¿Se mantendrá la esperanza?

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Opinión de Ismael Aguilar Benítez investigador del Departamento de Estudios Urbanos y del Medio Ambiente de El Colegio de la Frontera Norte, sede Monterrey de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 12 de julio de 2012

Desafortunadamente para muchos con esperanza de cambio, no hubo sorpresa. Ganó quien los medios de comunicación y sus encuestas ubicaron como ganador antes de tiempo; a quien el Presidente actual y la candidata del partido en el Gobierno dieron el triunfo y, el primero, felicitó desde antes de conocer los resultados oficiales. Ganó el dinero, con mecanismos tan burdos como la entrega de tarjetas telefónicas y de autoservicio para comprar el voto.

La reacción también fue previsible: demandar el recuento voto por voto. Tampoco hubo sorpresa. Con más del 99% del recuento en la noche del 5 de julio, los resultados son prácticamente los mismos que los oficiales: Enrique Peña Nieto obtuvo el 38.22% y Andrés Manuel López Obrador 31.56 %, la diferencia entre el primero y segundo lugar fue del 6.66%, prácticamente la misma que arrojaron los resultados del PREP, 6.51%. Quizás porque el problema no es solamente el sistema electoral, sino las opciones de candidatos que tuvimos y la motivación del voto.

Por segunda vez consecutiva, bajo el método de votación de “mayoría simple”, en realidad es una minoría quien decide quién gobernará el país; 19 millones o sólo uno de cada cuatro de los potenciales votantes, sufragaron por el aparente ganador.

Es necesario un proceso electoral que incluya la segunda vuelta. En un proceso electoral con dos vueltas, el ganador siempre obtendría más del 50% de los votos válidos ejercidos. Esto haría mucho más claro que realmente hay un candidato que cuenta con un respaldo mayoritario, al menos de quienes tienen el derecho a votar y lo ejercen.

Por otra parte, es necesario preguntarse: ¿Por qué vota la gente? Uno de los supuestos principales de los procesos democráticos es que se cuenta con una ciudadanía que participa conscientemente en la elección de sus propios gobernantes.

Si la presunción de compra de voto es cierta eso nos indicaría que ese supuesto no es real, al menos para una parte de los votantes en México.

Una afirmación bastante desafortunada de López Obrador ha sido que quienes votaron por el PRI avalan la corrupción. En realidad para esos votantes señalados los otros candidatos no fueron convincentes o, en el caso de que su voto haya sido comprado, el beneficio que esperaban por votar por otro candidato era menor a los mil 500 pesos que supuestamente les prometieron.

Lo más importante de este proceso, sin embargo, no son los resultados, que en realidad reflejan muchos de los vicios y limitaciones de nuestro sistema y cultura política, sino el hecho inédito de la participación social, espontánea pero organizada de los jóvenes de #YoSoy132, de quienes vigilaron las casillas, de quienes se organizaron en las casillas especiales porque no pudieron votar.

Básicamente, si los ciudadanos mantienen una postura crítica y autónoma, demandando reformas en el sistema electoral como la segunda vuelta, equidad en las elecciones y regulación de los medios de comunicación, es como podremos mantener la esperanza de un cambio verdadero.

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