Opinión de Cirila Quintero Ramírez Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 3 de junio de 2021

Desde muy pequeña aprendí la importancia de votar. En mi casa, mis padres, sin haber terminado la educación básica, siempre fueron muy participativos y ejercían su derecho a votar. Los días de votaciones, los recuerdo como una gran fiesta: temprano íbamos a misa, y después, la paradoja, íbamos a votar, toda la familia íbamos a la casilla de votación. Los hijos esperábamos pacientemente a que salieran mis padres de votar, para después irnos a degustar un delicioso almuerzo. Pienso que mis padres, se politizaron, como diría Sidney Tarrow, en las luchas sociales en las que participaron por la demanda de servicios públicos, como agua, luz, o educación para sus hijos. Así pues, politizarse no significa “andar en la política por un cargo o por un hueso” sino participar y comprometerse por lo que hace falta para mejorar el entorno en donde vivimos.  En esa lucha, también aprendieron la importancia del voto para elegir a quienes pensaban podían ayudarles a conseguir estas demandas, porque sabían que los funcionarios que eligieran serían los encargados de que esas demandas se cumplieron, no pocas veces consiguieron sus objetivos, sin embargo, cuando no lo graban por el nulo o poco trabajo de quien habían elegido, simplemente, en las elecciones votaban por otro, como bien me comentó un sindicalista en Tijuana: “en las urnas, el pueblo cobra la factura”.  Mis padres y los vecinos no solo votaban, sino que exigían y se reunían en las asambleas para dar seguimiento a sus peticiones. Su empeño y presión muchas veces dio frutos y los servicios solicitados se instalaron. No recuerdo una elección en que no hayan votado mis padres. Incluso hoy mi padre, ya sin mi madre, a sus 80 años, se arregla temprano, y nos apura para que vayamos temprano a votar.  En mi familia, votar ha pasado de ser un derecho a ser obligación social.

El voto, así sin apellidos, sirve para mostrar la decisión y compromiso de cambiar nuestro vecindario, nuestra colonia, nuestro estado y todo el país. Nunca oí entre mis padres, un calificativo como “voto corporativo”, “voto útil” o como recién leí “voto estratégico”, simplemente aprendí que el voto sirve para elegir a los gobernantes que solucionen problemáticas sociales de la comunidad. El voto es individual, solo puede ejercerlo usted, y secreto, nadie tiene o puede saber por quién votó usted. El votar es la acción individual de elegir, pero también la acción de participar por un bienestar colectivo, es decir, usted cuando vota no sólo lo hace por el bienestar de usted sino de todos lo que lo rodean. Por eso, es importante que cheque usted que le ofrecen los candidatos, no vote por quien considera más guapo o guapa; ni por el que dio despensas o vales, ni por el que llevó el mejor grupo en el cierre de campaña, vote usted por aquel candidato que considera que puede hacer posible, que se propongan y aprueben leyes, la tarea de los diputados y Senadores, que le permitan a usted tener un trabajo digno y bien pagado, servicios de salud adecuados, calles seguras para que las mujeres podamos transitar sin miedo a ser violadas o bien leyes que estimulen los hogares seguros, en donde ninguna mujer o niño sea golpeado. 

Vote por el candidato (a) a Presidente (a) Municipal o Gobernador (a) que considere que construirá y mejorara las escuelas para la educación de sus hijos, reforzará los sistema de salud en localidad, buscará alianzas para frenar la violencia contra las mujeres, e impulsará el mejoramiento de la calidad de vida y la seguridad pública en su localidad. Estas acciones van más allá de pavimentar calles o construir obras que a veces son elefantes blancos y/o fuentes inagotables de corrupción, que en poco o nada ayudan al mejoramiento social, y si contribuyen al enriquecimiento de funcionarios de todos los niveles, lo que necesitamos son gobernantes que formulen e impulsen programas y políticas públicas que realmente terminen con la desigualdad y segregación que existe en México., es decir programas de alimentación, educación, salud, viviendas y recreación.  La solución no sólo reside en otorgar apoyos económicos sino en la elaboración de políticas públicas que impulsen la equidad e igualdad entre los mexicanos, y también algo muy importante, que incluyan la capacitación, información y participación de los ciudadanos como parte de las políticas públicas. Estas políticas, en un país democrático como México, no pueden seguir delineándose e imponiéndose de manera unilateral desde el Estado, tienen que incluir a los ciudadanos de manera participativa, y no clientelista, si se desea realmente transformar al país. 

Los ciudadanos también son los únicos que pueden sacar de la pobreza política a México. Es decir, desplazar de la esfera pública a esos candidatos que solo buscan el cargo para enriquecerse ellos y su familia; así, como cerrarle el paso a aquellos candidatos que brincan de un partido a otro, carentes de toda ética y compromiso ideológico o bien políticos improvisados, como artistas, deportistas o cantantes, que pueden ser populares y atractivos, pero que no están preparados políticamente. La ciudadanía también puede hacer que los gobernantes electos dejen de ser candidatos o representantes de un partido en el poder, que asuman su papel como funcionarios que sirven y gobiernan a todos los mexicanos, sin distinción de género, religión, etnia, preferencia sexual o clase social. Necesitamos políticos que abandonen su sumisión a un partido o a un grupo de intereses, y que cuenten con un plan de trabajo claro y puntual para sacar al país de la pobreza y la desigualdad social. Que tengan el valor de cambiar las estructuras sociales, económicas y políticas para conducir al país a la equidad y la justicia social. Lo más importante, solo la fuerza ciudadana, a través del voto primero y luego con su participación, puede hacer que sea la razón ciudadana la que se imponga en las urnas y la vida pública, y no la sinrazón de querer gobernar el país a punta de pistola o con violencia.  Finalmente, el voto si tiene un calificativo, debe ser un voto razonado, no vote por pasión, ni por presión o miedo, vote con la conciencia de que su elección servirá para hacer un México más equitativo y justo.

Dra Cirila Quintero Ramírez

El Colegio de la Frontera Norte