México y Cumbre Climática: Luz de la calle y obscuridad ambiental de su casa

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Opinión de María Eugenia González Ávila Investigadora de El Colegio de la Frontera Norte

lunes 7 de octubre de 2019

El 23 de septiembre de este año se celebró la Cumbre Climática de las Naciones Unidas en Nueva York. ¿Qué temas se tratan en esta cumbre? Se trataron temas como los desafíos del cambio climático con metas y plazos claros, y donde el representante Antonio Guterres indicó: “Los objetivos son difíciles, pero aún posibles, lo único que se necesita es la voluntad política”, por cierto esto nunca es sabido ¿La voluntad política se compra, viene en cápsulas o la traen los políticos en su ADN?

En fin, la Cumbre Climática tuvo como objetivos presentar casos inspiradores sobre la lucha contra la delincuencia ambiental y la implementación de programas reales de preservación y sostenibilidad. Las acciones abarcan 6 sectores: finanzas, transición energética, transición industrial, medidas basadas en la naturaleza, acciones locales y de la ciudad, y adaptación.

Todos los sectores referidos, tendrán que luchar para reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 45% para el año 2030 sin que estas emisiones excedan la capacidad de carga del planeta para el año 2050. Sin embargo el reto más difícil es: “Hacer que la gente entienda que hay una emergencia climática, que es una amenaza de salud, que el nivel del mar va subiendo al igual que las temperaturas, causando daños sin precedente”. Sin embargo, esto no lo pensamos cuando en reuniones o restaurantes nos ofrecen platitos, vasos, popotes, cucharas, etc., de unicel o plástico, o cuando aceptamos una bolsa de plástico para las compras.

En el caso de nuestro país, un representante asistió a la referida Cumbre Climática, y como es costumbre firmamos todo lo que se nos pone enfrente, entre ello ser parte del “Panel de alto nivel para la construcción de una economía oceánica sostenible” y presentamos una iniciativa del grupo de trabajo, que apuesta a estrategias locales para solucione eficientes. Además, ratificamos el “Acuerdo de París sobre Cambio Climático”, que implica reducir 25% de nuestras emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI), gases de vida corta como el carbono en 51%, reducir las emisiones del sector industrial generando el 35% de energía limpia para el año 2014 y el 43% en el 2030. Además de garantizar la seguridad alimentaria y acceso al agua, reducir en un 50% el número de municipios vulnerables, lograr participación de la sociedad en la preparación de políticas. Así como alcanzar una taza de deforestación 0%, reforestar cuencas altas, medias y bajas, además de conservar ecosistemas y garantizar el tratamiento de aguas residuales urbanas e industriales en asentamientos humanos mayores a 500,000 habitantes y desarrollar las capacidades necesarias, la transferencia de tecnológica y otorgar financiamiento para la adaptación al Cambio Climático.

A todo lo anterior nos comprometimos internacionalmente y ahora al regresar a la realidad casera, resulta que por un lado se está apostando por una empresa petrolera como Pemex, como el bastión económico que impulse nuestro desarrollo a corto plazo, mientras que a la inversión en energía renovable e investigación al respecto poco se sabe o se reporta. Por otro lado, hemos recortado el presupuesto al sector de medio ambiente y recursos naturales en un 20.6% a precios constantes en 2019 (CEIBA, 2019) y con ello se han limitado las capacidades de operación tanto humanas como materiales de instituciones como Conafort, Semarnat, Conagua, Conabio, etc. Al respecto el Dr. José Sarukhán, director de la Conabio, hizo referencia que hay una discriminación al sector ambiental que se denota en la falta de apoyo. En tanto la Dra. Julia Carabias, aseguró que tanto el actual gobierno como los gobiernos federales anteriores no tienen como objetivo prioritario atender ni apoyar al sector ambiental. Mientras la OCDE indica que México es uno de los países en América Latina que menos recursos económicos asigna a la protección de la biodiversidad. Así, tenemos al menos dos alternativas: dejamos de firmar compromisos que no vamos a cumplir al menos ambientalmente o reformulamos nuestra “voluntad política” en pro de un fortalecimiento del sector ambiental, para dar la luz que guíe a las generaciones futuras.

Querido lector qué opina: ¿Qué debemos hacer en pro de cumplir con los compromisos que adquirimos en la Cumbre Climática?

Dra. María Eugenia González Ávila

El Colegio de la Frontera Norte