Afirma el politólogo norteamericano Robert Dahl que para “gobernar bien un Estado hace falta algo más que conocimiento. Hace falta también incorruptabilidad, una firme resistencia a todas las enormes tentaciones del poder, una continua e inflexible dedicación al bien público más que a los beneficios para uno mismo o para el propio grupo” (La democracia. Una guía para los ciudadanos, Taurus, 1999). Nunca como hoy el gobierno que arranca en menos de un mes deberá asumir lo anterior como principio. Lamentablemente, parece que algunos de los futuros funcionarios fueron designados sin previo conocimiento de dichas virtudes.
Debemos de otorgarle el beneficio de la duda a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), respecto a diversas áreas gubernamentales sobre las que no tenemos mucha información en torno a los proyectos, modificaciones o políticas a impulsar. Sin embargo, después de su amplio triunfo el 1 de julio ha venido anunciando a quienes lo acompañarán a lo largo de su sexenio y estarán al frente de dependencias y entidades.
Lo que denotan algunos nombramientos es que o no se ha hecho bien el trabajo de revisar trayectorias profesionales y éticas para ocupar ciertos cargos o los futuros designados han logrado engañar con curriculms inflados o malas recomendaciones. Cabe siempre la posibilidad de haberlos incluído sabiendo las fichitas que son, y eso es sumamente preocupante. Para algunos teóricos de la democracia, no es necesario designar a especialistas para que asuman una responsabilidad pública; el ser ciudadanos les permite afrontar esas funciones. Aunque hay quien se opone a esta condición de la democracia; el problema no creo que se encuentre tanto en el conocimiento como en la trayectoria que avale un desempeño confinable y honesto. Creo que eso se encuentra en la cita de Dahl.
Sabíamos que algunos personajes iban a cambiar de piel independientemente de quién ganara las elecciones del pasado 1 de julio. Así ha sucedido a largo de nuestra breve historia de alternancias en el poder. Pocos creían en un triunfo tan amplio de AMLO, de ahí que la migración hacia MORENA esté siendo tan intensa. Todos apuestan a que cambiando de bando tienen grandes oportunidades de llegar a ocupar un cargo. El problema es que haya quien les compre su disfraz.
El nuevo gobierno deberá ser sensible y capaz para escuchar a las voces autorizadas que están tratando de prevenir descalabros en algunas áreas del nuevo gobierno. Insisto, no es una cuestión de que todos sean especialistas en las tareas para las que están siendo convocados. Aunque claro que lo ideal sería combinar conocimiento con trayectorias intachables. Sobre todo en algunas áreas que son sumamente importantes y sus funciones tendrían que ver con decisiones sensibles: un jefe de controladores áereos debería de ser un técnico especializado. A mayor nivel del cargo, mayor capacidad política y administrativa en general es lo que se requiere antes que una especialidad.
Pero por más conocimiento que se tenga, si la trayectoria denota una incapacidad para tomar decisiones y que ello afecte los intereses generales; que haya habido enriquecimiento indebido; acciones autoritarias y que hubieran violado los derechos de trabajadores a su paso por un cargo, serían suficientes razones para evitarlos. En fin que verdaderas fichas al servicio de intereses personales o de grupo pueden dar al traste con un proyecto que pretende desterrar la corrupción y el despilfarro de recursos. Se me dirá que por qué en el pasado no fueron sancionados. Y la respuesta es muy sencilla: los órganos internos de control eran nombrados por los mismos titulares de dependencias y entidades. Ninguna denuncia procedía: se trataba de guardar las espaldas de los jefes.
AMLO así no, se requiere que quienes lleguen a acompañar al nuevo gobierno sean éticamente intachables. Lo ideal sería que supieran de la materia sobre la que habrán de actuar. Pero eso ya es pedir demasiado. Eso lo podrán llegar a dominar, lo otro solo servirá para seguir por el mismo camino torcido, eso sí con otra piel: como las víboras.
Dr. Víctor Alejandro Espinoza
El Colegio de la Frontera Norte