Tengo la sensación de que el objetivo de algunos periodistas y comentócratas en la actual coyuntura electoral es crear confusión, para hacer realidad aquel dicho tan nuestro: “A río revuelto ganancia de pescadores”. Entre más días transcurran, esta actitud se irá recrudeciendo. Se trata de inventar situaciones, generar noticias falsas, injuriar a los candidatos (no a todos, obvio). Por ejemplo, este lunes 28 de mayo, durante los primeros diez minutos de su programa de radio, Joaquín López Dóriga se refirió en tres ocasiones de manera despectiva al candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). A veces de tan evidente, resultan grotescos aquellos que muestran durante todo el día sus fobias.
En 2009 circuló un video donde una atribulada candidata a Miss Panamá, Giosue Cozzarelli, ante la pregunta sobre quién fue Confucio, sólo atinó a decir que “es un chino…japonés de lo más antiguo; creador de la confusión”. No creo que lo haya dicho de mala fe, simplemente la pobre ignoraba quien era ese cuate del que le preguntaban. Ignorancia supina, pues. Nuestros comentócratas, no sólo son ignorantes (muchos de ellos), sino que actúan de mala fe o respondiendo a sus intereses económicos. El temor al cambio es mayor que sus principios. Inventar noticias, decir falsedades, acusar sin pruebas; esas son sus armas. La gran diferencia es que hoy el uso de redes sociales permite neutralizar, en muchos casos, las falsedades de estos pseudoprofesionales. No en todas, lamentablemente.
En ese mismo tenor se desenvuelven aquellos que manipulan encuestas, inventan números para tratar de influir en las preferencias electorales. Su objetivo es crear mayor “confusión”. Al final los electores están siendo víctimas de un acoso terrible desde los medios de comunicación tradicionales pero también desde las redes sociales. En la medida que las campañas avancen el bombardeo será peor.
Hoy estamos a 31 días de la jornada electoral. Los partidos políticos y los candidatos echarán “toda la carne al asador”, para tratar de modificar los resultados o dar la sensación de que el candidato puntero se va a caer en las preferencias ciudadanas. Van a utilizar cualquier situación a través de acciones que disfrazarán de legales. Ya lo estamos viendo: que si Néstora Salgado es una secuestradora, que si AMLO va a dar amnistía a los delincuentes, que sí se ha rodeado de puros personajes impresentables, que si AMLO ha pactado con Enrique Peña Nieto para ganar las elecciones, que si es evidente el proyecto populista de AMLO, que si está muy viejito, que si lo que busca es convertir a México en Venezuela, etc. Esto va a arreciar desde luego.
Lo que están provocando los impulsores de la guerra sucia, que incluye por cierto la asesoría de mercadólogos que les cobran una millonada para que digan tonterías, es la saturación y el hartazgo de los ciudadanos. Si ya de por sí la cantidad de spots agota, ahora la avalancha de ataques, la mayoría de ellos sin sustento o deliberadamente denigrantes, han terminado por hartar a la población que a estas alturas ya tiene definido su voto.
Me parece que la próxima reforma político-electoral deberá necesariamente recortar el proceso electoral. No tienen sentido las precampañas ni las intercampañas. Si logramos reducir todo el proceso a tres meses estaremos dando un paso fundamental para evitar la sobresaturación de mensajes y sobre todo algo que demanda la ciudadanía: reducir considerablemente los costos. Desde luego se me dirá que ya hemos avanzado en esa dirección. En efecto, todavía hasta fechas recientes, las campañas presidenciales eran de 9 meses (igual que un embarazo). Incluso como en 1976 cuando hubo un solo candidato. Era un verdadero disparate. Pero hoy debemos preguntarnos por el sentido de saturar a los ciudadanos con noticias verdaderas y falsas, la mayoría de este tipo por cierto. Lo mismo con encuestas serias y patito, con resultados a la medida de quienes las financian. La democracia política no requiere de estos excesos menos de coartar la libertad aunque se digan tonterías. Eso sí, podemos evitarnos su sobreexposición; por salud mental.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza
El Colegio de la Frontera Norte