Otra vez, la carabina de Ambrosio

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Opinión de Jorge A. Bustamante Fernández Fundador e investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte y Miembro del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de El Colegio de la Frontera Norte

jueves 12 de diciembre de 2013

Mientras nuestra Cancillería sigue inhibida por la directiva presidencial de no tocar la cuestión migratoria en Estados Unidos porque esa materia debe ser considerada por nuestro gobierno como una «cuestión interna» del gobierno estadounidense, la semana pasada se supo de una decisión de la Oficina de Servicios de Inmigración y Ciudadanía (USCIS, en inglés) que favorece a los nacionales de 37 países que viven en Estados Unidos. Por supuesto, en esa lista de países no está México. Cómo iba a estar el nuestro entre esos países, si nuestros diplomáticos no han sabido de una retractación de aquella directiva presidencial emitida por el jefe de la política exterior mexicana como lo es constitucionalmente el presidente de la República, en ocasión de la visita presidencial de su homólogo estadounidense, Barack Obama.

 

Informalmente, altos funcionarios de la Cancillería responden que, «en la práctica», no ha habido ningún cambio en la política hacia Estados Unidos. Lo malo es que, en los hechos, el presidente de la República, durante la visita del presidente Obama, confirmó lo dicho antes por el embajador de México en Washington, Excmo. Eduardo Medina-Mora, en el sentido arriba anotado, que los buenos entendedores deberían de entender como «no menearle» a la cuestión migratoria.

 

En este espacio quedó afirmado que el sentido de esa directiva presidencial fue considerado como un triunfo de la diplomacia estadounidense, de acuerdo con lo expresado por un alto funcionario del Departamento de Estado, según una nota sobre el tema publicada por el diario New York Times el 1o. de mayo. Nada de esto fue desmentido por la Cancillería a pesar de que esa nota del diario neoyorkino daba lugar a una interpretación de tal directiva presidencial como un gesto de servilismo de parte de la Presidencia de la República. Con el tiempo que ha pasado uno esperaría que se entendiera que entre más serviles nos vean desde allá, más desaires y abusos de poder veremos acá. Como un clarísimo desaire, yo calificaría la ausencia de México de la lista de 37 países cuyos nacionales en Estados Unidos se verán beneficiados por el llamado Programa de Exención de Visas (Visa Waiver Program) que a partir del anuncio de esta decisión, podrán recibir lo equivalente a una green card. El anuncio de este programa la semana pasada le da la razón a los paisanos que abiertamente le reclamaron al presidente Obama su incongruencia de seguir prometiendo una «Reforma Migratoria» a los latinos que lo llevaron a la Presidencia, muchos de ellos representados por Eliseo Medina, quien sigue en huelga de hambre en protesta por la continuación de las deportaciones y la ausencia de la prometida legislación y que fuera visitado por el presidente Obama y por su esposa en el sitio donde Eliseo Medina se encuentra en huelga, exigiendo que el Presidente haga uso de sus poderes ejecutivos para responder a los latinos. Pues bien, es casi una burla que Obama no haya hecho uso de esos poderes para agregar a México a la lista de los 37 países que acaba de beneficiar incluyéndolos en el Programa de Exención de Visas. Eso fue una decisión de política exterior.

 

La respuesta a quienes lo increparon la semana pasada, reclamándole de viva voz que no haya usado sus poderes ejecutivos para detener las deportaciones fue una equivocación de su papel en la política exterior de su país. Así se vio su respuesta a quienes lo criticaron abiertamente en una reunión en San Francisco el lunes de la semana pasada. Uno le gritó: «Usted tiene el poder para detener las deportaciones de los indocumentados». A lo que el Presidente contestó: «En realidad no tengo esos poderes».

 

Aquí el presidente Obama mintió o está pésimamente informado pues, como jefe de la política exterior de su país, sí tuvo poder legalmente para haber incluido a México en la lista de los 37 países, cuyos nacionales podrán recibir la residencia permanente que les evitará ser deportados. Eso fue lo que le pidió quien lo increpó en San Francisco y lo que le pidió Eliseo Medina desde su huelga de hambre. Parece mentira que quienes son los principalmente afectados por los errores de Política Interna y Exterior antes aludidos, sean principalmente defendidos por los mexicanos de allá pues los de acá y la carabina de ambrosio…