Outsourcing: solo la punta del iceberg de un mundo laboral precarizado

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Opinión de Cirila Quintero Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 26 de noviembre de 2020

En el año de 2005, como parte de una investigación que realizaba sobre organizaciones no gubernamentales que apoyaban en la lucha laboral de las mujeres de la maquila, entreviste a una activista laboral en Ciudad Juárez, a la cuál le pregunté que le preocupaba más de los problemas laborales que enfrentaban los trabajadores y me dijo: “las agencias de contratación”, es decir empresas que se dedicaban a la subcontratación de personal. De acuerdo a la activista, desde los noventa, pero sobre todo después de la crisis del 2000 en las maquiladoras habían surgido “muchísimas (agencias) antes eran nada más la grandes, que se dedicaban a buscar gente más especializados como gerentes, pero funcionaban como intermediarios…como agencias de empleo…  (decían) la maquiladora te contrata, pero yo le doy las referencias y …me das un porcentaje de tu primer sueldo, antes así funcionaban, pero ahora funciona como si ellas (las agencias) fueran los patrones y la maquila no tiene ninguna injerencia (laboral).”  La activista particularmente denunciaba tres cosas: la infinidad de “agencias de contratación que habían surgido”, algunas sin razón social y que le bastaba instalar una mesa en la plaza principal de Ciudad Juárez, o cerca de algún parque industrial, para “contratar a cientos de personas”; la ausencia de todo derecho laboral de los “contratados”, y sobre todo el uso que de estas forma de contratación realizaban grandes e importantes maquiladoras, sin ninguna responsabilidad laboral  de su parte con estos trabajadores. Parafraseando a la activista “antes las empresas colocaban letreros afuera de sus plantas para requerir personal, ahora, lo piden a estas agencias, con un salario bajísimo (457 pesos por semana en 2005), sin bono, ni nada”.  Quince años después el modelo de subcontratación se ha generalizado y convertido en la principal fuente de contratación para las plantas, como lo mostró la instalación de módulos en una céntrica avenida en el reinicio de actividades de la maquila, a principios de agosto. A pesar de todas las precariedades, cientos de trabajadores de la maquila en Juárez se siguen contratando por este medio, “porque necesitan el empleo”. 

La historia aquí presentada muestra la conformación y consolidación de una práctica laboral que permitieron las autoridades gubernamentales y laborales, y que incluso favorecieron en la denominada flexibilidad laboral. Esta modalidad laboral pensada, en un principio, para apoyar trabajos temporales de una empresa o bien para sacar pedidos de producción urgentes, se normalizó. La subcontratación, tercerización u outsourcing no tiene una esencia laboral espuria, miles de trabajadores en el mundo se emplean de manera; aunque sí hay que reconocer que tiene características que pueden conducir a precarización laboral sí no se regula debidamente. Su regulación más que su extinción resulta necesaria. Esto no es tarea imposible, países como Inglaterra, otorga a los trabajadores subcontratados los mismos derechos que a los trabajadores contratados mientras laboran en un espacio laboral. La misma Ley Federal del Trabajo mexicana, permitiría su regulación si se aplicase. Por otra parte, la solución y regulación del outsourcing va más allá de aprobar leyes, reglamentos, se necesita toda una maquinaría de supervisión y de autoridades que sancionen su no apego a la ley. Cómo he argumentado en otras colaboraciones, la solución de las problemáticas laborales en México no se realizará de manera rápida y expedita, como se ha visto en la implementación de la nueva ley federal del trabajo, promulgada en mayo de 2019, y recién implementada en este mes; depende ante todo de la instalación y sobre todo del funcionamiento de la maquinaria logística para llevarla a cabo, la cual tiene fuertes carencias, en este momento, sirva un ejemplo, la ausencia de suficientes inspectores laborales para supervisión de las reglamentaciones básicas en cuanto a contratación, salarios, condiciones laborales, etc.  Eso sin contar, el rezago que existen en miles de expedientes laborales que no se han resuelto por la epidemia, como el caso de las demandas por titularidad de contrato. En síntesis, existen tantas problemáticas laborales no atendidas o resueltas, que la referente a la subcontratación, a pesar de ser dictaminada, tendrá que tomar su turno para ser atendida y sancionada ante las autoridades correspondientes. 

