A unos días de arrancar las campañas electorales formales las dos alianzas registradas en Baja California trabajan afanosamente en preparar la estrategia que anunciarán el primer minuto del jueves 25 de abril. Además, entre hoy y el día 21 todavía pudiéramos conocer a un tercer candidato a la gubernatura, pues el partido Movimiento Ciudadano puede anunciarlo y de ser el caso, presentaría candidatos a alcaldes y diputados.
Lo que estamos presenciando son los primeros escarceos de lo que serán sin duda campañas muy intensas y disputadas por parte de las dos coaliciones: Unidos por Baja California y Compromiso por Baja California. De lo que hemos sido testigos en las dos últimas semanas será nada comparado con la intensidad de los casi 70 días de campaña que inician el día 25. Veremos de qué están hechos los partidos y si logran superar la estrategia del simple “descontón”, para descalificar al adversario y tratar de ganar unos votos. Es decir, veremos si de las casas de campaña salen ideas y no simples frases para el consumo efímero.
Los bajacalifornianos perciben que los tres principales problemas que padecen son: inseguridad, desempleo y falta de oportunidades en el acceso a la educación pública, sobre todo en los niveles medio superior y superior. Los candidatos no pueden salir a plantear más de lo mismo: los discursos triunfalistas o complacientes serán mal recibidos. No se trata de justificar lo que se tiene, sino de proponer cómo resolver la creciente demanda social en todos y cada uno de los ámbitos implicados en los problemas referidos. Ese será un reto enorme para los dos principales contendientes Francisco Kiko Vega, de la coalición Unidos por Baja California (PAN/PRD/NA/PEBC) y Fernando Castro Trenti de Compromiso por Baja California (PRI/PVEM/PT/PES).
Creo que si al interior de los equipos de campaña se impone la visión de que la única posibilidad de triunfo es a través de las “campañas negras”, todos perderemos. A diferencia de lo que sucedió en la elección de 2007, cuando la “guerra sucia” fue la constante para desacreditar al adversario, hoy y producto de la reforma constitucional de octubre de 2011, ha quedado formalmente prohibida. El artículo 5 de la Constitución Política de la entidad, establece: “En la propaganda política o electoral que difundan los partidos políticos deberán abstenerse de expresiones que denigren a las instituciones y a los propios partidos, o que calumnien a las personas”. Pero también sabemos que los partidos políticos se mueven siempre en el filo de la navaja. Habrá quien siempre esté dispuesto a quedar bien con el candidato haciendo el trabajo sucio. El problema es que basta con que alguien inicie para que haya una respuesta: es como una bola de nieve.
Otra prohibición importante plasmada en la Constitución se refiere a la propaganda gubernamental. Todo tipo de difusión oficial deberá suspenderse entre el 25 de abril y hasta el 7 de julio. “Las únicas excepciones serán las campañas de información de las autoridades electorales, las relativas a servicios educativos y de salud, o las necesarias para la protección civil en casos de emergencia”. Esto significa que la controvertida campaña que durante las últimas semanas ha mantenido el gobierno del estado y que termina en un llamado a que el ciudadano “abra sus ojos”, deberá cesar. El PRI ha interpuesto una queja ante la Procuraduría General de Justicia del Estado por el presunto desvío de 600 millones del supuesto costo de la campaña referida. Ya veremos lo que decide el Poder Judicial; pero será fundamental para conocer la reacción de quien no debería ser protagonista en la contienda electoral: el gobernador. Por lo pronto éste ha manifestado que no comparte las críticas hacia su intensa campaña encaminada a “concientizar” a los ciudadanos contra los malos gobiernos. El problema es que durante 24 años en la entidad ha gobernado Acción Nacional. ¿A quién se estará refiriendo el Ejecutivo estatal?
Ya veremos si tenemos campañas de altura o sólo nos contentamos con ser testigos de la falta de ideas de candidatos que le apuestan sólo a la buena imagen. En ese caso los ciudadanos debemos “abrir los ojos”.