Un fenómeno que es ampliamente conocido por los residentes de la región fronteriza del norte de México pero que, de manera contraria, se conoce poco en otras partes del país es el de los trabajadores transfronterizos o commuters internacionales, que son aquellas personas que viven en México y cruzan la frontera internacional diariamente o al menos una vez por semana para ir a trabajar a Estados Unidos y que, cuando su jornada laboral termina, regresan a sus hogares en México. Estas personas llevan una vida binacional donde el cruce de la frontera les permite aprovechar las oportunidades de consumo, recreativas y laborales que se ofertan en ambos países.
La presencia de los commuters internacionales en el norte de México se remonta a finales del siglo XIX, cuando ante su rápida expansión ciudades fronterizas estadounidenses como El Paso en el estado de Texas empezaron a reclutar a trabajadores mexicanos. Hasta la década de 1920, los mexicanos que residían a lo largo de la frontera podían transitar libremente entre los dos países; no obstante, las dificultades económicas y la falta de trabajos llevaron a que el gobierno estadounidense cambiara su política migratoria y estableciera la ley de inmigración de 1924, en la cual se les exigía a los trabajadores transfronterizos mexicanos una visa de inmigrante forma 1-151, 551 o que tuvieran una Green-Card o la residencia permanente. A mediados del siglo XX, diversas ciudades fronterizas estadounidenses dependían de trabajadores mexicanos para satisfacer parte de sus necesidades laborales. De acuerdo a estimaciones de la ya extinta agencia de Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos, en 1969 había 49,770 trabajadores transfronterizos con una Green-Card y alrededor de 20,000 ciudadanos estadounidenses que vivían en México y trabajaban en el país vecino norte.
Para la población que reside en México, los incentivos económicos asociados a laborar en Estados Unidos son enormes. De acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el año 2020, los trabajadores mexicanos de los municipios fronterizos percibieron en promedio un salario mensual de 8,808.2 pesos, mientras que entre los trabajadores transfronterizos esta cifra ascendió a 26,969.1 pesos. No obstante, para la mayoría de la población, las posibilidades de laborar en Estados Unidos son limitadas.
Los trabajadores transfronterizos son un grupo heterogéneo. Por un lado, entre la población que está autorizada para laborar legalmente en Estados Unidos se encuentran los ciudadanos estadounidenses (que generalmente son de ascendencia mexicana), las personas nacidas en México y que tienen la residencia permanente estadounidense, y aquellas que tienen una visa de trabajo. Por otro lado, algunos commuters no están autorizados para trabajar legalmente en Estados Unidos, pero de todos modos lo hacen. Este grupo está constituido principalmente por individuos que ingresan a dicho país legalmente, pero con documentos que no les permiten trabajar como una visa de visitante temporal, es decir, una visa B1/B2 o una tarjeta de cruce fronterizo. Mientras intentan cruzar la frontera, deben de convencer a los agentes fronterizos que están ingresando a Estados Unidos para realizar compras o llevar a cabo actividades recreativas y no por motivos laborales.
De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020, el número de trabajadores transfronterizos que reside en los municipios de la frontera norte asciende a 87,675 personas, de los cuales 55,553 son nacidas en México y 31,998 en Estados Unidos. La mayor parte de este contingente vive en Tijuana (39.4 por ciento), Mexicali (15.8 por ciento) y Ciudad Juárez (13.6 por ciento). Si bien los commuters constituyen únicamente el 2.6 por ciento del total de trabajadores de los municipios fronterizos, su alto nivel de ingreso implica que su impacto económico sobre sus localidades de residencia es importante. En el año 2020, el ingreso anual agregado de los hogares con trabajadores transfronterizos se situó en 56,096.4 millones de pesos, mientras que su gasto anual en México se ubicó en 23,382.4 millones de pesos, lo que representó el 7.5 por ciento del gasto total realizado por los hogares de la región. Cabe destacar que, resultado de su constante tránsito entre los dos países, los hogares con commuters realizan alrededor de 12.0 por ciento de su gasto en Estados Unidos. Aunque indudablemente sus altos niveles de gasto en México son un componente positivo e importante en la dinámica económica de la región, también se ha mostrado que los trabajadores transfronterizos producen distorsiones en sus economías locales al generar presiones al alza sobre ciertos bienes y servicios como, por ejemplo, los precios de renta y venta de la vivienda.
Dados los menores costos de vida que se tienen en México, el trabajo transfronterizo representa para las personas y los hogares con posibilidades de laborar en Estados Unidos una estrategia efectiva para maximizar su ingreso y poder acceder a un mejor nivel de vida. Este fenómeno, como muchos otros, refleja los distintos vínculos económicos y sociales que están presentes día a día en la región fronteriza México-Estados Unidos.
Dr. Pedro Paulo Orraca Romano
El Colegio de la Frontera Norte