Por una estrategia nacional de cuidados

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Opinión de Jesús Rubio Campos Investigador de El Colegio de la Frontera Norte

martes 19 de noviembre de 2019

Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al segundo trimestre del 2019 existían en el país 2 millones 457 mil 051 mujeres con interés para trabajar, pero bajo un contexto que les impide hacerlo debido a “que nadie más en el hogar se hace cargo de los niños pequeños, enfermos o ancianos, o porque algún familiar les prohíbe trabajar o también por algún impedimento físico de carácter temporal, como embarazo difícil o avanzado, convalecencia de una enfermedad o accidente”. Los hombres bajo esa misma condición en dicho período del 2019 eran 398 mil 522 personas, es decir, por cada 100 mujeres que no trabajaron por estos motivos, solo lo hicieron 16 hombres.

La proporción de mujeres en esta condición respecto de la población económicamente inactiva de mujeres era del 14.2% en el 2005 y se redujo a 7.8% a finales del 2018, debido en gran parte al crecimiento en las estancias infantiles durante sexenios anteriores, lo que permitió a las mujeres integrarse mejor al mercado laboral.

No obstante, influido en parte por el cambio de directrices en las estancias infantiles a cargo de la ahora Secretaría de Bienestar, este porcentaje se ha elevado de nuevo en el 2019, ubicándose al segundo trimestre en un 9%, lo que significa un incremento de 228 mil 697 mujeres respecto al mismo trimestre del año pasado, es decir casi un cuarto de millón de mujeres dejaron el mercado de trabajo y además, pasaron de ser parte de la población económicamente activa (PEA) a ser parte de la población económicamente inactiva (PEI).

El cambio de entrega de los recursos económicos en las estancias infantiles por medio de la Secretaría de Bienestar, que ahora se dan a las madres, en lugar de a las guarderías, pone a las madres frente a un dilema financiero, pues dados los bajos ingresos del país, tienen incentivos para gastar el dinero en otras necesidades familiares, dejando a sus hijos bajo cuidados informales, con los riesgos que esto representa para el sano desarrollo del infante. Esto ha ocasionado el cierre de estancias infantiles a lo largo del país, lo que dificulta obtener servicios de cuidado formales a las madres que sí desean hacerlo.

Las cifras anteriores dejan claro que hay que crear un sistema nacional de cuidados, para que ninguna persona, sea mujer u hombre, tenga que dejar de trabajar por estar al cuidado de otra persona, sea un infante, un anciano o un enfermo. Esto plantea grandes retos, como unificar el sistema de estancias infantiles que actualmente se encuentra dividido entre los que tienen derecho al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por trabajar en el sector formal y quienes no, que utilizan primordialmente las estancias que antes estaban a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social.

Es necesario un cambio de visión como sociedad, de tal forma que los cuidados no recaigan solo en las mujeres, sino que sea una responsabilidad también de los hombres. Pero más allá, hace falta elevar los cuidados como un derecho humano, ya que todos requerimos en alguna parte de nuestra vida ser cuidados, siendo el Estado el que debe garantizar este derecho, lo que implica mayores inversiones de su parte en espacios de cuidados, tanto para infantes como adultos mayores y enfermos.

La falta de inversión en estancias infantiles es una medida regresiva que afecta principalmente a las mujeres de menores ingresos, pues las de más altos ingresos pueden pagar por servicios de cuidado privados. Por lo tanto, incrementa la desigualdad en los ingresos entre las mujeres y afecta la desigualdad de género, al hacerlas más vulnerables.

El tema de las cuidados es esencial para el diseño del próximo Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (PROIGUALDAD 2019-2024), a cargo del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES). En sus consultas sobre este programa, el INMUJERES menciona como uno de los temas principales “compartir las labores de cuidados”. Sin embargo, hasta ahora su titular ha sido omisa en la discusión pública alrededor del tema y sobre todo, no ha elevado su voz respecto del cambio en el programa de estancias infantiles.

Hace falta que junto al PROIGUALDAD, el actual gobierno presente a la brevedad un plan de inversiones en espacios formales de cuidados, sobre todo infantiles, pues entre el nacimiento de los niños y su entrada a preescolar, son las mujeres las que mayormente se encargan de su cuidado, lo que les complica su participación en el mercado laboral. En este plan tienen que participar también los trabajadores, por medio de los sindicatos y las empresas, tomando en cuenta tanto las guarderías del IMSS como las estancias de la Secretaría de Bienestar y fijando metas de crecimiento en la capacidad instalada durante este sexenio.

Dr. Jesús Rubio Campos

El Colegio de la Frontera Norte