Singularidades fronterizas mexicanas (7): la avulsión de El Chamizal y el corte de Córdova

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Opinión de Xavier Oliveras González Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

miércoles 6 de abril de 2022

La última vez comenté que establecer un río como límite internacional es más fácil de decir que hacer, ya que acarrea dos problemas técnicos: primero, transformar un volumen (tres dimensiones) en una línea (una dimensión), y segundo, un cuerpo en movimiento y cambio constante a uno inmóvil y estable. Estos problemas suelen ser la causa de disputas territoriales, tal y como ha sucedido en México y Estados Unidos con relación al río Bravo. La vez pasada ya vimos cómo ambos países resolvieron el primer problema; ahora veremos qué ha ocurrido con el segundo, que anticipo es mucho más difícil.

El Bravo, como cualquier otro río, es dinámico, de forma que su curso se modifica debido a la cantidad de agua en movimiento, su velocidad, la topografía y la distinta resistencia a la erosión y al transporte de suelo y rocas. La combinación de estos factores hace que el cauce se ensanche, se profundice, se desplace lateralmente, crezca, se colmate y se abandone. Asimismo, esos cambios en ocasiones son lentos y graduales, y en otras es rápido y abrupto.

Así, hoy el cauce del río Bravo no está en el mismo lugar que cuando lo midieron en 1852 los miembros de la primera comisión delimitadora. Uno de los muchos puntos donde se ha movido es El Chamizal y la isla de Córdova, un área de unos 2 km2 en el límite entre Ciudad Juárez y El Paso, que originó una de las disputas más longevas entre ambos países.
Aguas abajo del núcleo original de El Paso del Norte el río formaba una curva (un meandro) que, cuando la comisión delimitadora lo cartografió, se localizaba más al norte que actualmente. Desde entonces se fue desplazando hacia el sur, a medida que el agua erosionaba su lado externo, que coincidía con el mexicano, y depositaba los sedimentos (los aluviones) en el interno, el estadounidense. Con este movimiento también se movió el límite fronterizo, ya que, de acuerdo con el derecho internacional, cuando el curso de un río cambia lenta y gradualmente por erosión y acreción de aluviones, la frontera cambia con él. Como consecuencia de ello, Estados Unidos fue ganando terreno en detrimento de México.

Ahora bien, y aquí yace la raíz de la disputa, en 1864 se produjo una inundación que provocó un cambio súbito de aquel meandro. Se produjo lo que se conoce como una avulsión: un abandono rápido del cauce y la formación de uno nuevo. El nuevo quedó aún más al sur y, con ello, El Chamizal, que antes de la inundación eran tierras de México, quedó de pronto en Estados Unidos. Sin embargo, de acuerdo con el derecho internacional, cuando los cambios son debidos a la avulsión la frontera no cambia, de forma que el antiguo cauce tenía que seguir marcando el límite.
En los días inmediatamente posteriores no hubo ninguna reacción política. No obstante, a los pocos años surgieron en México dudas sobre la localización del límite, lo que finalmente desembocó en una reclamación territorial. Entre tanto, poco a poco El Chamizal se urbanizó e integró en El Paso, a la par que el gobierno estadounidense lo consideró suyo a medida que desaparecía el rastro del antiguo cauce.

Para complicar aún más el panorama, en 1899 la Comisión de Límites de ambos países abrió un nuevo canal aguas abajo de El Chamizal con el fin de evitar más inundaciones. Ese corte dio origen a la llamada isla de Córdova -que no era una isla-, unas tierras que permanecieron bajo soberanía mexicana a pesar de quedar del lado estadounidense del río. En este caso, como el cauce no cambió por causas naturales, sino humanas, el tratado fronterizo entre ambos países establecía que el límite no se alteraba.
En definitiva, al iniciar el siglo XX el límite no coincidía con el río, lo que dejaba tierras mexicanas del lado estadounidense del río: El Chamizal, que Estados Unidos consideraba suyo, y la isla de Córdova, que reconocía que le pertenecía a México. En la siguiente columna veremos cómo se desarrolló la disputa por estas tierras aluviales y, sobre todo, cómo se evitaron nuevos cambios del cauce.

Dr. Xavier Oliveras González

El Colegio de la Frontera Norte