Transiciones. Círculo

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Valle Profesor-Investigador del Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 17 de abril de 2013

El pasado domingo 7 se abrió formalmente el periodo de registro de candidatos ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Baja California y se extiende hasta el 21 de abril; las campañas electorales formales arrancarán el 25 de este mismo mes.

Viviremos días intensos políticamente: declaraciones, aclaraciones, denuncias, fallos, “fuego amigo”, desbandadas, renuncias, etc. De todo ello nos informarán puntualmente los medios de comunicación, tal como sucedió apenas hace unos meses, cuando nos ocupamos de las elecciones federales. Hoy toca el turno al proceso local.

Una novedad respecto a la anterior elección para gobernador de 2007, es que constitucionalmente está prohibida la “guerra sucia”. No se podrá denigrar o difamar impunemente. Salvo en el caso de la Internet donde parece imposible la regulación. Pero para todo hay ingenio: quienes no son candidatos harán sin duda el trabajo sucio. Bueno, creo que ya lo vienen haciendo.

A partir del día 25 de abril, las ciudades de la entidad se van a ver colmadas de propaganda, sobre todo de espectaculares y mamparas, en aquellos espacios que los particulares presten o renten o en los lugares que las autoridades municipales destinen para la colocación de la propaganda. Será el tiempo del marketing, de los publicistas, de las encuestas y sondeos. Las elecciones tienen mucho de frases e imágenes para el consumo y poco de ideas y propuestas. Es lamentable: por un lado, es lo que nos ofrecen los mercadólogos y es lo que la gente pide. En una sociedad dominada por las imágenes, lo sustantivo, las ideas y las propuestas, aburren. Todo es efímero y desechable: como los candidatos.

Tenemos los políticos que nos merecemos; se trata de una sociedad desinformada, apática la mayoría de las veces, acrítica y consumista. Lógico los políticos no surgen de la nada; son parte de esa sociedad de baja intensidad. Y luego nos sorprendemos cuando escuchamos a candidatos incapaces de hilar tres frases: los milagros no ocurren. Son excepciones o garbanzos de a libra aquellos políticos formados e informados; rara avis, si se quiere.

Por ello la crítica debe ser bienvenida, parece un antídoto eficaz para combatir la degradación de la vida pública, de las instituciones. No nos conformemos con la imagen de candidatos sonrientes o que encontraron el ademán exitoso. Exijámosles que presenten propuestas, que las argumenten, que las justifiquen. Que sean propuestas realistas y viables. Que se comprometan a que una vez que lleguen al gobierno cumplirán sus promesas de campaña. Ese es un ingrediente fundamental de todo buen gobierno. Por ello la demagogia no debería ser un activo: los compromisos deben ser realizables. De qué sirve que prometan las “perlas de la virgen” si su cumplimiento es imposible. Es difícil, pero cuanto bien le harían a la sociedad nuestros políticos si hablaran con la verdad; parece un contrasentido, pero se trata de una demanda que puede llegar a transformar la forma de gobernar.

Pero para que cumplan, para que como gobernantes sean consecuentes con lo que prometieron en campaña, necesitamos un profundo cambio en la cultura política: ciudadanos informados, críticos, participativos. Ese es el dilema; si no hay cambios sustantivos en nuestra sociedad seguiremos teniendo los políticos que merecemos: de baja intensidad, de nula capacidad; incapaces, muchos de ellos, de imaginar y propiciar los cambios urgentes. Es un círculo vicioso difícil de romper.

De todo esto estaremos hablando en los próximos tres meses: 60 días intensos, interesantes para algunos de nosotros; aburridos para muchos por su declarado y falso “apoliticismo”. Espero que priven la razón y las ideas frente a las falsas sonrisas publicitarias.

clar�x r �_ � ocimiento y otorgamiento de permisos para desarrollar esta actividad.

Asimismo sería beneficioso que los sindicatos fortalezcan su afiliación hacia este tipo de actividades, a fin de diseñar programas de mutualidad contra riesgos laborales.

También es deseable que los sindicatos participen más activamente como asesores del acceso a programas federales que han sido diseñados para este segmento de la población que no cuenta con acceso a la seguridad social por motivo de su trabajo.

Este noble oficio ha sido una fuente de empleo para muchas personas, por lo que es importante protegerlo e impulsarlo, pues representa una generación de ingresos lícitos, frente a otras opciones delincuenciales que han llevado a nuestro país a situaciones de riesgo como las que vivimos actualmente.