Se ha convertido en un lugar común decir que la resistencia de las bacterias a diferentes antimicrobianos representa en la actualidad un problema de salud pública debido al incremento de la mortalidad ligada a tal fenómeno. Diferentes prácticas médicas relacionadas con el uso excesivo de antimicrobianos así como una extendida costumbre de automedicación entre la población, han contribuido al desarrollo de este problema.
En el fondo da la impresión que nos encontramos ante un círculo vicioso pues el tratamiento de las infecciones requiere del uso de antimicrobiano y éstos al ser prescritos en exceso generan un proceso de selección de microorganismos a través del desarrollo de resistencia a fármacos. En otras palabras, la carrera entre la creación de nuevos antibióticos y el incremento de la resistencia parece no tener fin lo cual genera la pregunta de si no habría la manera de salirse de ese círculo, de cambiar de paradigma.
Recientemente se publicó un libro escrito por la doctora Stephanie Strathdee y colaboradores que se titula en su traducción al español como “El depredador perfecto: La carrera de una científica para salvar a su esposo de un super-microbio mortal: Una memoria” (Hachette Book, 2019). El contenido del libro interesa al tema de la resistencia bacteriana porque describe la experiencia de una persona que enfrenta un proceso infeccioso durante un viaje en el extranjero. Se trataba de una infección que, se esperaba, cedería en unos días bajo tratamiento antimicrobiano. No obstante, el cuadro se complicó al grado que hubo necesidad de regresar a su país en condiciones críticas. Después de varios estudios se encontró que el agente causante de la infección era Acinetobacterbaumannii, una de las bacterias reportadas como altamente resistente a antimicrobianos.
Ante un cuadro complicado y en inminente riesgo de morir de la persona afectada, la doctora Strathdee buscó diferentes alternativas de tratamiento que trascendieran el convencional. Mediante un proceso de serendipia se intentó, como último recurso, la fagoterapia.
El descubrimiento de los fagos en su acción antimicrobiana precede por lo menos en diez años al descubrimiento de la penicilina. Los fagos son pequeños virus que despliegan la habilidad de infectar y lisar a las bacterias sin afectar las células de otros organismos o de la persona que recibe el tratamiento. Sin embargo, su alta especificidad hace que los fagos actúen sólo sobre cierto tipo de bacteria lo cual representó un problema a resolver entre los primeros estudiosos de los fagos como agentes antimicrobianos.
Desde el inicio del estudio de la fago-terapia hubo controversias entre los investigadores dedicados a ese tema, particularmente a una falta de comprensión de su biología y por una inherente dificultad para evaluar las terapias mediante ensayos clínicos aleatorizados. En su artículo titulado “La extraña historia de la fago-terapia” (Bacteriophage 2012; 2 (2): 130-133), Summers considera que desde el inicio del descubrimiento de los fagos se han visto en ese campo múltiples disputas personales entre los primeros investigadores (Félix d’Herelle versus Frederick Twort), enfoques ideológicos y políticos (el hecho de que la investigación sobre fagos continuó en el bloque socialista sólo añadió su marginalización del campo al ser asociado con la Unión de las Repúblicas Soviéticas Socialistas) y disputas de prioridades (el gran éxito de la quimioterapia con sulfonamidas en los años 30s del siglo pasado así como el de la penicilina en los 40s limitaron y marginaron la investigación en fagos).
El declive actual de la efectividad de los antibióticos ha generado en occidente un interés renovado en la investigación y en el uso de fagos como antimicrobianos pero aún no ha alcanzado el desarrollo suficiente como alternativa a la quimioterapia. Por ello, el camino que recorrió la Doctora Strathdee para establecer un tratamiento anti-microbiano no convencional estuvo plagado de obstáculos que fueron superados según consta en la presentación de su memoria e indica que la terapia con fagos puede ser factible en la medida que se profundice en el conocimiento de ese método.
Dr. Felipe Javier Uribe Salas
El Colegio de la Frontera Norte