Transiciones: Confusión

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Opinión de Victor Alejandro Espinoza Valle Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 22 de febrero de 2017

En estos días escuchamos en la frontera diferentes versiones, todas ellas preocupantes, acerca de los efectos perniciosos de las políticas de la administración de Donald Trump. Una de ellas tiene que ver con la decisión de revisar los teléfonos móviles o las computadoras a la hora de mostrar nuestros documentos para internarnos a Estados Unidos. Ha corrido la voz que si encuentran algún meme o material crítico contra la nueva administración, ahí mismo te quitan la visa de turista o la de residente permanente. Las autoridades norteamericanas se han apresurado a desmentir esto, diciendo que sí está en las facultades de los inspectores de inmigración solicitar a quienes vean como sospechosos sus teléfonos para buscar evidencia sobre actividades ilícitas, y concretamente sobre terrorismo, pero no a aquellos que parecen “buenos” ciudadanos.

Esa posibilidad de revisión por sospecha siempre ha existido pero en las últimas semanas se ha exacerbado el sentimiento de vulnerabilidad al momento de solicitar el ingreso. El temor crece a ser despojados de los documentos para entrar de manera legal. A ello agregamos que los rumores se difunden rápidamente a través de las redes sociales. Otra de las preocupaciones surge de la cantidad de residentes legales o Green Card que viven en el lado mexicano de la frontera. Diariamente pasan a trabajar al “otro lado”, pero legalmente deberían residir en Estados Unidos. Son miles de compatriotas que por alguna razón no se han naturalizado como estadounidenses. Se ha esparcido el rumor que empezarán a quitarles sus visas, lo que ha provocado que muchos de ellos estén buscando la forma de vivir en el país vecino de lunes a viernes, con lo cual habría una merma muy importante en su economía. La otra es que tendrán que invertir en contratar los servicios de un especialista en inmigración para tramitar su naturalización y cuyos honorarios van de 200 a mil dólares; además del costo del trámite que alcanza los 700 dólares aproximadamente. Cantidades muy altas para quienes ganan el mínimo o un poco más, pero tienen familia que depende de ellos.

Cada que se presentan devaluaciones de nuestra moneda, las largas filas para cruzar hacia California disminuyen. Eso ha venido sucediendo en las últimas semanas pues la llegada a la presidencia de Donald Trump se ha reflejado en la depreciación del peso frente al dólar. Pero desde hace tiempo también el mayor tiempo para cruzar es de Estados Unidos hacia México. Un pésimo diseño de las garitas de entrada, aunado a revisiones ilegales del SAT (ilegales pues si no se enciende la luz roja, no debe ser revisado tu vehículo), genera filas kilométricas para retornar a México. Por si fuera poco, durante las últimas semanas las autoridades estadounidenses llevan a cabo retenes que impiden utilizar todos los carriles de regreso, con lo cual la espera en las filas se multiplica. Los fronterizos sufren de manera doble; al entrar a Estados Unidos y al retornar a México.

Uno de los fenómenos recientes en la frontera ha sido el arribo masivo de haitianos. La mayoría han llegado buscando una visa de asilo humanitario que les otorgaba Estados Unidos luego del terremoto de 2010. A raíz de la llegada al gobierno de Donald Trump se suspendieron dichas visas y se cambiaron por visas de asilo. Sin embargo pronto este programa fue suspendido. Tramposamente a muchos que les daban una cita para entrevista en realidad eran detenidos y luego deportados. Eso transformó el objetivo migratorio y ahora han decidido quedarse a vivir en las ciudades fronterizas. Hoy es tan común ver haitianos en la ciudad de Tijuana: ayudantes de cocina, lavando autos, en la construcción. Nadie o casi nadie pidiendo dinero en las calles. Cuando los fronterizos vieron la llegada masiva de haitianos, cundió la confusión pues no existía una tradición de inmigración de población negra. Se trata de un fenómeno nuevo.

Todos estos cambios han venido a sacudir la dinámica de ciudades como Tijuana o Mexicali. Los fronterizos viven ahora una dinámica de interacción con Estados Unidos que ha venido a cambiar la forma de ver y percibir al gobierno del país vecino. Hay un amplio consenso de que debemos aprender a sortear el temporal. Cada día que pasa es uno menos en la administración trumpista.

 

Victor Alejandro Espinoza Valle
El Colegio de la Frontera Norte