Dos comentarios más: la subcontratación no solo floreció en la industria privada, sino también en la pública, ayer el líder del sindicato de trabajadores de la Federación, mencionó que desde hace tres décadas el gobierno federal recurre a esta práctica que existen medio millón de trabajadores en el área de limpieza, seguridad, comedores y tecnología que realizan actividades por la vía de la subcontratación. Los que trabajamos en instituciones federales, hemos percibido las condiciones de verdadera precariedad en que laboran estos trabajadores, en donde el salario mínimo que reciben, no se relaciona para nada con la cantidad que recibe la empresa subcontratadora. A pesar de que el ejecutivo, ha expresado que esto se solucionará, la situación no es tan fácil, en un tiempo de austeridad, de recorte presupuestal, sería imposible dar la permanencia laboral a esos trabajadores, por otro lado, si se cancelan los contratos de subcontratación ¿dónde se emplearán esos trabajadores? Es casi seguro, que las empresas subcontratadoras los despedirían sin la indemnización y los pagos de ley. 

Segundo, la subcontratación, también se extendió a sectores estratégicos y nodales, como la minería, en donde las empresas comenzaron a subcontratar a personal para desarrollar actividades, que en esencia necesitan una calificación y preparación, como sería la excavación y exploración de minas, así lo mostró el accidente en la mina de Pasta de Conchos, en donde un número importante de los fallecidos eran trabajadores subcontratados. La misma subcontratación fue encontrada por quien escribe en algunos trabajadores de ramas tan sensible como la exploración en PEMEX. Así pues, la subcontratación está por todas partes, es como una hiedra que se ha extendido por todo el mundo laboral, extirparla no es fácil porque puede lesionar aún más a un mundo laboral ya muy lastimado. 

Para finalizar, sin negar la importancia del outsourcing, me parece que hay otras problemáticas que exigen una solución o regulación inmediata, una de ellas es el trabajo informal. Se ha argumentado que 8 millones de trabajadores, están subcontratados, en tanto que hay poco más de 51% de mexicanos laborando en la informalidad, que representan alrededor de 28 millones, de mexicanos laborando en la informalidad.El trabajo informal, su regulación y buscar estrategias para la cobertura de derechos básicos de estos trabajadores, particularmente en el comercio, resulta un problema fundamental por resolver. Países como India que ya ha comenzado a regularizar este tipo de actividades pueden ser una inspiración de qué hacer en México. Tanto en la regulación de outsourcing como en el empleo informal, las propuestas deben balancear cargas impositivas con derechos laborales. 

El otro problema central es la cuestión salarial, de acuerdo, a INEGI, poco más del 60 % de la población trabajadora gana entre uno y dos salarios, https://www.animalpolitico.com/2020/08/inegi-etoe-poblacion-ocupada-salario-minimo/,  es decir gana menos de ocho mil pesos al mes, a eso habría que agregar la población que trabaja sin ganar el salario mínimo, o a la que no se la paga. Estaríamos hablando de casi el 70% de personas trabajando con un salario no suficiente para vivir. El salario sigue siendo el principal rezago que arrastramos en México. Un mejoramiento substancial para llegar a un salario digno y suficiente para vivir, no se visualiza ni en el corto, ni el mediano plazo, aún con los aumentos que se han otorgado en la presente administración, y la continuidad de una política salarial de contención por parte del sector empresarial que anunciado que los nuevos salarios mínimos fluctuarán entre los 128 y 135 pesos. Las reflexiones anteriores muestran que la subcontratación es solo la punta del iceberg de un mundo laboral precarizado, en donde las problemáticas estructurales siguen esperando a ser atendidas. 

Cirila Quintero

El Colegio de la Frontera Norte