Transiciones: Campañas

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Profesor e investigador de El Colef de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 4 de mayo de 2016

Campañas
Víctor Alejandro Espinoza

El pasado 12 de abril arrancaron las campañas en las 13 entidades que el próximo domingo 5 de junio llevarán a cabo elecciones para renovar sus congresos, alcaldías y gubernaturas. La única excepción es Baja California donde sólo se eligen alcaldes y diputados pues la elección para renovar la gubernatura tuvo lugar en 2013. Sabemos bien que los comicios intermedios no concitan la misma atención que cuando se encuentra en disputa el principal cargo en la entidad, pero en Baja California el desinterés ciudadano constante cuestiona la legitimidad de los gobiernos electos.

A tres semanas del arranque de las campañas conviene detenernos a hacer un breve balance de lo acontecido, hoy que nos encontramos a un mes de que concluyan (1 de junio próximo). En primer lugar encuentro una paradoja: cientos de candidatos en busca de tan escasos cargos (5 alcaldías y 25 asientos en el Congreso) y poca presencia pública. En efecto, nunca habíamos tenido tal cantidad de candidatos buscando algún cargo, según el consejero presidente del Instituto Estatal Electoral (IEE), Javier Garay Sánchez, “1 mil 116” (citado por Rosario Mosso Castro, “Desquiciante”, Zeta, del 29 de abril al 5 de mayo de 2016, p. 2A).

Desde luego en esa cifra se incluyen a los diferentes suplentes y planillas municipales. Ciertamente es una cifra espectacular producto de la proliferación de partidos políticos, candidaturas independientes y la ausencia de alianzas (apenas una encabezada por el PRI/PVEM, PT y PANAL). Con excepción de partidarios repartiendo propaganda y agitando banderas, las campañas parecen pasar desapercibidas en las principales avenidas y calles de las ciudades; tampoco abundan los espectaculares como en otras épocas. Uno pensaría que se debe a que hoy los órganos electorales fiscalizan con mayor eficiencia y eso obliga a racionalizar los gastos.

Otro de los ingredientes de las campañas en la entidad parece ser la restitución del registro de candidaturas, sobre todo de independientes y del PRD. La dinámica ha sido que el IIE decide que los aspirantes no reúnen los requisitos para ser registrados como candidatos y el Tribunal de Justicia Electoral de Baja California (TJEBC) ordena se proceda al registro. Desde luego que no todos los candidatos independientes han corrido con la misma suerte; dos de ellos continúan esperando las resoluciones por parte del TJEBC y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Esta dinámica tendrá que revisarse pues al menos la suspicacia indica que en alguna de las instituciones no se está realizando el trabajo con objetividad.

El otro ingrediente que ha venido a activar un poco las desangeladas campañas han sido los debates. Hay debates casi todos los días y por los distintos rumbos de la entidad. Medios de comunicación (Frontera y La Crónica, de manera destacada), cámaras empresariales y el IEE han venido organizando encuentros entre los diferentes candidatos a las alcaldías o a alguno de los 17 distritos en contienda. En México no sabemos debatir, eso sí hacemos monólogos sobre lo que no nos pregunta el moderador. Donde las campañas se muestran más activas sin duda es en las redes sociales. Se trata de espacios difíciles de fiscalizar y donde los candidatos se muestran con mayor asiduidad. Desde luego que hay trabajo de asesores de imagen que diseñan estrategias de publicidad. Me llama la atención que lo que tenemos hasta este momento dista mucho de poder ser calificada como una estrategia de “guerra sucia”. Lo más notorio parecerían las campañas de los independientes orientados a descalificar a los partidos políticos, pero muy light hasta el momento. Veremos que sucede en la segunda parte del proceso.

Lo que se echa de menos son las encuestas levantadas en hogares con base en muestras representativas. No se sabe cómo se están comportando las preferencias ciudadanas. No parecería creíble que los candidatos y partidos políticos no contaran con ellas. Por alguna razón han decidido no darlas a conocer. Lo cierto es que los resultados permitirían reorientar el sufragio hacia el “voto útil” en un escenario de alta competencia. Pero los datos brillan por su ausencia. Esperemos que el proceso electoral se “alegre” un poco y concite la atención ciudadana. El fantasma del abstencionismo siempre está rondando en la entidad.