reglas claras sobre este tipo de prestación para los expresidentes. Vicente Fox, quien dejó la presidencia hace 13 años, ¿tiene derecho a la guardia militar? La inseguridad que puede vivir hoy es la misma que padecemos todos los mexicanos, en todo caso, debería de apoyárseles con una guardia reducida durante el sexenio posterior al que dejan el cargo. Pero dotarlos de una guardia de por vida me parece un exceso. Ha sido ridículo el lloriqueo de Fox por su pension y su guardia de 80 miembros. Menos en un personaje que se enriqueció desde la presidencia. Para nadie es un secreto que cuando asumió el cargo se había declarado en bancarrota y hoy luce una inmensa fortuna. Claro que a él y a los expresidentes se les debe investigar su patrimonio y ver si fue bien habido o hubo corrupción. Las guardias asignadas sólo se deben sostener por un sexenio si se demuestra que no hubo enriquecimiento ilícito. En todo caso en la cárcel ya no necesitarían guaruras.
Víctor Alejandro Espinoza
El Colegio de la Frontera Norte