Sociedad y Estado en tiempos de EPN

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Opinión de Artemisa López León Profesora- Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 31 de enero de 2013

Sociedad y Estado son dos conceptos particularmente abstractos que, leídos en conjunto, ponen en el ojo del huracán el quehacer político y las expectativas de la sociedad; lo que se expresa en la continua evaluación a la relación establecida entre ambos. En términos llanos, y quizá caricaturescos, la sociedad somos todos: ricos, pobres, indígenas, mestizos, profesionistas, analfabetas, citadinos y campesinos; el Estado, en cambio, se personifica en los funcionarios públicos y la clase política que, en un determinado momento, ostenta el poder y aspira a gobernar con la simpatía de los votantes.

Cuando inicia un sexenio, las expectativas de la sociedad crecen y el posicionamiento de los actores se vuelve indispensable para reafirmar su identidad ante el otro y mostrar, públicamente, los parámetros en que esperan relacionarse. En el sexenio que estamos iniciando, las expectativas y el posicionamiento han cobrado mayor relevancia porque el Presidente de la República asumió el poder trayendo a cuestas un proceso electoral controvertido y el apoyo de un partido seriamente cuestionado. Por si esto fuera poco, como candidato adquirió gran fama por una serie de desatinos difundidos ampliamente en las redes sociales.

A unas semanas de asumir el cargo, las primeras jugadas empiezan a mostrarse. Desde la sociedad, el EZLN aspira, nuevamente, a marcar la pauta con movilizaciones y comunicados que, desde su título (Ellos y Nosotros), manifiestan la diferencia entre Sociedad y Estado y el lenguaje fuerte que caracterizará su interacción –ilustrado con dibujos, por si quedaba alguna duda–.

Desde el Estado, empiezan a vislumbrarse dos estrategias. Por un lado, se quiere dar una respuesta pronta y expedita a los reclamos sociales, al poner en marcha Cruzadas Nacionales que serán el eje rector del sexenio, en esos espacios considerados focos rojos. Por otro lado, se busca un acercamiento informal hacia la sociedad –para intentar desdibujar esa imaginaria línea divisoria–, a través de una exposición cotidiana, aparentemente imprescindible, ante los medios de comunicación dedicados al entretenimiento, como se evidenció en la portada decembrina de una conocida revista que mostró al Presidente, muy sonriente, posando al lado de su polémica hija.

La sociedad somos todos, el Estado lo personifica una clase política que llegó al poder con nuestra venia, pero la historia se escribe día con día. El sexenio apenas inicia, así que vale la pena preguntarnos, ¿qué tipo de relación queremos construir en los tiempos de Peña Nieto?Sociedad y Estado son dos conceptos particularmente abstractos que, leídos en conjunto, ponen en el ojo del huracán el quehacer político y las expectativas de la sociedad; lo que se expresa en la continua evaluación a la relación establecida entre ambos. En términos llanos, y quizá caricaturescos, la sociedad somos todos: ricos, pobres, indígenas, mestizos, profesionistas, analfabetas, citadinos y campesinos; el Estado, en cambio, se personifica en los funcionarios públicos y la clase política que, en un determinado momento, ostenta el poder y aspira a gobernar con la simpatía de los votantes.

Cuando inicia un sexenio, las expectativas de la sociedad crecen y el posicionamiento de los actores se vuelve indispensable para reafirmar su identidad ante el otro y mostrar, públicamente, los parámetros en que esperan relacionarse. En el sexenio que estamos iniciando, las expectativas y el posicionamiento han cobrado mayor relevancia porque el Presidente de la República asumió el poder trayendo a cuestas un proceso electoral controvertido y el apoyo de un partido seriamente cuestionado. Por si esto fuera poco, como candidato adquirió gran fama por una serie de desatinos difundidos ampliamente en las redes sociales.

A unas semanas de asumir el cargo, las primeras jugadas empiezan a mostrarse. Desde la sociedad, el EZLN aspira, nuevamente, a marcar la pauta con movilizaciones y comunicados que, desde su título (Ellos y Nosotros), manifiestan la diferencia entre Sociedad y Estado y el lenguaje fuerte que caracterizará su interacción –ilustrado con dibujos, por si quedaba alguna duda–.

Desde el Estado, empiezan a vislumbrarse dos estrategias. Por un lado, se quiere dar una respuesta pronta y expedita a los reclamos sociales, al poner en marcha Cruzadas Nacionales que serán el eje rector del sexenio, en esos espacios considerados focos rojos. Por otro lado, se busca un acercamiento informal hacia la sociedad –para intentar desdibujar esa imaginaria línea divisoria–, a través de una exposición cotidiana, aparentemente imprescindible, ante los medios de comunicación dedicados al entretenimiento, como se evidenció en la portada decembrina de una conocida revista que mostró al Presidente, muy sonriente, posando al lado de su polémica hija.

La sociedad somos todos, el Estado lo personifica una clase política que llegó al poder con nuestra venia, pero la historia se escribe día con día. El sexenio apenas inicia, así que vale la pena preguntarnos, ¿qué tipo de relación queremos construir en los tiempos de Peña Nieto?

 

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