Opinión de Jorge A. Bustamante Fundador e investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte y Miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 7 de junio de 2012

Cuando estoy en Estados Unidos, en domingo, trato de ver 60 minutos, que es un programa de televisión de la cadena CBS. Eso mismo hice este último, y sobre uno de los temas ahí tratados es que comentaré en esta ocasión. Se trata del segmento a cargo de la periodista Lesley Stahl, quien se refirió a la muerte de Jeff Hall, líder del grupo de neonazis más grande (500 miembros, aproximadamente) de Estados Unidos, ocurrida en mayo de 2011 en Riverside, California. Lo noticioso no fue esa muerte, sino quién la causó. El homicida fue un niño de 10 años, de nombre Joseph, hijo del líder nazi, quien sacó la pistola del papá y, mientras este dormía, le disparó después de colocar el cañón de la pistola cerca de su oreja.

Si bien este parricidio no es algo muy reciente, el contexto ideológico en que resultó socializado el menor que lo perpetró, en el que hubo expresiones de odio y acciones concretas contra los migrantes indocumentados, le da relevancia y justificación para referirlo en este espacio. Por otra parte, el prestigio periodístico y la responsabilidad con las que se hacen estos programas televisivos, muchas veces premiados, los convierten en «fuente» digna de ser reproducida.

Desde que se supo de ese homicidio, las autoridades trataron de dilucidar si había alguna relación entre las ideas del padre y la conducta homicida de su hijo de apenas 10 años. La investigación de los antecedentes de la relación entre padre e hijo reveló que, desde más pequeño, Joseph siempre asistió a las reuniones del grupo neonazi en casa de su padre. En esas reuniones Joseph escuchó sin restricciones la propaganda nazi que propugnaba una América solo para los de raza blanca, de la que había que expulsar, si fuera necesario, por la fuerza, a los judíos, a los negros y a los de piel morena. Estos objetivos fueron corroborados en una entrevista (parte del programa) con uno de los miembros del grupo liderado por Jeff Hall, quien narró sin tapujos que Joseph acompañó a su padre en varias ocasiones en que éste organizó «redadas» en la frontera con México con miembros del grupo de su padre, todos ellos armados con rifles de asalto, para «cazar» «illegal aliens». Es muy probable que Joseph haya escuchado las justificaciones ideológicas llenas de xenofobia de tales «redadas». De ahí la relevancia de este caso para la temática que abordo regularmente en este espacio.

La investigación de antecedentes también reveló que Jeff Hall hablaba con amargura de la crisis económica, después de haber sido despedido de su trabajo en la construcción y de estar buscando trabajo sin éxito, durante los últimos tres años, mismos que tenía como miembro del neonazi National Socialist Movement, en cuyo grupo había ya alcanzado prominencia nacional. La policía de Riverside, California, en entrevista con Lesley Stahl, determinó que no había dudas de que Joseph había premeditado la manera en que mató a su padre. También determinó que Joseph había escuchado las arengas de su padre en las que se refería con odio a los grupos no blancos de Estados Unidos. También entrevistadas la madre y la hermana de Jeff Hall, apareció esta última diciendo que su hermano golpeaba con frecuencia a su esposa y a su hijo, y que llegó a pensar que, más grande, Joseph mataría a su propio padre, de quien había oído referirse al uso de las armas de fuego y la violencia como la solución de problemas contra otros.

Obviamente que este crimen es un caso aislado. Sin embargo, permite reflexionar en varios hechos. El primero es que el grupo neonazi al que pertenecía Jeff Hall aún persiste en Estados Unidos, como también persiste la ideología en que se sustenta. Según los datos sobre el incremento de los llamados «crímenes de odio» en Estados Unidos, particularmente en contra de «latinos», la xenofobia y el racismo que revelan son una realidad, independientemente del número pequeño de quienes participan. Otro dato más ominoso es que, de acuerdo con las leyes de California, en razón de la edad de Joseph, este permanecerá privado de su libertad hasta que cumpla 25 anos, según lo comentó en ese programa Lesley Stahl. Dentro de 15 años Joseph será un hombre libre con todo y las ideas y las memorias que entonces tenga.