Transiciones: Camisa de fuerza

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Opinión de Víctor Alejandro Espinoza Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 2 de mayo de 2018

 

Los candidatos presidenciales tienen poco margen para desenvolverse frente al electorado. Es decir, en algunos casos no les es posible hacer deslindes, explicitar convicciones, romper con ciertos intereses y un largo etcétera que tiene que ver con la posibilidad de ser transparentes, pero al serlo corren el riesgo de perder o no ganar la elección.

Cuatro de los cinco candidatos parece que tienen una camisa de fuerza que los sujeta y les impide externar lo que realmente piensan. En todos los casos su trayectoria política posibilita ver cómo está ciñéndoles la camisa. Hoy contamos con el acceso a la información que nos permite descifrar las candidaturas y sus constreñimientos

En el caso de José Antonio Meade, de la alianza Todos por México, tiene como seria limitación el que sea visto como el candidato de la continuidad. Es imposible no hacerlo, aún cuando sus asesores trataron de construirle una imagen de funcionario honesto, sin militancia política (eso que se vende muy bien entre cierto sector de la población). El sexenio actual y sus resultados, pero sobre todo la percepción ciudadana sobre el mismo, son como cadenas que le impiden moverse. Su única posibilidad de levantar en las preferencias es romper con las políticas del gobierno actual, pero resulta imposible porque él ayudó a diseñarlas e instrumentarlas.

Ricardo Anaya Cortés, candidato de la coalición por México al Frente, le pesa como una losa ser el representante de un partido que apostó por una política belicista para enfrentar la inseguridad. Pero además, que tanto el PAN como el PRD que lo postulan apoyaron activamente las reformas estructurales del presidente Peña Nieto. Promotor del Pacto por México mediante el cual se justificaron las reformas peñanietistas. Hoy Anaya trata de deslindarse de ese pasado inmediato (y de otras acusaciones de corrupción) pero al parecer no basta con sus dotes de oratoria para sacudirse la camisa de fuerza.

Margarita Zavala de Calderón, la candidata “independiente” o mejor: sin  partido, tiene justamente en su marido, el expresidente Felipe Calderón, sus mayores limitaciones. Incapaz de deslindarse de un sexenio manchado de sangre y corrupción, Zavala busca algún salvavidas que le permita enfrentar una campaña desastrosa. Se ha tratado de envolver en la bandera de un falso feminismo, pero sus valores sustentados en una moral conservadora, le impiden plantear algo más allá del sentido común.

Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, su mayor limitación es tener que capotear los embates del resto de candidatos, sin chistar. Los adversarios y enemigos le están exigiendo que antes que reaccionar a la guerra sucia, ponga la otra mejilla. No puede contestar lo que realmente piensa para evitar perder su condición de primer lugar en las preferencias electorales. No se puede ser radical y directo en muchos postulados porque generaría respuestas aireadas de quienes se dicen afectados, generalmente las clases altas de nuestra sociedad, aún cuando sean minoría pero conservan el poder económico y político del país. No puede arriesgarse a sufrir otra derrota.

En el caso de Jaime Heliodoro Rodríguez, El Bronco, candidato sin partido, al parecer es el único que no tiene más limitaciones que su intelecto. No tiene ninguna posibilidad de competir y su papel es el de golpear a AMLO para tratar de bajarle algunos votos. Es la versión actual de Vicente Fox, el otro “alto vacío”. Sus propuestas locuaces y francamente descabelladas, lo único que provocan son memes, aunque hay un sector de la población que puede simpatizar con él, sobre todo aquel que pide mano dura contra la delincuencia. Todo lo que haga, cree, es ganancia y popularidad. Ha interiorizado el estereotipo del norteño: claridoso, inculto y misógino y con ello navega.

Los candidatos no son libres de proponer lo que piensan, lo que sienten o lo que desean. Tiene puesta la camisa de fuerza de la democracia política. La sinceridad y transparencia podrían representar el camino directo hacia la derrota.

Dr. Víctor Alejandro Espinoza     

El Colegio de la Frontera Norte