Transiciones: Derechos extraterritoriales

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 29 de septiembre de 2016

El fenómeno de la participación política extraterritorial de los mexicanos es relativamente reciente. El 30 de junio de 2005 se aprobó la reglamentación secundaria que posibilitó el sufragio a distancia en la elección presidencial de 2006. Un año después, los michoacanos en el exterior fueron los primeros en elegir a su gobernador; elección que repitieron en 2011 y en 2015. Ya para 2012, a los nuevos comicios presidenciales se sumarían los ciudadanos del Distrito Federal en el exterior eligiendo a su jefe de gobierno y los chiapanecos que incluyeron un diputado migrante en su Congreso local a través de la creación de una circunscripción plurinominal especial.

Tres años más tarde, en 2015, los colimenses y sudcalifornianos se sumaron a la elección de sus gobernadores desde el exterior y, como vimos, repitieron los michoacanos y los chiapanecos. En este año de 2016, los ciudadanos de Aguascalientes, Oaxaca y Zacatecas llevaron a cabo el sufragio extraterritorial. Y ya se anuncia para 2017 que los coahuilenses y los ciudadanos del Estado de México también elegirán a sus ejecutivos estatales. Finalmente en 2018, año de la nueva elección presidencial, los ciudadanos de la Ciudad de México repetirán elección de jefe de gobierno y se sumarán nuevas entidades: Chiapas –sólo elegían diputado migrante-, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla y Yucatán.

Al año de 2016 hemos tenido 13 procesos electorales con voto extraterritorial. Dos elecciones presidenciales, 2 de diputados migrantes y 9 de gobernadores. Según las normatividades estatales, en 2017 sumarán 2 más y en 2018, 7 comicios de gobernador y 1 más de diputado migrante, para un total de 23 elecciones desde el exterior. Veremos si para 2019 otras entidades se suman a reglamentar el sufragio extraterritorial. Lo que estamos a la espera es saber cómo se instrumentará a nivel local la nueva normatividad aprobada en la reforma electoral federal publicada el 23 de mayo de 2014 y en la cual se amplían las modalidades del voto desde el extranjero. Si al inicio sólo se estableció el voto postal, a partir de las experiencias de Chiapas y el Distrito Federal, en la reforma se incluyó el voto por Internet y entregando la boleta en las representaciones diplomáticas mexicanas. Y se amplió, que además del presidente de la República, se elegirán a senadores; y al ser éstos representantes de las entidades, veremos si no se establecen medidas especiales para que se sumen los votos.

El estudio del sufragio extraterritorial y la extensión de los derechos políticos de los mexicanos en el extranjero ha despertado el interés de la comunidad académica. Por fortuna cada vez más se suman investigadores y estudiantes que realizan sus trabajos sobre las experiencias locales del voto más allá de nuestras fronteras. Un buen ejemplo es la investigación doctoral de Abel Muñoz Pedraza, titulada: “El ejercicio del sufragio extraterritorial en un contexto local: michoacanos, defeños y chiapanecos radicados en el Condado de Los Ángeles, California” y presentada la semana anterior en la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa. Tuve la fortuna de acompañar el trabajo desarrollado en los últimos 4 años.

La tesis es sumamente útil para quien se interese en el tema pues ofrece un amplio recorrido de la forma en la que ha sido estudiado el sufragio extraterritorial a nivel internacional y sobre todo en el caso de los mexicanos. Destaca los enfoques teóricos y brinda una periodización de los estudios al respecto. Retoma los conceptos de voto activo y voto pasivo, así como de sufragio extraterritorial y los desarrolla. Para el autor, las respuestas al comportamiento del sufragio de la diáspora deben buscarse en la cultura política de los migrantes. “A nuestro juicio, el ejercicio del sufragio extraterritorial, o la abstención de forma premeditada, son fenómenos que comprenden acciones que van acompañadas de valoraciones y percepciones que el emigrante ha construido a lo largo de su vida, lo cual se traduce en actitudes hacia los objetos y procesos políticos que se desarrollan en su lugar de origen”.

Víctor Alejandro Espinoza Valle
Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte